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Barrios gays: la conquista del espacio urbano

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    Aquí os dejo un artículo cuyo título habla por sí mismo rainbow.gif

    Desde la configuración, a finales del siglo XIX, de las grandes ciudades tal como las conocemos hoy, los núcleos urbanos se han convertido en el centro de operaciones de la mayoría de los movimientos sociales. La homosexualidad ha sido uno de ellos. Pero la reivindicación, a menudo, ha perdido fuelle en favor del anonimato y las posibilidades de ocio que los homosexuales hallan en las capitales.

    Las multitudes potencian el desarrollo de una sexualidad que antes debía ocultarse y, a la vez, aumentan las posibilidades de establecer contacto con otras personas. La tendencia es clara y nos pone ante los ojos una realidad: la configuración de unas zonas, incluso barrios enteros, que se convierten en "territorio gay"

    La conquista del espacio urbano

    Hay un debate candente alrededor de este fenómeno que se cuestiona sobre la conveniencia o no de delimitar territorios. ¿Se están construyendo nuevos guetos? ¿No es mejor que una pareja de gays o lesbianas pueda ir de la mano en todas partes y no sólo en zonas concretas? Lo cierto es que el fenómeno existe. Las banderas del arco iris y los símbolos proliferan en Chueca (Madrid), el Eixample barcelonés, el Marais de Paris o en el Soho de Londres, Chapinero (Gay Hills en Bogotá, Coloombia), entre otras ciudades. Hay dos maneras de ver estas señales: como signos de identidad y militancia o como una simple mercantilización y trivialización de algo muy serio. Otra idea que apuntan desde los colectivos es que todos los barrios son gays y lesbianos, al margen de donde se sitúe el ambiente, porque en todos los barrios hay gays y lesbianas.

    Chueca

    Dicen los defensores de Chueca como "territorio gay" que esta parte de Madrid era una de las más degradadas de la ciudad y que fueron los homosexuales los salvadores del barrio. En apenas una década, Chueca ha pasado de ser uno de los centros de venta de droga de la capital a convertirse en una de las zonas con los alquileres más altos. La cosa empezó espontáneamente, con el establecimiento de algunos locales especializados, según las versiones más románticas, o por la existencia de unos urinarios donde muchos gays tenían encuentros furtivos, según las crónicas más prosaicas. Sea como fuere, la cuestión es que se ha convertido en un fenómeno de grandes proporciones y que el barrio ya no es lo que era. Uno de los hitos que marcan la historia de Chueca como barrio gay es la celebración del Carnaval a principios de los ochenta.Como otras tantas cosas en este mundo, algo casual reveló una realidad hasta entonces oculta.

    Los bares oscuros y poco evidentes, los travestís, las parejas... todo se iluminó de golpe para no volverse a ensombrecer nunca más. A aquellos tímidos pioneros que se instalaron en el degradado barrio les siguieron muchos más, con lo que Chueca se ha convertido en una espectacular muestra de movimiento homosexual sin muchos equivalentes en Europa.

    Hoy no me bajo en la parada de Chueca, hoy me bajo en Gran Vía. Me apetece entrar en el barrio paseando por la calle Hortaleza. No me gusta el ambiente, pero esta zona me da buen rollo. Nunca he sido partidario de ese ambiente exclusivista de los locales "sólo para" porque me gusta mezclarme con la gente. Con toda la gente. Sin embargo, hay algo en Chueca que me gusta.

    Un poco más allá, en la calle Gravina, está Berkana, donde puedes ojear las últimas novedades sobre "el tema" mientras hablas con Mili, una de las pioneras. Dicen que en Chueca se respira libertad. Puede que eso sea cierto, pero creo que esa libertad debería respirarse en Vallecas o en Sarrià, en el pueblo de mi madre y en todas partes.

    Aquí, a la que te despistas, te tropiezas con una bandera del arco iris. No vaya a ser que alguien se distraiga y olvide que en tal o cual negocio los gays (con el bolsillo lleno, a poder ser) son bien recibidos. La verdad es que el barrio está mejor que hace unos años.

    Según me han contado, esto antes daba un poco de miedo. Ahora las casas están remodeladas y cada dos pasos hay un comercio. Esto no ha dejado de tener su aire tradicional, pero con algunos toques estridentes que en otro barrio estarían fuera de lugar.

    Las calles son estrechas en algún punto y eso hace que los roces sean inevitables. "No, no quiero rollo", le digo con la mirada.

    A Germán no le entusiasmaba esto. "Esto en Buenos Aires sería impensable, pero no mola". Él dice que no le gustan los sitios donde "se puede ser gay" o donde hay que serlo y demostrarlo "por decreto". Supongo que tiene razón, hay aquí algo de exhibicionista, pero lo cierto es que aquí se respira un poco de libertad.


    El "Gayxample"

    El "Gayxample" no existe. Ésta es una de las primeras respuestas que dan muchas personas cuando se les pregunta sobre la existencia de un equivalente catalán al barrio de Chueca. Lo cierto es que el "fenómeno Chueca" no se ha dado en Barcelona porque el Eixample es todo lo contrario a un barrio degradado y porque la Ciudad Condal es más abierta que Madrid. Aunque Barcelona no es el paraíso de lo "gay-friendly", desde hace años es habitual ver a parejas homosexuales de la mano en plenas Ramblas.

    No deja de ser significativo que una de las saunas gay más populares de la capital catalana esté situada al principio del popular paseo barcelonés, lejos de lo que podríamos considerar el ambiente de Barcelona. Aunque si hay que delimitar una zona concreta, ésta se puede situar a lo largo de la calle Muntaner y sus alrededores. En el Eixample abundan los bares y las discotecas, pero también hay pequeñas tiendas de ropa, gimnasios, saunas, floristerías, peluquerías y hasta una agencia de viajes que tiene Mikonos como destino estrella. El fenómeno es más sutil que en Chueca y la tendencia no parece indicar que el Eixample acabe siendo una "colonia gay" por varios motivos: el barrio es muy grande y muchos prefieren desplazarse hasta el distrito de Gràcia, otra zona mucho más bohemia.

    Por otra parte, Barcelona atrae cada año a miles de turistas que buscan las emociones de un ambiente estridente y la cercanía con Sitges, uno de los destinos gay por excelencia. Pero no sólo de turismo de masas vive Barcelona: la Ciudad Condal también cautiva a gays y lesbianas ávidos de lo más "cool" y lo más "fashion". No en vano Barcelona es considerada la cuna del diseño español. En el Passeig de Gràcia conviven los imposibles edificios de Gaudí y Puig i Cadafalch con los comercios de moda y hogar más modernos. Locales con decoración minimalista, escaparates de primeras marcas internacionales, tiendas de decoración con descarado aire gay... Insinuación sin llegar a la evidencia.

    San Francisco: La pionera

    San Francisco se ha caracterizado a lo largo de la historia por ser una ciudad abierta, pero es la Segunda Guerra Mundial la que da forma a su actual configuración como "ciudad homosexual". Durante la contienda decenas de miembros del ejército que operaban en la zona fueron expulsados de la tropa y desposeídos de sus condecoraciones por mantener prácticas homosexuales.

    Volver a sus hogares con semejante "deshonor" era demasiado aquella época y muchos optaron por quedarse en las liberales costas del Pacífico. Pero si hay que hablar de un pionero ése es Jose Sarria, drag nacido en San Francisco, que durante 15 años actuó en el Black Cat Café.

    Sarria, que más tarde se convirtió en el primer candidato abiertamente gay de la historia electoral de los Estados Unidos, aprovechaba sus actuaciones para sermonear acerca de los derechos de los homosexuales. San Francisco quedó marcada para siempre como la ciudad gay por excelencia. Las publicaciones especializadas empiezan a proliferar a mediados de los cincuenta: The Ladder, Mattachine Review...

    En los sesenta, contagiados por los aires revolucionarios que soplan por todas partes, los gays y lesbianas de San Francisco empiezan a organizarse para poder llegar a ocupar puestos de poder. Todo ello fomenta un aire de tolerancia en una ciudad en la que a principios de los ochenta pueden identificarse tres barrios: Polk Street, Castro y Folsom Street. La incidencia del sida en la ciudad estadounidense no debe pasarse por alto. La pandemia afectó brutalmente a los hombres gays en los confusos años de descubrimiento de la enfermedad.

    Sólo era una cuestión de estadística y de lógica: la población homosexual era muy numerosa y el condón sólo servía para evitar embarazos. San Francisco centró las miradas como el epicentro de un mal desconocido que en seguida se asoció a los homosexuales. Los últimos años del siglo tuvieron que dedicarlos a reconstruir los efectos del terremoto. Algunos afirman que la ciudad de San Francisco es la única del mundo que se ha reinventado y transformado al gusto de sus habitantes homosexuales.

    Mi Buenos Aires querido

    Argentina se ha ido convirtiendo poco a poco en la meca de turismo gay de Sudamerica. Por eso, gays y las lesbianas argentinos tienen lugares donde expresarse y reunirse. Aunque no hallamos en Buenos Aires algo equiparable a un barrio gay sí podemos delimitar una zona de ambiente a lo largo de la Avenida Santa Fe, especialmente cuando se encuentra con las avenidas de Pueyrredón y Callao. En estas calles de Barrio Norte los chicos van a "yirar", "de levante" o, lo que es lo mismo, de ligue, los jueves, viernes y sábados por la noche.

    Actualmente existe el Proyecto de proponer al barrio de San Telmo como barrio gay, pero aun espera una resolucion en la Legislatura porteña.

    Nueva York, nace el orgullo

    Los vínculos de Christopher Street con el colectivo homosexual se remontan a la década de los 60, unos años que para algunos expertos son la cuna del "segundo movimiento de liberación gay". Para la comunidad homosexual de los años 60, Nueva York fue la cuna de una débil voz que fue tomando conciencia de su condición de minoría y que, poco a poco se convirtió en un grito de protesta que se escuchó en todo el mundo durante las dramáticas revueltas de Stonewall en junio de 1969.

    El 27 de junio de 1969, casi al mismo tiempo en que Judy Garland era enterrada, saltó la chispa que acabó de encender unos ánimos caldeados durante años. Lo que debía ser otra redada rutinaria acabó con cerca de 300 hombres y mujeres homosexuales arrestados tras 3 días de airadas e intensas protestas por la discriminación de la cual fueron objeto por parte de la fuerza del orden, debido a su orientación sexual.
    La insurrección popular espontánea, remate de una situación vergonzosa que venía de lejos, se convirtió en un símbolo que ha traspasado fronteras. Ya nadie recuerda que Stonewall era un bar, pero casi todos los gays y lesbianas saben que ese nombre tiene mucho que ver con lo que ellos son ahora. La celebración del Día del Orgullo el 28 de junio no es casual.

    Precisamente coronando la Plaza Christopher, en el corazón del mundo gay neoyorquino, podrás observar la estatua de bronce de tamaño natural con la que en 1989 el escultor George Segal inmortalizó esos eventos. Junto a The West Village, un referente del colectivo gay en honor a la historia que sus calles vivieron durante los años 60, cabe destacar Chelsea, la nueva zona gay de la ciudad de Nueva York, donde los locales más "fashion" se entremezclan con auténticos clásicos de la estética gay.

    Ámsterdam, espacio libre

    No existe un barrio gay definido en Ámsterdam. Pero es que tampoco es necesario, ya que la no-discriminación no genera la necesidad de crear un espacio propio donde poder manifestarse y expresarse con libertad, sin temor a ser juzgados y sin tener decenas de pares de ojos encima como si acabaras de aterrizar de otra galaxia.

    Así, pasearse por las calles de esta ciudad europea es respirar igualdad en cada esquina, parque o calle. Muestra de esta utópica igualdad es que esta ciudad es la única donde una pareja homosexual puede casarse con todas las de la ley, equiparando sus derechos a las de una pareja heterosexual.

    París, mon amour

    A pesar de que la tolerancia es la tónica dominante en París, la capital de Francia dispone de su propio barrio gay: Marais, o lo que es lo mismo, marisma. La historia de este barrio se remonta a la Edad Media, cuando era una zona residencial en la que se instaló la burguesía en los siglos XVI y XVII. Una burguesía que por entonces poco sospechaba que tres siglos después, esos antiguos edificios, ahora restaurados, acogerían en su mayor parte a la comunidad gay francesa. El barrio de Marais da cabida a la mayoría de locales gay de la capital parisina: tiendas de ropa, de muebles, regalos, antigüedades ... pero también panaderías, verdulerías y charcuterías gays. Así, pasearse por las calles estrechas de este pequeño barrio sin encontrarse parejas de homosexuales y lesbianas tomados la mano es misión casi imposible, ya que la casi normalidad reina en el día a d ía de Marais. Incluso el único hotel 100% gay de París ha escogido este barrio para instalarse.

    Manchester: ciudad tolerante

    Manchester acoge una de las comunidades homosexuales más dinámicas y numerosas de Europa. Quizás por ello han sabido agruparse en lo que llaman Gay Village, una zona de la ciudad de Manchester que se articula alrededor de Chorlton Street y Canal (o Anal, como es conocido popularmente) Street. La historia de Gay Village se asemeja en algunos puntos a la del barrio madrileño de Chueca: fue la presencia del colectivo homosexual en esta zona quién impulsó su recuperación, situándose en estos momentos en una de las destinaciones imprescindibles de los turistas, que hallan en Gay Village los comercios y locales más cosmopolitas de la ciudad.

    Sin embargo, la comunidad gay y lesbiana de Manchester no sólo vive su homosexualidad en Gay Village, sino que la tolerancia traspasa las calles de este feudo gay hasta invadir el centro de Manchester. Así, encontrarse con unas espectaculares drags en ropa interior por el corazón de la ciudad o que un par de lesbianas nos miren con descaro desde el cartel de un anuncio en una parada de autobuses forma parte de la normalidad.

    Londres, paisaje cosmopolita

    Si existe una zona eminentemente homosexual en Londres, ésa es el barrio del Soho. Sin embargo, antes de convertirse en el eje de la cultura gay londinense, Earl"s Court era la zona escogida, y aunque aún hoy se mantiene como núcleo de concentración homosexual, el testigo lo ha tomado el Soho, que se ha convertido en la meca gay de Londres. La historia del SOHO como espacio de reunión gay se remonta a la década de los 80, cuando bares como el Golden Lion en Dean Street se convirtieron en el punto de reunión de este amplio colectivo. Sin embargo, con el paso de los años, los pubs, tiendas y discotecas abandonaron esa calle en pro de Old Compton Street, que reúne buena parte de la cultura homosexual de Londres. Antes de que el colectivo gay encontrara en el Soho su espacio de socialización, la historia de este barrio estuvo muy vinculada a los negocios del sexo. Ya en el s. XVIII, el negocio de la prostitución se apoderó de las calles de este barrio, hasta que en 1959, el Gobierno decidió intervenir apartando de pie de calle estos negocios, que en la actualidad se mantienen únicamente en el final de Berwick Street y Bewer Street. Sin embargo, y a pesar de sus sólidas raíces como "barrio rojo", el Soho es, además, el centro neurálgico de la música y las artes escénicas londinense, no en vano, mucha de la oferta teatral de esta ciudad se reúne en sus calles.


    Fuente: Sentidog.com
    missjoker
      missjoker
      me ha gustado mucho el articulo, siempre es bueno tener alguna resena historica de como se han llegado a formar los barrios de ambiente. Gracias weekilla!

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