Intento presentarme en este espacio. El lugar destinado para ello parece estar dormido en un suave letargo. De tarde de siesta. Doy unas vueltas, en un abrir y cerrar de ventanas. Hay mujeres que escriben francamente bien. Muy bien. Saben dejar ese rastro de lo que sugiere. Veo algunas curiosidades, intento mandar algunos besos, pero no tengo crédito. Asi que, tendré que robarlos o "mojarme" .....que es la forma líquida que adquiere la participación.

Los besos robados son esos que se dan en la comisura, con una urgencia inesperada. Con la fuerza del impulso. De todos los besos, estos guardan la ventaja de la sorpresa y se dejan acompañar por unos ojos muy abiertos. Los besos que no robo, me los callo y los rumio despacio, mirando la boca que se aleja e imaginando su conversación con la mía. Es mi secreto, Tengo un montón de ellos guardados en el tesoro; botín de pirateria vana.

Mi luna es la luna de Valencia. Mis acompañantes nocturnos suelen tener páginas, en lugar de los pliegues de una epidermis soñada. Mis sábanas reciben visitas esporádicas, de compañías que deciden "descansar" un rato. Mi corazón es terco y leal, pero anda a la greña con las cuestiones del afecto, por ser éste , de condición escurridiza. En mi cuento no hay princesas; la imaginería de mi relato corto es un club de jazz, lleno de aspirantes  a femme fatales. De todas las cosas de las que puedo desnudarme, nunca me olvido de quedarme con el humor. Sin ropa y sin verguenza, me miro al espejo y me regalo una carcajada sonora.

Todos mis días tienen su melodía. Variable, la buena música siempre me acompaña.

Y estas son algunas de mis cosas, en rápido esbozo. Espero leeros por aquí.

Besos y una sonrisa franca y despejada. Como esta mañana.