Hace unos años, una de mis amantes me dijo, bromeando, que era una fetichista del cachemir. Pues bien, es cierto y conozco su origen. También conozco el miedo a ser abandonada. Miedo que por desgracia ha sido reactivado varias veces y que he terminado por dominar, muy tarde, enfrentándome con él'. Suzanne escribe un diario para mantener vivos sus recuerdos, tanto para ella misma como para Heloïse, su gran amor. Con una rara lucidez y sin complacencia alguna, narra una existencia en la que ha conocido la desesperación y ha luchado con la muerte, pero en la que asimismo ha recibido amor y ha amado apasionadamente la vida y los placeres sensuales.