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Diario del navegante.

igesis
    igesis
    Bajo un cielo estrellado y una timida luna que se deja entre ver arropada por nubes que se ciernen sobre ella, navega un alma solitaria que habita el mar desde que este existe.


    No tiene rumbo, ni destino fijo, pues son las corrientes las que mueven esta alma que cada noche navega entre el rugir del mar y el silencio de las estrellas que desde lo alto miran su que hacer.


    Surca aguas turbulentas, para llegar a otras bravias o calmadas, pero siempre hacia el horizonte, como buscando una respuesta.


    Arropado por un manto estrellado que lo guía y una delgada pero cálida luz que allá en lo alto vigíla sus pasos surge del mar entre mil olas para nadar con furia y avanzar con elegancia.


    No tiene prisa, nadie lo espera, sin embargo rápido y raudo navega sin cesar.


    No teme la oscuridad, pues la ha hecho su aliada, ya que ella lo protege de sus peligros más inminentes, y le proporciona ese segundo necesario para escapar.


    Se detiene un segundo en su desesperada huida de la tormenta que desde hace unos minutos es su compañera para mirar a su alrededor, mira a izquierda y derecha por igual, se vuelve para mirar atrás y de nuevo hacia delante; mar, tan solo mar puede divisar a su alrededor.


    Olas que chocan entre ellas para volver a chocar, espuma que torna blanco por un segundo ese negror que asoma ante el, y le dice que esta rodeado de mar.


    Aún esta entre la tormenta, pues ve una y otra vez iluminarse el cielo ante él, como si se partiera en dos, un haz de luz blanca lo ilumina todo para después dejarlo como estaba.


    Así que decide continuar nadando entre truenos ensordecedores, relámpagos incendiarios, y finas gotas de agua que le dificultan la visión.


    Poco a poco ese estruendo que se escuchaba sobre su cabeza se va alejando, dejando paso a un mar que poco a poco se calma y vuelve a quedar en silencio, liso como un espejo, reflejando ese cielo estrellado que vuelve a lucir todo su explendor y le muestra la cara más amable del viaje.


    Le muestra como guía, esa estrella que siempre esta ahí, la que más brilla y conoce desde que nacio. Y un foco que parece sonreirle; el cual a dejado de estar rodeado de nubes para pasar a mostrarle toda su belleza.


    Navega lentamente, pues escucha como se aleja el peligro y ya no tiene prisa.


    Delante suya una sombra se eleva ante el para volver a caer una y otra vez.


    Mira con curiosidad aquello que sus ojos parecen ver.


    ¿Qué será?


    Nada hacia aquella sombra que en su camino se encuentra rápidamente, como si la vida le fuera en ello, pues ahora es su centro de atención.


    Su gran curiosidad puede con el, y va en busca de esa nueva alma solitaria que ha encontrado en el camino.


    Mil noches a surcado estos mares, mil soles vio nacer y nunca algo así vío en tantos viajes.


    Conforme se acerca, la figura cambia de tamaño para encogerse, si se aleja se agranda, su color pasa de un rojo vivo a un verde azulado, del calor al frío.


    ¿Qué extraño animal es aquel?, ¿Quién podrá esconderse en aquella sombra?



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    xena
      xena
      Un delfinet????? icon_rolleyes.gificon_rolleyes.gif
      igesis
        igesis
        ¿Un delfinet?


        ¿Cómo saberlo si al acercarse la sombra se encoje y al alejarse se hace grande?


        Cómo averiguarlo entre esos colores que lo tienen exorto, como hipnotizado.


        Fascinado por su nuevo descubrimiento, este navegante solitario, alma que el mar vio nacer sigue con cautela este nuevo descubrimiento.


        No puede evitar intentar acercarse una y otra vez para caer en la misma trampa, la de ese espejismo que se muestra al revés.


        Azules calidos lo rodean, haciendose amigos, mostrandose hermosos en la negra noche.


        Rojos chillones que pronto se apagan ante su atónita mirada.


        Y de pronto...., desaparece entre la oscuridad del mar, cayendo en las profundidades del océano.


        Durante unos segundos duda entre seguirlo o marchar, más cuando quiere darse cuenta ya es tarde, pues esa sombra que tan solo hace unos segundos llamaba su atención ha desaparecido sin dejar huella y ya no se encuentra ante el ni su silueta, ni su color.


        Triste por no haber descubierto lo que en ella se escondia continua su camino navegando hacia el horizonte, triste, abandonado a la corriente, exhorto en sus pensamientos que lo transportan una y otra vez hacia esa imagen que pocos segundos atras contempló.


        ¿Qué sería aquello?, ¿qué guardaría en su interior?, y esos colores....., de pronto su pensamiento se esfuma y vuelve a vibrar con esa nueva ola que le invita a saltar y navegar hacia una nueva aventura, hacia un nuevo mundo, pues el océano es distinto cada instante, nunca igual; una aventura siempre diferente.


        Salta la ola, vuelve a retomar su rumbo, y con el la serenidad que los muchos años de navegaciones han depositado en su espíritu aventurero.


        Delante suya ve un pequeño atolón al cual se encamina.


        Lo conoce perfectamente, pues ha pasado mucho tiempo explorando cada rincón de ese maravilloso lugar.


        Sabe exactamente donde se encuentra cada estrella, cada roca, concha o coral, pues aunque ya hace mucho, lo exploró con tanto entusiasmo y ahínco, que en su memoria quedó grabada cada pequeña silueta como si de un mapa se tratara.


        Le gusta ese lugar, si definitivamente le encanta nada allí, desafiar a las olas rompientes en las rocas, bucear en aguas poco profundas donde el tiempo ha guardado intactos miles de recuerdos, miles de caprichos que Poseidón quiso para él y allí dejo para deleite suyo.


        Salta una vez más, no puede evitarlo, le encanta el peligro y la sensación de saberse invencible en su terreno.


        Mira a su alrededor, no hay nada más allá del atolón, el cual ha permecido allí durante siglos, inamobible, esperando su regreso.


        De pronto....., otra vez ella, esa figura que hace ya algunas horas llamó su atención, casi lo había olvidado, parecen tan lejanas las cosas cuando se encuentra en aquel lugar.....


        Rojo, azul, verde, amarillo, naranja, violeta...., son tantos los colores que van rodeandolo poco a poco, uno tras otro, que no logra vislumbrar de que se trata.


        Nada se mueve, el tiempo parece haberse detenido por un instante mientras contempla de nuevo aquella sombra tan extraña.


        ¿Debe acercarse, o por el contrario alejarse?


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        char
          char
          acercarse, por supuesto :)
          igesis
            igesis
            Con la irada fija hacia aquellos colores que del mar emanaban como hipnotizando a toda presencia que los contemplaba (¿había alguien más por allí?), lentamente casi imperceptible me dirigí hacía ella.


            No quería que lo notara, pero conforme me alejaba del atolón era más evidente mi distancia de uno y otra, tan solo esperaba que no marchará pronto y me dejara acercarme lo suficiente para contemplarla de cerca.


            La curiosidad podía conmigo, la impaciencia se hizo presente y dejo el pausado navegar por otro más rápido y arduo, sí, tenía que alcanzar aquellos colores y saber por fin quien se encontraba tras ellos.


            Unos metros más!, ya esta casi...., ¡PLOF!, un resplandor en el cielo, que sube hasta las estrellas y se sumerge de nuevo en este oscuro océano, sigo su estela, me sumergo rápidamente, pero no logro alcanzarla, es demasiado rápida.


            Me quedo allí abajo unos segundos mientras aún estan en mi retina esos colores a los que perseguía hace tan solo unos segundos.


            Lentamente vuelvo a la superficie, no puedo dejar de verla, de admirar esos colores, esa figura subiendo hacía las estrellas para acabar hundiendose en lo más profundo de aquel hinóspito océano.


            Miro al cielo, un cielo limpio y lleno de estrellas que me observan mientras les pregunto que era aquello que había visto otra vez.


            Por respuesta...., un silencio ensordecedor, roto tan solo por alguna ola que comienza a brotar.


            Una me salpica y me despierta de mi ensimismamiento, miro a mi alrededor y al no ver nada, al seberme de nuevo en soledad decido continuar navegando sin rumbo fijo, con la sensación de que volveré a encontrar a aquella sombra de colores brillantes que hoy me busco y llamó mi atención hasta conseguir terme.


            De pronto me preocupo, pues es cierto, me tiene a su merced, me hipnotiza y hace seguirla sin apenas darme cuenta, sin ser casi consciente de ello, pues esos colores, ese misterio que encierra hace que siga su sombra coloreada nada más verla.


            ¿Qué haré la próxima vez? ¿La habra?, sí, seguramente la habra.


            De pronto me entran las prisas al percatarme de aquello y nado tan rápidamente como me permite mi pequeño cuerpo, mi ligero aleteo, voy de aquí para allá, de allá para aca sin parar, temerosa de volver a encontrarla y no poder saber que hacer.


            ¡uf!, ¡uf!, ¡uf!..., fatigada paro y miro de nuevo a mi alrededor, nada, la calma se ha hecho en esta fría noche estrellada, lo cual me tranquiliza pero me deja alerta durante unos segundos.


            Segundos que pasan lentamente, como si fueran un mundo pero que al fin me dan la calma que necesito para continuar mi camino.


            Miro al cielo y la veo, mi guía infatigable, aquella que nunca se apaga y brilla más que las demás, la que me indica el camino durante la noche para no perderme.


            Doy un salto, entro en el agua y salgo de ella con más fuerza dirigiendome hacía donde me indica, pues allí esta mi destino, un destino incierto y lejano, el cual me lleva de regreso a lugares que ya visité y otros que aún quedan por explorar.


            Voy jugando en esta oscura travesía que pronto dará paso al día, un día que hoy ansío para no volver a encontrar esa sombra que estas ultimas noches antes mí ha aparecido.


            ¿Qué querrá de mí?....


            No, no, no...., con una sacudida de cabeza me quito esa idea de enmedio y tan solo pienso en nadar hacia el horizonte, el cual me presentará un nuevo día y dejará paso al sol y la luz, cielos azules y nuevos colores.


            Sí, allí delante esta, pues ya despunta un viejo amigo que me acompaña desde que el mundo es mundo, ¿o acaso soy yo quien lo acompaña a él?, en cualquier caso ya nos hemos hecho amigos y ahora ninguno esta solo, pues el añora a su amada luna tanto como yo añoro a mi......


            sick.gifllyigesis ---> la navegante sick.giflly
            doty
              doty
              un meduso...... icon_biggrin.gificon_biggrin.gificon_biggrin.gificon_biggrin.gificon_twisted.gif

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