A punto de cumplir los veintinueve años, Vanesa sigue negándose a creer que su madre está muerta o que despareció hace 15 años por voluntad propia como la policía la anima a creer, uno de los motivos que la lleva a estar convencida de esa teoría es que desde entonces cada año recibe una nota firmada por su madre.

Su insistencia en descubrir, o al menos intentar entender lo que pasó, la llevan a viajar desde Barcelona hasta Londres para asistir a un congreso sobre personas desaparecidas. La casualidad hace que Vanesa conozca a Martina, una policía madrileña aspirante a inspectora. Durante su encuentro no solo se hacen grandes amigas, sino que Martina se convierte en un apoyo fundamental para Vanesa, quien se viene abajo cada año cuando se acerca la fecha de la desaparición de su madre.

En pleno bajón y buscando el apoyo de su amiga Martina, Vanesa la llama por teléfono. La sorpresa se la lleva cuando quien descuelga el teléfono es Paula, una hermana de su amiga de la que sabe muy poco y que le dice que Martina no estará disponible durante algunos días por motivos de trabajo. La primera reacción de Vanesa es pensar en colgar el teléfono, pero Paula consigue convencerla de lo contrario sin saber que ese será el inicio de su historia.