Esta es la historia de Anoka, que vive en una ciudad donde las calles se estorban de esculturas y las playas se llenan de estatuas de perro. Anoka siente un profundo vacío en su mundo. Diariamente va a la playa como si fuera lo único en su vida. Hasta que un día su corazón brilla intensamente por la bailarina de la pantalla.

Anoka encuentra el camino dentro de la televisión y se sumerge en el mundo de la bailarina que comparte su corazón y se enamora. Ellas bailan juntas con centenares de rosas. Entonces, después de un beso apasionado, una transformación ocurre. Las rosas se convierten en vasos llenos de vino tinto, y la bailarina se convierte en botella de vino que cae y rompe la televisión, rompiendo todos los mundos sin vida que Anoka conoció. Se da cuenta de que el amor que estaba buscando ha estado siempre dentro y alrededor de ella. En ese momento comprende que encontrar su corazón puede significar perderlo primero.