La Ley de Unión Civil de Buenos Aires cumple cinco años
El día había sido largo: la madrugada del viernes avanzaba y, a las 0:55, en un escenario lleno de gestos cansados pero ansiosos, la Legislatura porteña comenzó el tratamiento de la ley de Unión Civil. La sesión duró casi 6 horas pero Buenos Aires, finalmente, amaneció con la noticia de que era la primera capital latinoamericana en reconocer derechos civiles a las parejas homosexuales.
Hace cinco años, el 13 de diciembre de 2002, y por 29 votos en favor y 10 en contra, la Legislatura porteña aprobaba, a las 6.30 de la madrugada, la ley que otorgaría a las parejas del mismo y de distinto sexo derechos vinculados con la seguridad social similares a los que tienen los matrimonios, después de haber convivido “en una relación de afectividad estable y pública por un período mínimo de dos años”.
Aquel día no habia sido uno mas. El recinto había tenido pocos espacios de silencio el jueves. En la última sesión del año, los cantos y gritos se apoderaron del lugar. Las voces pidieron durante toda la tarde, "sin demora, unión civil ahora". Pero los militantes de la CHA y otras organizaciones de minorías sexuales, acordaron un último esfuerzo, y después de 13 horas de espera, hicieron silencio cuando la diputada Alicia Pierini, del PJ, empezó su discurso: "Esta ley promueve la aceptación desde lo público de los vínculos privados. Promueve la dignidad, la aceptación y la inclusión. Hay una larga historia humana que discrimina al diferente. Por eso es profunda esta norma, porque intenta modificar ese pensamiento".
"Hubo un conflicto en mi conciencia —agregó la diputada en relación a su voto a favor— porque soy cristiana y entonces pensé que tenía dos platillos: el de la doctrina de la Iglesia, que tanto se ha equivocado en la historia, y el de mi propia fe en Dios. Porque yo sé que Dios es amor, es inclusión". Las palabras de Pierini provocaron una ovación en las tribunas y un abucheo de organizaciones católicas "pro-familia", opositoras a la ley, que también presenciaban la sesión.
La oposición, encabezada por el diputado radical, Jorge Enríquez, argumentaba que "el tema es ajeno al poder legislativo local. Toda vez que se intenta regular relaciones similares a las matrimoniales, nos encontramos en el ámbito del derecho de familia, que es propio del Código Civil". En línea con Enríquez, el también radical Fernando Caeiro agregó que, según un documento "de valor científico" de la Universidad Católica Argentina, la homosexualidad es una patología, una enfermedad". Ambos consideraron que la aprobación de la norma abre la puerta a futuros casamientos entre gays o lesbianas.
Al respecto, Héctor Constanzo, del bloque de la UCR y presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales, explicó que "en la comisión nos cuidamos de ser muy estrictos en el control de las palabras, hasta en los puntos y las comas, para que la ley no interfiera en las leyes nacionales de matrimonio ni de adopción". Y finalizó diciendo: "Hoy comenzamos un nuevo camino: el de una sociedad más tolerante".
Otro importante promotor de la ley, el diputado Enrique Rodríguez, de Forja, puntualizó luego de la votación que había sido "el debate más profundo y civilizado del año en la Legislatura. Y que quedaron demostradas las posibilidades prácticas y la constitucionalidad de la norma".
La jornada finalizó con 29 votos a favor y 10 en contra. El justicialismo tuvo 2 votos por el sí, de Pierini y Valdez, dos en contra y 10 ausentes. El radicalismo votó dividido y Bussacca, del Partido Popular Cristiano, se opuso. Los bloques del Frente Grande, el ARI y el partido Humanista, votaron afirmativamente. También Izquierda Unida y el Piquete Socialista, representado por Abel Latendorf quien terminó su discurso, diciendo: "Sean bienvenidos a la legalidad". Era de madrugada y los gritos y aplausos invadieron retumbaron en el salón.
La ley, que fuera fue redactada por la jueza Graciela Medina y presentado en la Legislatura por la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), convirtió a Buenos Aires en la primera ciudad de América latina en contar con una figura que "legalizara" la relación de las parejas gays. Sin embargo, cada año se fue duplicando el número de parejas heterosexuales que decidieron adherir a la propuesta.
A cinco años de su aprobación, se sabe que cada año se duplica el número de parejas hombre-mujer que la eligen.Y ya superan ampliamente a las uniones entre gays. Una conquista de la comunidad homosexual porteña, devenida en una opción para todos.
"Sabíamos desde un comienzo que (la unión civil) iba a ser utilizada no sólo por nuestra comunidad, sino por la comunidad toda", afirma Pedro Aníbal Paradiso Sottile, coordinador jurídico de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Y agrega: "No sólo era una necesidad de la comunidad gay. Las parejas heterosexuales también utilizan esta herramienta porque no hay otra más allá del matrimonio".
"Igual -dijo Cesar Cigliutti, Presidente de la CHA- esto es un antecedente y el propio papel del registro nos permitirá en el futuro iniciar acciones legales. Para nosotros es un primer paso en el reconocimiento de estas uniones que existen."
Comentarios
becky40
21 de December de 2007 a las 04:32
gata
20 de December de 2007 a las 20:48
xezzi
20 de December de 2007 a las 02:03
Envía tu comentario