Acabo de terminar este libro, de trama interesante si no fuera por el tufo ultracatólico que desprende cada página. Me gustaría saber que opina otra gente que lo haya leido, no vaya a ser que yo sea demasiado susceptible y mal pensada. Respeto a las personas con profundas convicciones religiosas, siempre y cuando ellas me respeten a mí, lo cual es altamente improbable cuando topamos con... verdades únicas y absolutas. Es muy molesto que a una la cataloguen haciendo un símil con los números primos, dado que según esta señora la condición homosexual conlleva soledad, abatimiento y tortura debidas a nuestra anormalidad estéril. Ah, y no podemos olvidar la vieja asociación homosexualidad - sida, pederastia, perversión, suicidio... Estremece enlazarlo con un artículo de El Pais que decía que más de la mitad del suicidio adolescente es ocasionado por la homofobia. Y lo más divertido es que la santa madre (iglesia) no admite gais.