Manifiesto contra-sexual no es un libro, es el dildo abrasivo dotado de precisión vibratoria con el que Beatriz Preciado ensarta la historia de la sexualidad. No se trata ya de negociar el terreno sobre el cual llevamos a cabo nuestras prácticas sexuales, de teorizar sobre si tenemos orgasmos dentro de una relación “natural”, o si por el contrario gozamos del sexo mediante prácticas presuntamente perversas y “anti-naturales”. No se trata de constatar la validez moral de las relaciones heterosexuales tradicionales y de intentar hacer un hueco en la normalidad sexual a determinadas prácticas homosexuales que tengan a bien reproducir el, o no alejarse demasiado del, modelo heterosexual. La solución no es amputar las diferencias que no tienen cabida en el mundo heterocentrado, hacer uso de la naturaleza como criterio legitimador del sexo ya no es una opción y resulta que intentar naturalizar las prácticas homosexuales es tan falaz como naturalizar las heterosexuales. Para Preciado el dildo propone un cambio de perspectiva en el cual la prótesis epifaniza la necesidad de pensar el cuerpo y el sexo como tecnologías. Con la prótesis se llevará a cabo la deconstrucción a partir de la cual se construye la contra-sexualidad. Deconstruir la sexualidad para reconstruirla lejos de las categorías dicotómicas hombre/mujer, heterosexual/homosexual, abriendo paso a la era de los cuerpos parlantes de las sociedades contra-sexuales, cuerpos prostéticos dotados de una plasticidad ilimitada que regirán su actividad sexual mediante contratos temporales pactados tan plásticos como los cuerpos que los firman, esto supondría el fin de las relaciones de poder asimétricas por cuestiones de sexo y la no-marginalización tanto de la transexualidad como de la homosexualidad, en definitiva, la equivalencia de todos los individuos de las sociedades contra-sexuales.