Miles de mujeres marcharon ayer en Valencia

«Pacifistas, amorosas, respetuosas, fuertes, comprometidas, solidarias, dialogantes, autónomas, lesbianas, madres, insumisas...» . De todas estas maneras se definieron ayer las miles de mujeres -un millar, según la Policía Local, y 15.000, según las organizadoras- que recorrieron algunas las principales calles de Valencia convocadas por la Casa de la Dona en el Día de la Mujer Trabajadora.

Una marcha que tuvo en la reciente aprobación en el Senado del texto de la Ley de Igualdad el principal referente en la mente colectiva del feminismo valenciano, sea para congratularse, sea para exigir más esfuerzos a los dirigentes. Pese a ello, la lucha inagotable por la conquista de derechos era el discurso principal de una marcha encabezada por un lema muy revelador: «El món serà feminista, o no serà» . «Parece increíble que todavía hoy tengamos que reivindicar la igualdad» , afirmó la candidata del Compromís a la Generalitat, Glòria Marcos. Para la dirigente de izquierda todavía quedan mucho «por alcanzar» , por lo que instó a los poderes a «intervenir con políticas públicas» . Por su parte, la candidata del PSPV a la alcaldía de Valencia, Carmen Alborch, expresó su deseo de que cada año el día 8 sea «menos reivindicativo y más festivo» lo que demostraría que cada vez «estamos más cerca de la igualdad» .

Y como trasfondo de todo ello, una reivindicación: la de acabar con «un sistema patriarcal» que está en la raíz de «graves injusticias para las mujeres en sus condiciones de vida, el ámbito doméstico, el laboral o su presencia en la vida política» .

Con todo, la manifestación del día de la Mujer Trabajadora se convirtió en una fiesta, reivindicativa, pero una fiesta, en la que asociaciones con inquietudes diferentes encontraron su punto de encuentro en la defensa de la mujer.

María, por ejemplo, portavoz del colectivo Maulets , criticaba la precariedad laboral de la mujer y la carencia en la mayoría de las empresas de planes contra enfermedades propias de las mujeres. Esta agrupación mostró de modo efectista, con antorchas incluidas, la situación laboral que sufre la mujer.

Compartir el cuidado de los hijos

Unos metros por delante, y tras atravesar un maremágnum festivo de timbales, cánticos, dolçaines , castellers y carteles-protesta, a cual más ingenioso, Raquel, del colectivo Agredolces Revolta , censuraba la presencia influyente del patriarcado y la religión en la sociedad, obstaculizando la liberación de la mujer. «Este día 8 celebramos lo que hemos conseguido y que el movimiento feminista está vivo» , resumía Encina García en nombre de la Plataforma Feminista del País Valencià. Y sobre el feminismo, pero desde otra perspectiva, también hablaba la Plataforma Custodia Compartida.

Su representante, Asun Pérez, abogaba por «un feminismo que no victimice a la mujer. La custodia compartida permite a la mujer romper roles y revolucionar el mundo social y laboral» . Y es que, según esta asociación, el 98% de las custodias se otorgan a las mujeres, y eso consagra la desresponsabilización del hombre en la vida familiar.

Incluso las mujeres del barrio de Patraix, en guerra contra la instalación de una subestación eléctrica, reivindicaron el feminismo desde su lucha particular. «Las mujeres de Patraix pedimos nuestro derecho a la salud para seguir trabajando. La subestación es un peligro para nosotras» , decía una de ellas mientras la miles de mujeres se difuminaban al final de la calle Colón entre lemas como «Papeles para todas; no a la violencia contra las mujeres; Precarietat es nom de dona; Treballa la igualtat».

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