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Musitación al oído del Amado desconocido.

lunaclara
    lunaclara
    Éste es un escrito d León Zuleta, el homosexual pionero de la lucha por la diversidad sexual en Colombia y tb primer homosexual q siendo personaje público se declaro como tal, filósofo, escritor.


    MUSITACIÓN AL OÍDO DEL AMADO DESCONOCIDO

    Para Omar Urán cuando esté solito


    Cuando nací preferí la anómala ruta del verdadero amor, fuiste mi (e)in-vocación, te pensé de vida, porque no era mi deseo el que te llamaba, sino que era mi ser el que vibraba en tí, mi alma gemela. Rebis vociferante, astro distante, sólo deseé tu presencia y nunca tu órbita, tu mirada y no tus ojos, tus palabras y nunca tu voz, y pasaste fugaz, muy cerca y no nos vimos, porque el brillo de los astros sólo es visible con la emoción del corazón, no con los ojos. Con cuánto dolor te escribo esta carta de despedida, sin haberte visto aunque sí intudido en los centenares de cuerpos viriles, hermosos, ajenos lúmpenes, fastuosos, descompuestos, destuidos, fatuos, pobres, ricos, tontos, lúcidos, pedantes, vánidos, lelos, iracundos cuerpos que amé una vez, pensando que en ellos habitabas, empujé una a una las puertas de tu corazón de laberinto y si salí, salí vacío y cansado, dueño de estas manos cálidas, de esta bocanada de besos, espectantes del oído y la piel que generosas recibieran mi regalo en el tiempo, pues no era yo quien amaba, sino todos los hombres y todas las culturas que como yo han amado.


    Y el laberito de tu corazón quedaba incólume, acaso si no existieras, no habitabas en él, era sólo mi alma solitaria la que allí moraba y sospeché andaba enamorado de mi propia imagen en los espejos de tu corazón de hielo atormentado, entonces entendí que habíamos nacido en tiempos diferentes, pues eras un amor antiguo, de uan luz dorada que sospeché ocurrió hace seis milenios, pero ¿no es este el tiempo justo para la depuración que permita nuestro hallazgo?.


    Te hallaré en el espacio, en el tiempo o en la acción, pues en la contemplación no te he encontrado. Te hallaré en el Olvido, en la desdichada pasión, en el ahogado grito, en el salto, en la ebriedad, en el perdimiento. Seré como todos los mortales, vano y fútil, un ser común en el olvido del sol, ser que se arrastra rehuyendo la luz y la danza de los cuerpos celestes, revocaré el edicto del amor y laboraré una moral de los sexos para definirte Amado. En el Olvido habitamos, somos la sombra fágil dela vida. Pero en cada cuerpo que moraba en el Olvido también eras tú Olvido, pues en ellos no habitaba el Amor, la descuidada pasión que se alimenta de sexos y gruñidos imitando voces definidas.


    He querido ser como todos para olvidar mi diferencia. Me manosean y lo he permitido así para no desfallecer de soledad de piel. He olvidado el Sol y sus vestigios, pálida piel deseosa de aricias como una palabra mullida, hallaba gritos y quejidos, empujones y asaltos de mis órganos. Fui como todos, un sencillo hombre mediocre, la democracia de la cobardía acepté y fui borracho desleal, sardónico arlequín, asesiné la poesía cuando sencilla abordó mi ruta lúcida, pero también me despojé sin mezquindad de objetos, vestidos, tiempos y espacios como si en el sacrificio de dichas posesiones me depurara para recobrar la armonía signada en mi aceptación de nacimiento y vida.


    He robado años a mi inteligencia clamando por ti, buscando en antros y callejas, en tugurios y palacios, en cuarteles y conventos. Pretendí verte en el truhán o en el gandul que por unos pesos aceptó ser mi amano en un rastrojo o en un hotelito de provincia, en un soldado que vigilaba mi celda de preso político o común, pues para todos, los delitos del amor, son crímenes comunes, y más si en este crimen te estaba inventando, Amado.


    He herido mis manos, las encallecí acariciando jóvenes y ancianos, creyendo ver bajo esas pieles muertas la rosada piel sin tiempo que me guardas. Limpiando esos cuerpos de escorias y pesadumbres ensucié mis ojos y mis amnos con su viscosa baba de seudovidas, sin embargo, la pureza de mi amor es crisosl para toda la ascosidad que he padecido por tu Ausencia...


    La simpleza de los pobres de espíritu, la malicia de negros de palenques, el silencio raro de jóvenes agrarios, la maldad de sirvientes que delinquen, escenarios en donde ellos fulgían con extraña luz que yo mismo prestaba, porque yo mismo pretendí iluminar el espacio para tu Advenimiento. Y salí nuevamente herido del Amor, sangrando exhausto, queriendo entregar a tu Ser mi Lozanía.


    ¡Con cuánta alegría hallé una vez tu risa y una noche tu palabra en cuerpos diferentes que no eran tampoco los tuyos ni tu juego de erotismo sagrado!.


    El bálsamo de tus besos descubrí una madrugada en un mendigo anciano que se deleitaba leyendo a Proust en su memoria, y bajo su pobreza sucia guardaba un gran amor hecho de intelecto y precisa acritud, y al callar, sus ojos me decoraron máscara de su deseo devorándome en unos besos mesurados y alegremente tiernos pero tuvieron para mi el suave sabor de una venganza, y entendí entonces no eran tuyos.


    Soy víctima de la Maldición del Amor, lo sé, soy el cordero de la Pascua que se sacrifica al Amor de los dioses y a su benevolencia. ¿Tendré que depositar mi felicidad en tan cruento y pasivo sacerdocio?¡Mas no soy el oficiante!¡No, que soy la ofrenda!¿Soy entonces calidad de ese amor en ministerio, o debería serlo sólo para salvar a los hombers de su ignominia en el deseo vano?.


    No estoy preguntando, que son gritos que rompen mis labios con la seca voz de mi garganta deshecha, quejido y pena, ya sin el llanto benévolo que la sed de amor en sacrificio calme. y porque si al Amor la vida se semeja, ¿por qué acaso sigo viviendo y no más bien he muerto en aras que sea tálamo de inmolación y sarcófago que conserve el testimonio de mi amor y mi desgracia?.


    Es mi maldición una Oración en el Altar del Amado. ¡Ah, qu esu presencia en éxtasis revelador paralice de arrobado asombro y exaltación mi antigua búsqueda! Es ésta Oracín de Amor una convocatoria a todos los Amantes en la historia, que pocos son los que han salvado al mundo de hecatombe. Es testimonio exaltado y mi verguenza deposita en el desfase de los tiempos que hanme desgarrado en sufrimiento, en la desolación del paisaje que hoy habito en la rala luz de la Ausencia que soy, pues tu Ausencia soy cuando no Olvido, soy todos los Ausentes que en mi memoria claman, y deseo ser uno más, creyendo si existe un Paraíso de Ausencias en donde los Amantes puedan al fin hallarse como Ausentes sin carnes desgarraas ni sufrientes, sólo la augusta revelación de la presencia extática.


    Entonces descubro que debo ser forja del amor en el dolor como si un mistérico llamado me urgiera a mirar el Amado que en mí llevo, devolviendo am i penumbra la luz interior que le he negado, tratando siempre e iluminar el espectáculo de los cuerpos abiertos, hendidos, transpasados de amor por el dolor. Iluminaré la escena íntima en donde nunca podría haber estado, en los cuerpos sombríos, en las sombras e intersticios de los amantes acoplados, ¡oh, cómplices sexos que engañaban mis ojos o mentirosas voces que ilusionaron mi vocación de poesía de un amor sacro que sólo fué el elogio de cuerpos copulando en celo!.


    ¿Pude sospecharlo?.


    ¡Clara la adecuada presencia del Ausente cuadno ya es invocado!Si el Amor en mí nace y es deseo lo es cuando ya mi deseo imagina la voz y la presencia Amada como existiendo en mí. Tal es la paradoja y su tamaño: Soy yo mismo mi Ausencia y mi dolor, mi propio Amado, a quien hurté en la vida, pues Amor no es otra cosa que estar vivo, vida que es deseo insatisfecho porque es Ausencia y Pena imaginada cuando el ser de nuestros fozos se aviva de ofrenda revelada, fuego interior y luz que estalla, humedad que una sed calma. Dulce melancolía caudno en tu presencia ya te imagino ausente, porque tu luz es sombra y tu palabra silencio que me hiere, nunca pues la engañosa posesión del Amor, sólo distancia y diferencia; dolor, tristeza, hastío y siempre la queja y la risa acompasados; ignorantes de lsoritmos, carcajada y llanto invaden la melodía de la vida y eso somos, verdad fugaz...


    ...¡así que eras mi propio jardín interior! Entonces, ¿cómo cultivar lo qu eciego enantes sembré de abrojos, desolado yermo, árida avidez por la forma perfecta que sólo destrozos causó? Repentino gozo de hallarte en mí, ¡oh, aflicción de los tiempos en que separado te vi en la lontanía! Padecerán mis manos y mis ojos limpiando mis sendas interiores de asperezas y abusos que yo mismo forjé en tu búsqueda que significó sólo mi huida. ¿Por qué, oh sino, la búsqueda del Ausente es abandono y la contrucción de los mundos simple olvido de si?¡Porque si en el Amado Ausente y en la Obra de Amor no habitaran dolor y lejanía, no serían posibles libertad y poesía...!


    Y empiezo a contruirte, Amado, en mí, sombra de mi deseo y luz, voz y silencio, mirada interior, venciendo flaqueza y pesadumbre, hundimientos y mezquindades, aniquilamiento de pasiones de vida, venciéndote en incruenta batalla ue es contemplación y gozo revelado. ya no podré decirte Ausente porque tu omisión te nombre al invocarte Amor Desconocido y bien claro has dicho que como Ausente eres yo en mi nostalgia padeciéndote.


    Y sigo contruyéndote y allí soy yo mismo contructor y obra de deseo. Imagino que era esto una señar antigua, la misma que ha guiado a los pueblos por las rutas celestes, preparación para la epifanía, potencia de renovación para el prodigio de la vida.


    Poco a poco voy recuperándome deprimiendo maléfica nostalgioa aquella con la que pagué lso altos precios del deseo y las pasiones tristes, reordenando los paisajes, ¡que esto al fin pudieran ser!, que en mi desaforada búsqueda devasté y limpiándoles de monstruos y fantasmas risibles, aquellos creados en mí desafinada confianza por un pacto de amor o compromiso de vida y librando de argumentos tanáticos y cómicos las escenas trágicas del altte de vivir amando.


    Ya no más la tristeza, Alegría y risa recuperadas alimentan el dorado entro que en mi pecho crepita. Respiro los vahos terrenales y sudores sin pena ni reproche. Mis manos alivian su peso de caricias y mi boca ha olvidado grito y maldición por una vida a medias resentida, muerta, pues no otra cosa es morir en vida sin el elixir del amor confiado. En la muerte todo lo perdí, sentimientos, sensaciones, amigos, posiciones y objetos. No tuve identidad ficticia ni moral, pues extravié mis huellas y mis nombres, documentos, cartas, pasaportes. Hoy no tengo nada, sólo esta fuerza de amor interior que no coarta cuerpos ni deseos, y poco a poco, de esta Nada total renazco entero.


    Ya no hay nadie a mi lado, pues la ausencia perfecta en mí se ha hecho, sólo la vida recuperada, como un astro que vibra acompañado de la historia sin tiempo de las ilusiones cósmicas, temblando como una estrella que brilla para sí y la presencia ajena.


    Ahora tu corazón y laberito, amado, voz que temo pronunciar por no llamar silencio, luz que temo derramar por no invocar las sombras, asumida Ausencia que no convoco ni ilumino por no desocultar la nada que habitamos.


    Nadie hay ya a mi lado. Nada que perturbe el silencio y munífico ámbito en que creces viviéndome.


    Fritovia, 5 de Noviembre de 1987.
    raiza
      raiza
      lunaclara querida...magnifico retorno...no esperabamos menos de ti kiss.gifkiss.gifkiss.gif

      Gracias por el escrito y por darnos a conocer a Omar Uran...

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