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Poesía

Desconocida
    Desconocida

    Me encanta este tema. Vamos a ver qué podemos aportar:

    Éste es un fragmento de un poema de Luis Cernuda. Si tuviera que quedarme con un solo poema de todos los escritos, no tendría duda en elegir éste:

    [...]Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
    cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
    alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
    por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
    y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
    como leños perdidos que el mar anega o levanta
    libremente, con la libertad del amor,
    la única libertad que me exalta,
    la única libertad por que muero.

    Tú justificas mi existencia:
    si no te conozco, no he vivido;
    si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

    El poema que pongo ahora es de Blas de Otero, uno de mis poetas preferidos.Otero tiene, hablando en general, dos tipos de poemas: los sociales y los existencialistas. Obviamente, éste, "Hombre", pertenece al segundo grupo.

    Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
    al borde del abismo, estoy clamando
    a Dios. Y su silencio, retumbando,
    ahoga mi voz en el vacío inerte.

    Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
    despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
    oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
    solo. Arañando sombras para verte.

    Alzo la mano, y tú me la cercenas.
    Abro los ojos: me los sajas vivos.
    Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

    Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
    Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
    ¡Ángel con grandes alas de cadenas!

    Ahora estoy releyendo los poemas anteriores y me gustaría comentar que me ha hecho especial ilusión leer a Benedetti. Es un autor que me gusta bastante, pero al que sólo conozco por sus cuentos. Tengo varios libros suyos, pero nunca me había decidido a lanzarme a sus poesías, quizás es que inconscientemente me venía la idea de que un buen narrador quizás no es tan buen poeta, pero por lo visto, habría que darle una oportunidad al uruguayo.

    alexmalt
      alexmalt

      Si me quieres, quiéreme entera,
      no por zonas de luz o sombra...
      Si me quieres, quiéreme negra
      y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
      y morena...
      Quiéreme día,
      quiéreme noche...
      ¡Y madrugada en la ventana abierta!

      Si me quieres, no me recortes:
      ¡Quiéreme toda... O no me quieras!

      Dulce Maria Loinaz

      alexmalt
        alexmalt

        un pequeño cuento de gloria fuertes, una autora poco valorada pero que siempre me saca una sonrisa y eso para mi tiene un valor incalculable.

        Era una mujer sin cuello,

        de esas mujeres que les sale

        la cabeza del cuerpo.

        En cambio, tenía los senos

        como dos timbres

        de telefono antiguo

        que invitaban a tocarlos.

        Tenía un cuerpo de guitarra,

        de esas guitarras que invitan a tocarlas.

        Y tenía un amante,

        de esos amantes que te tienen

        como una reina.

        Y la besaba.

        La besaba hasta el cuello que no tenía.

        ding
          ding

          Pues sí que Gloria Fuertes debería estar más reconocida. A mí, de pequeñita, me gustaba mucho verla cuando salía en la tele. (Claro que una tiene ya años encima...) Dejaré algo suyo yo también, a ver si os gusta:

          QUE QUIEN ME CATE SE CURE

          Qué inutilidad es ser

          - cualquier profesión discreta -;

          no quiero ser florecilla quitameriendas,

          quiero ser quitadolores,

          Santa Ladrona de Penas

          ser misionera en el barrio

          ser monja de las tabernas

          ser dura con las beatas

          ser una aspirina inmensa

          - que quien me cate se cure -

          rodando por los problemas.

          Hacer circo en los conflictos,

          limpiar llagas en las celdas,

          proteger a los amantes imposibles,

          mentir a la poesía secreta,

          restañar las alegrías

          y echar lejía a donde el odio alberga.


          Si consigo ese trabajo,

          soy mucho más que poeta.

          alexmalt
            alexmalt

            Hay besos que pronuncian por sí solos
            la sentencia de amor condenatoria,
            hay besos que se dan con la mirada
            hay besos que se dan con la memoria.

            Hay besos silenciosos, besos nobles
            hay besos enigmáticos, sinceros
            hay besos que se dan sólo las almas
            hay besos por prohibidos, verdaderos.

            Hay besos que calcinan y que hieren,
            hay besos que arrebatan los sentidos,
            hay besos misteriosos que han dejado
            mil sueños errantes y perdidos.

            Hay besos problemáticos que encierran
            una clave que nadie ha descifrado,
            hay besos que engendran la tragedia
            cuantas rosas en broche han deshojado.

            Hay besos perfumados, besos tibios
            que palpitan en íntimos anhelos,
            hay besos que en los labios dejan huellas
            como un campo de sol entre dos hielos.

            Hay besos que parecen azucenas
            por sublimes, ingenuos y por puros,
            hay besos traicioneros y cobardes,
            hay besos maldecidos y perjuros.

            Judas besa a Jesús y deja impresa
            en su rostro de Dios, la felonía,
            mientras la Magdalena con sus besos
            fortifica piadosa su agonía.

            Desde entonces en los besos palpita
            el amor, la traición y los dolores,
            en las bodas humanas se parecen
            a la brisa que juega con las flores.

            Hay besos que producen desvaríos
            de amorosa pasión ardiente y loca,
            tú los conoces bien son besos míos
            inventados por mí, para tu boca.

            Besos de llama que en rastro impreso
            llevan los surcos de un amor vedado,
            besos de tempestad, salvajes besos
            que solo nuestros labios han probado.

            ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
            cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
            y en los espasmos de emoción terrible,
            llenaron sé de lágrimas tus ojos.

            ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
            te vi celoso imaginando agravios,
            te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
            y qué viste después...? Sangre en mis labios.

            Yo te enseñe a besar: los besos fríos
            son de impasible corazón de roca,
            yo te enseñé a besar con besos míos
            inventados por mí, para tu boca.

            Gabriela Mistral

            saudade
              saudade

              Era un niño que soñaba

              un caballo de cartón,

              Abrió los ojos el niño

              y el caballito no vió.

              Con un caballito blanco

              el niño volvió a soñar;

              y por la crin lo cogía...

              ¡Ahora no te escaparás!

              Apenas lo hubo cogido,

              el niño se despertó.

              Tenía el puño cerrado.

              ¡El caballito voló!

              Quedóse el niño muy serio

              pensando que no es verdad

              un caballito soñado.

              Y ya no volvió a soñar.

              Pero el niño se hizo mozo

              y el mozo tuvo un amor,

              y a su amada le decía:

              ¿Tú eres de verdad o no?

              Cuando el mozo se hizo viejo

              pensaba: Todo es soñar,

              el caballito soñado

              y el caballo de verdad.

              Y cuando vino la muerte,

              el viejo a su corazón

              preguntaba: ¿Tú eres sueño?

              ¡Quién sabe si despertó!

              A. Machado

              ding
                ding

                     ¡Ah, qué estoy cansada! Me he reído tanto,

                tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;

                tanto, que este rictus que contrae mi boca

                es un rastro extraño de mi risa loca.

                     Tanto, que esta intensa palidez que tengo

                (como en los retratos de viejo abolengo)

                es por la fatiga de la loca risa

                que en todo mi cuerpo su sopor desliza.

                     ¡Ah, qué estoy cansada! Déjame que duerma;

                pues, como la angustia, la alegría enferma.

                ¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!

                ¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

                     ¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,

                ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.

                Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,

                es por el esfuerzo de reírme tanto...

                                                              Juana de Ibarbourou

                ding
                  ding

                       Quien pudiera dormirse como se duerme un niño,

                  sonreír entre sueños al sueño del dolor,

                  y soñar con amigos y soñar el cariño,

                  y hundirse poco a poco en un sueño mayor.

                       Y cruzar por la vida sonambulescamente,

                  los ojos muy abiertos sobre un mundo interior,

                  con los labios sellados, mudos eternamente,

                  atento sólo al ritmo del propio corazón...

                       Y pasar por la vida sin dejar una huella...

                  Ser el pobre arroyuelo que se evapora al sol...

                  Y perderse una noche como muere una estrella

                  que ardió millares de años y que nadie la vio...

                                                                    Carlos Mondaca

                  ding
                    ding

                         ¡Cuánto verso de amor cantado en vano!

                    ¡Oh, cómo el alma se me torna vieja

                    cuando me doy a recordar la añeja

                    historia absurda del ayer lejano!

                         ¡Cuánto verso de amor gemido en vano!

                    Primero fue el nectario y yo la abeja...

                    Después mi corazón halló en tu reja

                    la amarga nieve que lo ha vuelto anciano.

                         ¡Cuánto verso de amor perdido en vano!

                    Hoy están mis ventanas bien abiertas,

                    hay sol... hay muchas flores... y es verano...

                         Pero da pena ver, junto a mis puertas,

                    en un montón de mariposas muertas,

                    ¡tanto verso de amor llorado en vano!

                                                               Arturo Capdevila

                    ding
                      ding

                           Al llegar a la página postrera

                      de la tragicomedia de mi vida,

                      vuelvo la vista al punto de partida

                      con el dolor de quien ya nada espera.

                           ¡Cuánta noble ambición que fue quimera!

                      ¡Cuánta bella ilusión desvanecida!

                      ¡Sembrada está la senda recorrida

                      con las flores de aquella primavera!

                           Pero en esta hora lúgubre sombría,

                      de severa verdad y desencanto,

                      de supremo dolor y de agonía,

                           es mi mayor pesar, en mi quebranto,

                      no haber amado más, yo que creía,

                      ¡yo que pensaba haber amado tanto!

                                                                Guillermo Blest Gana

                      saudade
                        saudade

                        De paso

                        No es el tiempo
                        el que pasa.
                                             Eres tú
                        que te alejas
                                             apresuradamente
                        hacia la sombra,
                        y vas dejando caer,
                        como el que se despoja
                        de sus bienes,
                        todo aquello que amaste,
                        las horas
                        que te hicieron la dicha,
                        amigos
                        en quienes hubo un día
                        refugio tu tristeza,
                        sueños
                        inacabados.
                        Al final, casi
                        vacías las manos,
                        te preguntas
                        en qué momento
                        se te fue la vida,
                        se te sigue yendo,
                        como u hilo de agua
                        entre los dedos.

                        Meira del Mar

                        ding
                          ding

                               Ir y quedarse y con quedar partirse,

                          partir sin alma y ir con alma ajena;

                          oír la dulce voz de una sirena

                          y no poder del árbol desasirse;

                               arder como la vela y consumirse

                          haciendo torres sobre tierna arena;

                          caer de un cielo y ser demonio en pena

                          y de serlo jamás arrepentirse;

                               hablar entre las mudas soledades,

                          pedir prestada sobre fe paciencia

                          y lo que es temporal llamar eterno;

                               creer sospechas y negar verdades

                          es lo que llaman en el mundo ausencia:

                          fuego en el alma y en la vida infierno.

                                                                   Lope de Vega

                          alinamar
                            alinamar

                            Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández

                             (En Orihuela, su pueblo y el mío, se
                            me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
                            a quien tanto quería)

                            Yo quiero ser llorando el hortelano
                            de la tierra que ocupas y estercolas,
                            compañero del alma, tan temprano.
                            Alimentando lluvias, caracolas
                            y órganos mi dolor sin instrumento,
                            a las desalentadas amapolas
                            daré tu corazón por alimento.
                            Tanto dolor se agrupa en mi costado
                            que por doler me duele hasta el aliento.
                            Un manotazo duro, un golpe helado,
                            un hachazo invisible y homicida,
                            un empujón brutal te ha derribado.
                            No hay extensión más grande que mi herida,
                            lloro mi desventura y sus conjuntos
                            y siento más tu muerte que mi vida.
                            Ando sobre rastrojos de difuntos,
                            y sin calor de nadie y sin consuelo
                            voy de mi corazón a mis asuntos.
                            Temprano levantó la muerte el vuelo,
                            temprano madrugó la madrugada,
                            temprano estás rodando por el suelo.
                            No perdono a la muerte enamorada,
                            no perdono a la vida desatenta,
                            no perdono a la tierra ni a la nada.
                             En mis manos levanto una tormenta
                            de piedras, rayos y hachas estridentes
                            sedienta de catástrofes y hambrienta.
                            Quiero escarbar la tierra con los dientes,
                            quiero apartar la tierra parte a parte
                            a dentelladas secas y calientes.
                            Quiero minar la tierra hasta encontrarte
                            y besarte la noble calavera
                            y desamordazarte y regresarte.
                            Volverás a mi huerto y a mi higuera:
                            por los altos andamios de las flores
                            pajareará tu alma colmenera
                            de angelicales ceras y labores.
                            Volverás al arrullo de las rejas
                            de los enamorados labradores.
                            Alegrarás la sombra de mis cejas,
                            y tu sangre se irá a cada lado
                            disputando tu novia y las abejas.
                            Tu corazón, ya terciopelo ajado,
                            llama a un campo de almendras espumosas
                            mi avariciosa voz de enamorado.
                            A las aladas almas de las rosas
                            del almendro de nata te requiero,
                            que tenemos que hablar de muchas cosas,
                            compañero del alma, compañero.

                            (El rayo que no cesa)

                            Este poema me lleva muchos años atrás, a mis tiempos de Instituto, a mis amigos poetas; a un recital, a una guitarra, a las más profundas emociones... a un  pasado mes de marzo, de una década ya caduca...a todo aquello que prendió entonces; a Miguel Hernández en el aniversario de su muerte, en su tierra alicantina de una alicantina. Ni imaginar puedes desde tu vida pasada, desde tu tumba presente lo que significaste para aquel grupo de jóvenes. Gracias.

                            28 de marzo de 2009

                            Desconocida
                              Desconocida

                              una de mis preferidas...

                              Le Pont Mirabeau

                              Sous le pont Mirabeau coule la Seine
                                          Et nos amours
                                     Faut-il qu'il m'en souvienne
                              La joie venait toujours après la peine
                               
                                   Vienne la nuit sonne l'heure
                                   Les jours s'en vont je demeure
                               
                              Les mains dans les mains restons face à face
                                          Tandis que sous
                                     Le pont de nos bras passe
                              Des éternels regards l'onde si lasse
                               
                                   Vienne la nuit sonne l'heure
                                   Les jours s'en vont je demeure
                               
                              L'amour s'en va comme cette eau courante
                                          L'amour s'en va
                                     Comme la vie est lente
                              Et comme l'Espérance est violente
                               
                                   Vienne la nuit sonne l'heure
                                   Les jours s'en vont je demeure
                               
                              Passent les jours et passent les semaines
                                          Ni temps passé
                                     Ni les amours reviennent
                              Sous le pont Mirabeau coule la Seine
                               
                                   Vienne la nuit sonne l'heure
                                   Les jours s'en vont je demeure

                              Guillaume Apollinaire (1880 - 1918)

                              alexmalt
                                alexmalt

                                todavia recuerdo el dia que oí la noticia de su muerte , se me encogió el alma y me apenó no poder haberle agradecido los momentos tan maravillosos que he pasado leyendola.

                                La construcción de un sueño

                                Siempre hay tiempo para un sueño.


                                Siempre es tiempo de dejarse llevar por una pasión que nos arrastre hacia el deseo.


                                Siempre es posible encontrar la fuerza necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto.


                                Y es allí, y solo allí, en la altura, donde podemos desplegar nuestras alas en toda su extensión.


                                Solo allí, en lo más alto de nosotros mismos, en lo más profundo de nuestras inquietudes, podremos separar los brazos, y volar.

                                 

                                                                                                    Dulce Chacòn

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