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Poesía

Desconocida
    Desconocida
    worldofdreams
      worldofdreams
      Broken_Soul escribió:

      Yo pongo uno que me encanta, es una de las rimas de Bécquer : )  

      Rima XVI

      Si al mecer las azules campanillas de tu balcón,

      crees que suspirando pasa el viento murmurador,

      sabe que, oculto entre las verdes hojas,     

      suspiro yo.

      Si al resonar confuso a tus espaldas  vago rumor,

      crees que por tu nombre te ha llamado  lejana voz,

      sabe que, entre las sombras que te cercan,     

      te llamo yo.

      Si se turba medroso en la alta noche  tu corazón,

      al sentir en tus labios un aliento abrasador,

      sabe que, aunque invisible, al lado tuyo, 

      respiro yo.

      Gustavo Adolfo Bécquer

      Ahhhh, ya se que te cito un poco a destiempo, pero... ¡me encanta! 

      saudade
        saudade

        Como ir casi juntos
        pero no juntos,
        como
        caminar paso a paso
        y entre los dos un muro
        de cristal,
        como el viento
        del Sur que si se nombra
        ¡Viento del Sur! parece
        que se va con su nombre,
        este amor.

        Como el río que une
        con sus manos de agua
        las orillas que aparta,
        como el tiempo también,
        como la vida,
        que nos huyen viviéndonos,
        dejándonos
        cada vez menos nuestros
        y más suyos,
        este amor.

        Como decir mañana
        y estar pensando nunca,
        como saber que vamos
        hacia ninguna parte
        y sin embargo nada
        podría detenernos,
        como la mansedumbre
        del mar, que es el anverso
        de ocultas tempestades,
        este amor.

        Este
        desesperado amor.

        Meira Delmar

        alinamar
          alinamar

          Gabriel Celaya

          La poesía es un arma cargada de futuro

          " Cuando ya nada se espera personalmente exaltante

          mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,

          fieramente existiendo, ciegamente afirmando,

          como un pulso que golpea las tinieblas,

          cuando se miran de frente

          los vertiginosos ojos claros de la muerte,

          se dicen las verdades:

          las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:

          Se dicen los poemas

          que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

          piden ser, piden ritmo,

          piden ley para aquello que sienten excesivo.

          Con la velocidad del instinto,

          con el rayo del prodigio,

          como mágica evidencia, lo real se nos convierte

          en lo idéntico a sí mismo.

          Poesía para el pobre, poesía necesaria

          como el pan de cada día,

          como el aire que exigimos trece veces por minuto,

          para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

          Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

          decir que somos quienes somos,

          nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

          Estamos tocando el fondo.

          Maldigo la poesía concebida como un lujo

          cultural por los neutrales

          que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.

          Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

          Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

          y canto respirando.

          Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas

          personales, me ensancho.

          Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,

          y calculo por eso con técnica, qué puedo.

          Me siento un ingeniero del verso y un obrero

          que trabaja con otros a España en sus aceros.

          Tal es mi poesía: Poesía-herramienta

          a la vez que latido de lo unánime y ciego.

          Tal es, arma cargada de futuro expansivo

          con que te apunto al pecho.

          No es una poesía gota a gota pensada.

          No es un bello producto. No es un fruto perfecto.

          Es algo como el aire que todos respiramos

          y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

          Son palabras que todos repetimos sintiendo

          como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

          Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.

          Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos. "

           

           

          ding
            ding

            Un poco infantil, pero a mí me gusta mucho... {#icon_wink.gif}

            El Ángel Guardián

            Es verdad, no es un cuento;
            hay un Ángel Guardián
            que te toma y te lleva como el viento
            y con los niños va por donde van.

            Tiene cabellos suaves
            que van en la venteada,
            ojos dulces y graves
            que te sosiegan con una mirada
            y matan miedos dando claridad.
            (No es un cuento, es verdad.)

            Él tiene cuerpo, manos y pies de alas
            y las seis alas vuelan o resbalan,
            las sais te llevan de su aire batido
            y lo mismo te llevan de dormido.

            Hace más dulce la pulpa madura
            que entre tus labios golosos estruja;
            rompe a la nuez su taimada envoltura
            y es quien te libra de gnomos y brujas.

            Es quien te ayuda a que cortes las rosas,
            que están sentadas en trampas de espinas,
            el que te pasa las aguas mañosas
            y el que te sube las cuestas más pinas.

            Y aunque camine contigo apareado,
            como la guinda y la guinda bermeja,
            cuando su seña te pone el pecado
            recoge tu alma y el cuerpo te deja.

            Es verdad, no es un cuento:
            hay un Ángel Guardián
            que te toma y te lleva como el viento
            y con los niños va por donde van.

                                                  Gabriela Mistral

            Desconocida
              Desconocida

                  ZÉFIRO

              Cuando los corazones pasan
              y Zéfiro toca los soles
              cuando las lunas callan
              y te muerdo los amores,
              cuando los colores cambian
              y te adoro sin dolores
              cuando las cosas se hace tuyas
              Zéfiro me arranca el cerebro

              Edward Guerra



                 Edward Guerra    
              Aumentar tamaño letra Disminuir tamaño letra
              fanfarlo
                fanfarlo

                ARRINCONADO 

                Bueno, ellos ya decían que llegaría 
                Esto
                :viejo
                ,perdido 
                el talento, titubeando 
                con las palabras. 
                escucho pisadas 
                sordas, me vuelvo, 
                miro detrás de mi... 
                aún no, perro viejo. 
                demasiado pronto. 
                ahora 
                ellos están sentados hablando de 
                mí:sí, le ha ocurrido, está 
                acabado...es una 
                pena. 
                nunca fue gran cosa, 
                ¿verdad? 
                bueno...no, pero ahora
                ahora 
                están celebrando mi defunción 
                en tabernas que yo ya no 
                frecuento 
                ahora 
                yo bebo solo 
                dentro de esta máquina 
                defectuosa. 
                mientras las sombras cobran 
                formas 
                peleo en lenta 
                retirada 
                ahora 
                la promesa que fui 
                mengua 
                mengua 
                ahora 
                enciendo otros cigarrillos 
                me sirvo otras 
                copas 
                ha sido una hermosa 
                pelea 
                y aún 
                lo es

                C.BUKOWSKI

                andromeda75
                  andromeda75

                  canción de la búsqueda

                  José Angel Buesa 

                  (el poeta de los amores imposibles)

                  Todavía te busco mujer que busco en vano,
                  mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
                  sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano
                  y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

                  Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
                  Y ya llega el otoño, y espero todavía:
                  De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
                  pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

                  Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
                  si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
                  al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
                  nos entristece menos que lo que llega tarde.

                  Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
                  más allá de la bruma de mis ojos huraños,
                  la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
                  y el horror de los días convirtiéndose en años...

                  Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
                  ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
                  Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,
                  seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..."

                  Desconocida
                    Desconocida

                        GLOSAS EN HOMENAJE A J.G.

                                I

                    Sí:
                          la realidad propone siempre sueños,
                    mas sólo uno entre muchos elige la mirada.

                    De quien madruga a verla,
                                                y no del sol,
                                                              procede
                    —aunque él no se lo crea—
                    la luz
                    que ordena y fija el mundo
                    en sus formas más bellas:
                                                Damas altas, calandrias...

                    Vistas así las cosas,
                    iluminadas por amor tan claro
                    ¿cómo van a negarse?
                                          Dóciles, entregadas
                    a su más alto vuelo,
                    se demoran, esperan, se eternizan.

                                II

                    Cazadoras al filo de la aurora.

                    Cobrar la plenitud, guardar el canto
                    como trofeo y ¡a volar las alas!

                    Contra un mundo fugaz, esquivo y raudo,
                    que salta a su «seré» de el «ya he sido»,
                    pupilas aún más rápidas
                    lanzan dardos certeros.

                    Difícil blanco ofrece hoy la mañana:
                    escorzo de cristal que pasa huyendo
                    de no sé qué jaurías invisibles.
                                                      ¿Un instante del iris?
                    Rasga el silencio y...
                                            ¡Luz ilesa!

                    He ahí la eternidad, en dos palabras.


                    Ángel González


                    Jorge Guillén Damas altas, calandrias...

                    chinaski
                      chinaski

                      Cuando escribo

                      Sucede cuando escribo
                      que me muestro taciturno y ausente,
                      fumo mucho,
                      hablo poco y fatal,
                      con hipérbatos, hiperbólicamente,
                      me vuelvo hermeneuta y un poco hermafrodita,
                      y mi triste corazón babea en la popa,
                      mi corazón está lleno de tabaco,
                      como dice Rimbaud.

                      Sucede cuando escribo
                      que pienso mucho en Fausto y en su condenación,
                      duermo poco y, si sueño,
                      me coloco una moneda debajo de la lengua
                      para no caer en los colmillos
                      de ese perro (¿Cerbero?) de cincuenta cabezas
                      que guarda la Otra Orilla.

                      Sucede cuando escribo
                      que me quiero, no necesito espejos,
                      sólo hojas en blanco,
                      que ni apenas me lavo ni me afeito
                      y me paso por el forro de los cojones
                      que todo esté dicho y que vinimos demasiado tarde
                      como quería La Bruyère.

                      Más bien: Aquí hay un hombre único y singular,
                      una emoción intransferible, una expresión
                      que da sentido a toda una vida.

                      Sucede cuando escribo
                      que el Caballero Salvaje se hace verdugo
                      de sí mismo;
                      me rapo el pelo al cero
                      (una buena pintura no necesita marcos)
                      para obtener la fuerza
                      y acariciar mejor los sentimientos,
                      las palabras secretas, la memoria,
                      y si el impulso nihilista llega
                      facilitar una lobotomía.

                      Sucede cuando escribo
                      que se pasan por casa Frank Zappa y San Juan de la Cruz,
                      (levitamos con cannabis del bueno),
                      Teresa de Calcuta, Genet y Monty Cliff,
                      y a veces, por sorpresa, Gil de Biedma.
                      Discutimos acaloradamente de jardinería,
                      el 0.7, la independencia de Euskadi, yo qué sé,
                      y acabamos con toda la existencia,
                      todas las existencias
                      de tequila.
                      Sucede cuando escribo
                      que hay saqueos y extravíos que evito recordar
                      para no ver quimeras, basiliscos y demás monstruos míticos
                      en mi árbol genealógico de debilidades,
                      y sobre todo para no confundir
                      las fotocopias con el original.

                      Sucede cuando escribo
                      que pretendo mis palabras como constelaciones,
                      luces temblorosas
                      entre las cubiertas y la escarcha del congelador
                      que firmo una paz verde con el mundo,
                      obro de buena fe y creo en lo imposible,
                      igual que San Bernardo en las Cruzadas
                      que reclutó un ejército
                      predicando en una lengua que nadie entendía.

                      Sucede cuando escribo,
                      pero a veces también cuando me dices:
                      "Fóllame, enséñame las lunas de Júpiter, mi amor",
                      o cuando, por puro despiste, al hacer la colada,
                      doy vueltas y más vueltas en la espuma del Tiempo
                      y miro al exterior desde el ojo de buey
                      hasta centrifugarme y volver a nacer:

                      Ni rastro de manchas. Blancura total.

                      De Constelaciones al abrir la nevera, Ángel Petisme.
                      Editorial Hiperión, 1996.

                      fanfarlo
                        fanfarlo
                        Federico García Lorca: Pequeño Vals Vienés

                        En Viena hay diez muchachas,
                        un hombro donde solloza la muerte
                        y un bosque de palomas disecadas.
                        Hay un fragmento de la mañana
                        en el museo de la escarcha.
                        Hay un salón con mil ventanas.

                        ¡Ay, ay, ay, ay!
                        Toma este vals con la boca cerrada.

                        Este vals, este vals, este vals, este vals,
                        de sí, de muerte y de coñac
                        que moja su cola en el mar.

                        Te quiero, te quiero, te quiero,
                        con la butaca y el libro muerto,
                        por el melancólico pasillo,
                        en el oscuro desván del lirio,
                        en nuestra cama de la luna
                        y en la danza que sueña la tortuga.

                        ¡Ay, ay, ay, ay!
                        Toma este vals de quebrada cintura.

                        En Viena hay cuatro espejos
                        donde juegan tu boca y los ecos.
                        Hay una muerte para piano
                        que pinta de azul a los muchachos.
                        Hay mendigos por los tejados,
                        hay frescas guirnaldas de llanto.

                        ¡Ay, ay, ay, ay!
                        Toma este vals que se muere en mis brazos.

                        Porque te quiero, te quiero, amor mío,
                        en el desván donde juegan los niños,
                        soñando viejas luces de Hungría
                        por los rumores de la tarde tibia,
                        viendo ovejas y lirios de nieve
                        por el silencio oscuro de tu frente.

                        ¡Ay, ay, ay, ay!
                        Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre".

                        En Viena bailaré contigo
                        con un disfraz que tenga
                        cabeza de río.
                        ¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
                        Dejaré mi boca entre tus piernas,
                        mi alma en fotografías y azucenas,
                        y en las ondas oscuras de tu andar
                        quiero, amor mío, amor mío, dejar,
                        violín y sepulcro, las cintas del vals.

                        Desconocida
                          Desconocida

                          LA  SONRISA MUTILADA

                                      He dejado a medias mi sonrisa.

                                      Por un tropiezo en el trazo.

                                      Por una nube en el arco iris.

                                      Y en esta cárcel de pereza

                                      no alcanzan mis dedos

                          la herramienta

                                      para concluir mi dibujo .

                                      Pido al espejo  

                                      que me recuerde cada día

                                      que una sonrisa mutilada

                                            no es sonrisa.

                                             Es mueca.

                          Por una nube enLA  el arco iris.

                          Y en esta cárcel de pereza
                          no alcanzan mis dedo
                          la herramienta
                          para concluir mi dibujo.

                          Pido al espejo
                          que me recuerde cada día
                          que una sonrisa mutilada
                          no es sonrisa.

                          Es mueca.

                          Desconocida
                            Desconocida

                            Se la dedico  Pepa.

                            VUELO

                            Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto
                            que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
                            Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
                            quisiera remontarse directamente vivo.

                            Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?
                            Conquistaré el azul ávido de plumaje,
                            pero el amor, abajo siempre, se desconsuela
                            de no encontrar las alas que da cierto coraje.

                            Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
                            quiso ascender, tener la libertad por nido.
                            Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
                            Donde faltaban plumas puso valor y olvido.

                            Iba tan alto a veces, que le resplandecía
                            sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
                            Ser que te confundiste con una alondra un día,
                            te desplomaste otro como el granizo grave.

                            Ya sabes que las vidas de los demás son losas
                            con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.
                            Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
                            A través de las rejas, libre la sangre afluya.

                            Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
                            tubo de apetecer y respirar el fuego.
                            Espada devorada por el uso constante.
                            Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

                            No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
                            por estas galerías donde el aire es mi nudo.
                            Por más que te debatas en ascender, naufragas.
                            No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.

                            Los brazos no aletean. Son acaso una cola
                            que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
                            La sangre se entristece de debatirse sola.
                            Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

                            Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala
                            un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
                            como un élitro ronco de no poder ser ala.
                            El hombre yace. EL cielo se eleva. El aire mueve.

                            Desconocida
                              Desconocida

                              La muñeca rota.

                               

                              Sentada tantos años   

                              en una esquina

                              una vieja muñeca

                              siempre me mira.

                              Tenía la muñeca

                              cara de luna

                              y los ojitos verdes

                              verde aceituna.

                              Sus manos de porcelana

                              en el vestido se posan,

                              en su pelo ondulado

                              revolotean las mariposas.

                              Tenía la muñeca

                              los brazos rotos

                              la mirada ingenua

                              y los zapatos rojos.

                              La cogí entre mis dedos

                              con mucho cariño

                              arreglé sus bracitos

                              como cuando era un niño.

                              La muñeca ya sonríe,

                              ya no volverá a la esquina,

                              se queda junto a mi cama

                              para ver pasar mi vida.

                                © Marisa Moreno, Spain

                              Desconocida
                                Desconocida

                                                       

                                                                  FELICIDADES MI VIDA,

                                A la rueda, rueda

                                de la caracola

                                duermen los cangrejos

                                y ríen las olas.

                                Los peces chiquitos,

                                juegan en la arena.

                                Se quedan dormidos

                                junto a las ballenas.

                                Los peces despiertan,

                                saltan por las rocas,

                                burbujas de risas,

                                hacen en el agua

                                sus palabras cortas.

                                Cantan, sueñan, bailan

                                y con sus manitas

                                mecen en sus cunas

                                a las estrellitas.

                                Al acuario-escuela,

                                van los pececitos.

                                Pompas de colores

                                entre sus libritos

                                a la rueda, rueda

                                vamos a soñar

                                que pronto, mamita,

                                nos vendrá a buscar.

                                    ©Marisa Moreno, Spain.

                                Y QUE CUMPLAS MUCHOS,MUCHOS MAS. 

                                 

                                                                             

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