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Poesía

alinamar
    alinamar

    “Soy la soledad que nada pide ni promete;

    así es como te haré libre. No hay amor.” W.H. Auden

     

    No hay amor, no, ya no lo hay, lo presientes;

    ni una caricia,

    ni siquiera un cómo estás,

    menos aún qué necesitas.

    Pero hay libertad, toda, mucha y

    soledad, la más grande y

    como aún eres creyente a pesar del no amor,

    sueñas con ojos, con bocas que quieran estar,

    planear la Navidad,

    la primavera,

    el verano de la mar... y

    ésta es toda tu fuerza: la fuerza de soñar.

    alinamar
      alinamar

      Promesa                                                                

      Quizá fuesen mejores
      Nuestros corazones cuando eran frágiles
      Y algún golpe de mar, o la noche de julio
      Pudieran abrirles las calladas heridas
      Que ahora, y para siempre, llamaremos nostalgias.
      Quizá fuesen mejores cuando eran
      Cual regatos ligeros o lluviosas tardes
      Que mojaban la infancia y partían
      Un dominio común; un valle abierto,
      Inmensos arenales, aquel balcón
      Detenido en la presencia de pulidos geranios.
      No eligieron barcos para partir lejos;
      Ni la brisa liviana de un verano
      Para que los apagase, con su fuego insumiso.
      Semejantes a los hombres, desearon
      A los árboles antiguos de esta tierra.
                    
      RAMIRO FONTE

      De Pasa un segredo, 1988

      alinamar
        alinamar

        ¿También escoges abril?

        Todo oropel de Abril es triste causa
        Y luz que en las estancias deshace las telas del invierno
        -Eso lo hace algo suave-,
        Tiene flores terribles,
        Duran lo que dura el deseo
        Y la palidez de las altas madrugadas en las vidrieras del día.
        Es estanque donde reflejo los párpados del adiós,
        Agua estancada y verde que asume un rostro ciego,
        Sombra maldita de tejos.
        Sus tormentas baten en el recuerdo,
        Y mojan y lastiman e interrogan
        El perfecto dominio de la memoria,
        Porque, propicios, quieren
        Los corazones del hombre
        Acercarse a las más profundas alamedas,
        Ir a la búsqueda de las extensiones del mar con su mirar azul,
        Ver bajar los navíos, ansiosos de sur,
        Hacia las islas invictas.
        Algún día dijimos viene Abril
        Y era una clara alegría como las alas de las palomas;
        Los lugares del ser victoriosos y ciertos.
        Entonces se hizo el augurio en los últimos jardines
        Invadidos de mar, que atravesamos;
        Desandamos pisadas y eran nuestros los rumbos,
        Su agrio misterio.
        Pido sosiego a la tarde, aposento de marzo,
        Mes que viola alguno de sus olvidos,
        Por escoger Abril, siempre invocado,
        Por medir la memoria de los relojes de arena, tan inútil!
        La música del tiempo en la exultante estación
        Por sentarme a la orilla de su río secreto.
        Esta es la vana jaula de un pájaro herido.

        De Pensar na tempestade, 1986

        RAMIRO FONTE

        Desconocida
          Desconocida
          bettymary
            bettymary
            Te recuerdo como eras en el último otoñoEras la boina gris y el corazón en calmaEn tus ojos peleaban las llamas del crepúsculoY las hojas caían en el agua de tu almaApegada a mis brazos como una enredadera,las hojas recogían tu voz lenta y en calma.Hoguera de estupor en que mi sed ardía.Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:boina gris, voz de pájaro y corazón de casahacia donde emigraban mis profundos anhelosy caían mis besos alegres como brasas.Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.Hojas secas de otoño giraban en tu alma.Pablo Neruda
            bettymary
              bettymary

              Te recuerdo como eras en el último otoño

              Eras la boina gris y el corazón en calma.

              En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.

              Y las hojas caían en el agua de tu alma.

              Apegada a mis brazos como una enredadera,

              las hojas recogían tu voz lenta y en calma.

              Hoguera de estupor en que mi sed ardía

              Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

              Siento viajar tus ojos y es distante el otoño,

              boina gris, voz de pájaro y corazón de casa

              hacia donde emigraban  mis profundos anhelos

              y caían mis besos alegres como brasas.

              Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.

              Tu recuerdo es de luz, de humo , de estanque en calma

              Mas allá de tus ojos ardían los crepúsculos

              Hojas secas de otoño giraban en tu alma

              PABLO NERUDA

              miau
                miau

                Escorado

                Mirándola dormir
                dejé que el barco se inclinara
                lentamente hacia un costado
                precisamente el costado
                sobre el que ella dormía
                apoyando apenas la mejilla izquierda
                el ojo azul
                la pena negra de los sueños
                y por verla dormir
                me olvidé de maniobrar
                pensando en las palabras de un poema
                que todavía no se ha escrito
                y por ello
                era el mejor de todos los poemas
                tan sereno
                tan sutil como su piel de mujer casi dormida
                casi despierta,
                tan perfecto como su presencia inaccesible
                sobre la cama,
                proximidad engañosa de contemplarla
                como si realmente pudiera poseerla
                allá en una zona transparente
                donde no llegan las sílabas orando
                ni el clamor de las miradas
                que quieren acercarse
                en la falsa hipócrita intimidad de los sueños.



                Cristina Peri Rossi

                alinamar
                  alinamar

                  NUEVO MANUAL DE POESÍA

                  Si un hombre entiende un poema,

                  tendrá problemas.

                  Si un hombre vive con un único poema,

                  morirá solo.

                  Si un hombre vive con dos poemas,

                  le será infiel a uno.

                  Si un hombre concibe un poema,

                  tendrá un hijo menos.

                  Si un hombre concibe dos poemas,

                  tendrá dos hijos menos.

                  Si un hombre se pone una corona sobre su cabeza cuando escribe,

                  será descubierto.

                  Si un hombre no se pone una corona sobre su cabeza cuando escribe,

                  no se engañará más que a sí mismo.

                  Si un hombre se enfurece leyendo un poema,

                  será despreciado por los hombres.

                  Si un hombre continúa enfurecido con un poema,

                  será despreciado por las mujeres.

                  Si un hombre condena públicamente la poesía,

                  sus zapatos se llenarán de orina.

                  Si un hombre abandona la poesía para ser poderoso,

                  será muy poderoso.

                  Si un hombre alardea de sus poemas,

                  será amado por los tontos.

                  Si un hombre alardea de sus poemas y ama a los tontos,

                  dejará de escribir.

                  Si un hombre reclama atención por sus poemas,

                  será como un idiota bajo la luz de la luna.

                  Si un hombre escribe un poema y elogia el poema de un amigo,

                  él tendrá una hermosa amante.

                  Si un hombre escribe un poema y elogia en demasía el poema de un amigo,

                  él alejará de sí a su amante.

                  Si un hombre se apropia del poema de otro,

                  su corazón será dos veces más grande.

                  Si un hombre deja ir a sus poemas desnudos,

                  tendrá miedo a la muerte.

                  Si un hombre tiene miedo a la muerte,

                  será salvado por sus poemas.

                  Si un hombre no le tiene miedo a la muerte,

                  puede o no puede ser salvado por sus poemas.

                  Si un hombre termina un poema,

                  él se bañará con el vacío despertar de su pasión

                  y será besado por la página en blanco.

                  MARK STRAND

                  saudade
                    saudade

                    Ahora ya no somos

                    como ayer, como antes.

                    Ahora vamos solos,

                    cada quién por su aire.

                    A veces yo pregunto

                    por tu voz, por tu nombre.

                    Me miran y sonríen:

                    ninguno los conoce

                    Pienso entonces que pudo

                    ser mentira el encuentro.

                    Y perderte tan sólo

                    la otra cara del sueño.

                    Meira Delmar.  1981

                    selenna
                      selenna

                       Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
                      y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
                      Parece que los ojos se te hubieran volado
                      y parece que un beso te cerrara la boca.
                      .
                      Como todas las cosas están llenas de mi alma
                      emerges de las cosas, llena del alma mía.
                      Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
                      y te pareces a la palabra melancolía.
                      .
                      Me gustas cuando callas y estás como distante.
                      Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
                      Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
                      Déjame que me calle con el silencio tuyo.
                      .
                      Déjame que te hable también con tu silencio
                      claro como una lámpara, simple como un anillo.
                      Eres como la noche, callada y constelada.
                      Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
                      .
                      Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
                      Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
                      Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
                      Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

                      PABLO NERUDA

                      selenna
                        selenna

                        El derecho de soñar: Eduardo Galeano

                        "Aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.

                        Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies:

                        En las calles, los automóviles serán pisados por los perros.

                        El aire estará limpio de los venenos de las máquinas, y no tendrá más contaminación que la que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.

                        La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el super-mercado, ni será mirada por el televisor.

                        El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas.

                        La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.

                        En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a hacer el servicio militar, sino los que quieran hacerlo.

                        Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.

                        Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.

                        Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.

                        Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.

                        El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.

                        Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.

                        Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.

                        Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.

                        La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.

                        La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.

                        La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.

                        Una mujer, negra, será presidente de Brasil y otra mujer, negra, será presidente de los

                        Estados Unidos de América. Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú.

                        En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.

                        La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las piedras de Moisés. El sexto mandamiento ordenará: "Festejarás el cuerpo". El noveno, que desconfía del deseo, lo declarará sagrado.

                        La Iglesia también dictará un undécimo mandamiento, que se le había olvidado al Señor:

                        "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte".

                        Todos los penitentes serán celebrantes, y no habrá noche que no sea vivida como si fuera la última, ni día que no sea vivido como si fuera el primero.”

                        selenna
                          selenna

                          Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
                          Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
                          y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
                          El viento de la noche gira en el cielo y canta.
                          Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
                          Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
                          En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
                          La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
                          Ella me quiso, a veces yo también la quería.
                          Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
                          Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
                          Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
                          Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
                          Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
                          Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
                          La noche está estrellada y ella no está conmigo.
                          Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
                          Mi alma no se contenta con haberla perdido.
                          Como para acercarla mi mirada la busca.
                          Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
                          La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
                          Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
                          Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
                          Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
                          De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
                          Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
                          Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
                          Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
                          Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
                          mi alma no se contenta con haberla perdido.
                          Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
                          y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

                          alinamar
                            alinamar

                            A mano amada,

                            cuando la noche impone su costumbre de insomnio

                            y convierte

                            cada minuto en el aniversario

                            de todos los sucesos de una vida;

                            allí,

                            en la esquina más negra del desamparo, donde

                            el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

                            los recuerdos me asaltan.

                            Unos empuñan tu mirada verde,

                            otros

                            apoyan en mi espalda

                            el alma blanca de un lejano sueño,

                            y con voz inaudible,

                            con implacables labios silenciosos,

                            ¡el olvido o la vida!,

                            me reclaman.

                            Reconozco los rostros.

                            No hurto el cuerpo.

                            Cierro los ojos para ver

                            y siento

                            que me apuñalan fría,

                            justamente,

                            con ese hierro viejo:

                            la memoria.

                            ÁNGEL GONZÁLEZ

                            alinamar
                              alinamar

                              No salieron jamás                                    
                              del vergel del abrazo.
                              Y ante el rojo rosal
                              de los besos rodaron.

                              Huracanes quisieron
                              con rencor separarlos.
                              Y las hachas tajantes
                              y los rígidos rayos.

                              Aumentaron la tierra
                              de las pálidas manos.
                              Precipicios midieron,
                              por el viento impulsados
                              entre bocas deshechas.
                              Recorrieron naufragios,
                              cada vez más profundos
                              en sus cuerpos sus brazos.

                              Perseguidos, hundidos
                              por un gran desamparo
                              de recuerdos y lunas
                              de noviembres y marzos,
                              aventados se vieron
                              como polvo liviano:
                              aventados se vieron,
                              pero siempre abrazados.

                              MIGUEL HERNÁNDEZ

                              alinamar
                                alinamar

                                Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
                                que son dos hormigueros solitarios,
                                y son mis manos sin las tuyas varios
                                intratables espinos a manojos..

                                No me encuentro los labios sin tus rojos,
                                que me llenan de dulces campanarios,
                                sin ti mis pensamientos son calvarios
                                criando nardos y agostando hinojos.

                                No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
                                ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
                                y mi voz sin tu trato se afemina.

                                Los olores persigo de tu viento
                                y la olvidada imagen de tu huella,
                                que en ti principia, amor, y en mí termina.

                                MIGUEL HERNÁNDEZ

                                Login

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