Pornografia para mujeres
La pornografía es un género con muy mala fama que mueve miles de millones y que ha visto aumentar sus límites a través de Internet de una manera próspera y brutal. En este vilipendiado arte, las mujeres han ocupado históricamente un lugar de escaso privilegio como cuerpos expuestos a la acción delante de las cámaras, sabiéndose producto provocador de erecciones. Para este sencillo cometido no tenían más que dar los buenos días y a la toma siguiente ya estaban aplastadas encima de una mesa siendo penetradas con ahínco por el actor de turno.
No hay ni que mencionar que los productores y los consumidores de esta mercancía son hombres heterosexuales, el porno gay es harina de otro costal, con lo que las mujeres no encuentran ninguna representación aceptable de su deseo. Por otro lado, el porno como escuela privada del buen follar ha hecho destrozos importantísimos en el imaginario colectivo de cómo debe gozar una mujer y cuál es su papel al lado (o mejor debajo) de su amante masculino.
Una de las primeras artistas en acuñar públicamente el término Posporno fue Annie Sprinkle. Como ella misma se define, de prostituta y porno estrella pasó a artista performativa y sexóloga. Annie deslumbra con su porno vital, positivo y divertido. A lo largo de su carrera como porno star ella hace política directa que se confronta con el porno tradicional, habla de la eyaculación femenina, del poder del placer, de la autonomía de la vagina (y de su fisonomía ver: Public Cervix Announcement), de la necesidad de un porno libre de ETSs.
Por la misma época nace en Estados Unidos la productora Femme Productions que entre otras, tenía como fundadora a la bella Candida Royalle. C. Royalle es hoy en día una próspera empresaria que dirige cine porno y fabrica vibradores adaptados al contorno femenino: natural contours (disponibles en Los Placeres de Lola). Complementa a Annie Sprinkle abarcando otro campo a reflejar con sus películas, filma porno que ella misma denomina porno para parejas, heterosexuales, creando nuevos modelos de comportamiento sexual desde la satisfacción del placer femenino. Con unas portadas horrendas al estilo Corín Tellado crea atmósferas de erotismo y seducción un tanto cursis que enseñan a los hombres a hacer bien el amor con una mujer.
No obstante, el porno siempre ha tenido una beligerancia dura de lidiar en la corriente feminista antiporno. Con Andrea Dworkin a la cabeza. La pornografía era acusada, no sin razón claro, de ser una muestra de la radicalidad de la violencia contra las mujeres, puesto todo esto de manifiesto en 1981 en su obra Pornografía: los hombres poseen a las mujeres. Las mujeres aparecen subyugadas y humilladas, explotadas y retratando una esperpéntica para-realidad de lo que el sexo debe representar para ellas. Hasta este punto todas estamos de acuerdo, la ruptura irrumpe más adelante cuando aparecen figuras como la mencionada Annie Sprinkle o tantas otras que han declarado su oposición a esta pornografía decadente y mentirosa para reivindicar desde la acción otra forma de hacer porno.
En este punto la postura feminista al respecto se divide en dos: feministas anti-pornografía como las Women Against Pornography (WAP) y las sex-possitive feminist, y de esto hasta nuestros días.
En España al no haber una producción de pornografía elaborada por mujeres la caja de Pandora no se ha abierto aún, no olvidemos que todas estas posturas encontradas se contextúan en un país en el que la elaboración de material pornográfico de todo tipo está a la cabeza del mundo
En España no existe una cultura del porno, género que fue interrumpido casi al mismo tiempo de nacer con la Ley Miró y aunque a principios de los 90 comienzan a surgir nuevas productoras y títulos, el porno de mujeres se puede decir que no ha existido. A esto hay algunas excepciones que apuntar, como la directora Maria Bianco que filma en 1997 Maria Bianco, directora de porno o Sandra Uve con su última cinta "616 DF: El diablo español vs las Luchadoras del Este".
En este film, Sandra Uve nos presenta una trama de una absurdez buscada, en la que el secuestro de unas riot girls punkis desencadena una oleada de polvos chico-chica que no innova mucho en lo que se refiere a la acción sexual pero sí lo hace en la estética y en la presentación de unas figuras masculinas bobas y viriles, y desde luego en que el producto sea creación de una mujer española, de treinta y pocos y distribuido por IFG.
Aún así dentro de los movimientos feministas españoles se escuchan opiniones muy encontradas en torno a este tema, si bien la cuestión debería recaer en si una vez suprimidos todos los códigos de representación machista la pornografía debe seguir considerándose un bastión de humillación hacia las mujeres.
La pornografía hecha por lesbianas y para lesbianas no introduce de ningún modo la figura masculina de sometimiento.
En este subgénero del porno, la pornografía bollo o la pornografía queer, se sustrae al tradicional de lo que esencialmente lo ha caracterizado para convertirlo en una reproducción de un deseo hasta el momento inexistente en la pantalla. Otra forma de mirar, de ser vista, de calentar y de inspira
Comentarios
24 de February de 2009 a las 05:05
laeroticaenmascarada
16 de March de 2008 a las 18:43
popnoart
27 de February de 2008 a las 15:30
sainda
27 de February de 2008 a las 13:12
luna43
26 de February de 2008 a las 20:28
peke0713
24 de February de 2008 a las 12:21
lamaris
23 de February de 2008 a las 13:10
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