Relatos cortos
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malarual | Publicado el 17-06-2009 21:43:22 |
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Hola! Soy una chica a la que le gusta escribir historias cortitas, la gente que las ha leido les ha gustado mucho, no se si son buenas o no, eso ya me lo direis vosotras si os gusta, a mi se me ocurrio que podia colgarlas por ahora tengo unas pocas escritas y las ire colgando poco a poco, pero espero, si os gustan éstas, escribir mas. Sin mas os dejo la primera de ellas en el siguiente mensaje. Un besito para todas |
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malarual | Publicado el 17-06-2009 21:55:44 |
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EL SUEÑO Abro los ojos... Noto la humedad en la almohada, en mi pelo, en las sábanas, en mi piel. El calor me abrasa el cuerpo, pero hace frío. Lo siento en el tímido contacto del aire con mi piel, pero el calor que produce mi cuerpo contrarresta esa sensación. Me giro y quedo mirando al techo. “De nuevo apareces en mis sueños”. Suspiró al comprobar que tu imagen no se me va de la cabeza y que la recreo en el techo de mi habitación. Primero tu sonrisa. Esa perfecta alineación de perlas brillantes, esos labios carnosos y, seguramente, sabrosos, esos hoyuelos que se te forman en las mejillas al sonreír ampliamente. Poco a poco se van apareciendo en el techo tus ojos, grandes y profundos, de un verde esmeralda, con un tinte ámbar por algunas zonas. Esos ojos enmarcados por enormes y oscuras pestañas, como alas batiéndose al vuelo. Para completar el rostro, ante mí, mejor dicho, sobre mí, se aparece tu nariz, una nariz perfectamente encajada en tu rostro, que completa un conjunto de facciones que embriagan a cualquier persona. Suspiro de nuevo. De un movimiento rápido me levanto y me siento al borde de la cama. Observo el reloj. Unas cuantas horas de noche por delante y ninguna intención de dormir. No es que no quiera dormir porque el sueño sea de los peores que he tenido, al contrario, es el mejor sueño de mi vida y tengo la suerte de que se ha repetido alguna que otra vez. Lo malo del sueño es despertar, darme cuenta de la mentira que recrea mi cabeza, la ilusión de tu acercamiento, de tu decisión. El despertar de ese sueño lo llena todo de nada, me rodea de vacío. Cada noche que he tenido este sueño, al día siguiente, no soy persona, solo soy capaz de rememorar el sueño, de agazaparme en mi soledad evitando que cualquier otra imagen entre en mi cabeza y me haga olvidar el sueño. Me sumerjo en la oscuridad de mi casa, navego por ella hasta la cocina, donde sin encender la luz, me sirvo un vaso de agua fría, con la intención de calmar el calor interno de mi cuerpo. No da resultado. Es más, el calor en mi va en aumento. Vuelvo a la cama, me pierdo en las sabanas. Intento conciliar el sueño. Una vuelta, dos, tres,… Abro los ojos… Miro al techo. Una mano aparece ante mi, una mano que acaricia mi rostro con suavidad, una mano que desciende por mi cuello, una mano acompañada de un cuerpo, un cuerpo gobernado por un rostro, un rostro de ojos grandes y profundos, esmeralda y ámbar combinados a la perfección, unos ojos que me observan, que me miran, que descienden lentamente por mi cuerpo regocijándose en cada detalle, detalles que también son estudiados por esa mano intrusa. Lentamente los ojos se van acercando a los míos, y con ellos la carnosidad de tus labios se acerca al temblor de los míos. Cuando tu aire se confunde con mi aire, la mano intrusa, la mano exploradora, reconoce y calma el temblor de mis labios, para descender de nuevo por mi cuello y viajar hasta mi nuca, donde ejerce una tímida presión que hace desaparecer tanto tu aire como el mío, presión que me da a probar el dulce de tus labios. Cierro los ojos para sentir con mayor profundidad. Tus labios se pierden en los míos, los míos recorren los tuyos, te separas lentamente y suspiras, compartiendo de nuevo nuestro aire, un aire que nos separa. La presión en mi nuca, ésa que en un primer momento acorto la distancia entre tu y yo, desaparece, dando paso a una nueva incursion de tu mano por mi cuerpo, en un lento descenso por mi piel, esa piel que se estremece al leve contacto de tu mano. Pero la ausencia de presion en mi nuca no evita que la distancia entre nuestros labios dure apenas unos segundos ante mi asombrosa decisión. De nuevo saboreo la dulzura que por unos escasos instantes me da vida. El estremecimiento de mi piel es cada vez mayor, a medida que tu mano avanza en su descenso... el beso se acaba, el dulce se aleja de mis labios, tu mano se desvia del que creia que era su camino y sigue al resto de tu cuerpo, te desvaneces... Abro los ojos… L@ü |
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malarual | Publicado el 21-06-2009 15:32:38 |
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AMANECER CONTIGO El sol despierta, descubre nuestros cuerpos desnudos fundidos en uno. Me separo un poco, lo justo, solo para contemplar tu cuerpo a contraluz. Tu rostro en la sombra, solo dejando ver pequeñas destellos de tu belleza. Mis manos, celosas de mis ojos, se acercan a tu piel y comienzan a acariciarte suavemente, sin querer despertarte, solo sentirte. Primero las mejillas, todavía rosadas, descienden hasta tus labios, los más dulces que mi gusto ha podido sentir, en ellos puedo vislumbrar una tímida sonrisa y sonrió al pensar en tu posible sueño, recordando el que ha sido mi sueño durante tanto tiempo y esta noche se ha convertido en la más bella realidad. Sigo descendiendo hasta tu cuello, intentando evitar acercarme para no despertarte, pero deseándolo con todo mi ser, me pierdo de nuevo en el perfume que me ha envuelto toda la noche. Lentamente sigo descendiendo por todo el perfil de tu cuerpo, marcando cada recoveco, cada curva. Ahora son mis ojos los que están celosos y no pudiendo aguantar más, retiran su mirada de donde se posan mis manos, encontrándose con un preciado tesoro. Tus ojos están fijos en los míos, tus labios me sonríen, esta vez menos tímidamente que mientras dormías. Ahora son tus manos las que recorren mis mejillas, bañadas por un color que delata mi timidez al saber de tu observación durante este tiempo. - ¿No duermes?...-sonrío- Necesitas descansar –dices, con una sonrisa que definitivamente no era tímida Entonces tu mano viaja lentamente hacia mi nuca, acortando la escasa distancia que nos separaba, fundiendo de nuevo nuestros labios, siendo éste el preludio de la fusión inminente de nuestros cuerpos L@ü |
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malarual | Publicado el 06-07-2009 20:37:21 |
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ENCUENTROS El sonido del despertador es la señal de salida, una nueva carrera para sobrevivir a un nuevo día, una nueva jornada de rutina, día tras día lo mismo, una y otra vez. Me asomo a la ventana y lo recuerdo. Mi rutina ya no es la misma que hace unos días. Si, sigo haciendo lo mismo, pero dentro de esa rutina hay un nuevo elemento que ha convertido cada segundo de cansina espera, en un segundo de ansia y deseo, de ilusión, todo por volverte a ver. No sé tu nombre, no sé desde cuando nos cruzamos todos los días, no sé de donde vienes ni donde vas. Lo único que sé que aquel día en que todo se convirtió en nuevo fue por que mi mirada se encontró con la tuya. Mis ojos y los tuyos se pertenecieron durante unos segundos, unos segundos para mi eternos, unos segundos que hacen que merezcan la pena el resto de las horas del día solo porque sé que existirán esos segundos. Con la esperanza de volver a compartir esos segundos contigo me preparo para un nuevo día, para un nuevo encuentro. Salgo de mi casa solo pudiendo pensar en tu mirada y en tu sonrisa, bajo las escaleras de dos en dos descartando esperar el ascensor, no puedo llegar tarde a nuestro encuentro no acordado. Al salir de mi edificio lo veo. El autobús ya esta en la parada, el semáforo en rojo y yo al otro lado de la calle. No puedo perderme nuestro encuentro, no puedo. Miro la carretera y no veo ningún coche. Me lanzo a cruzar. Los últimos pasajeros suben al autobús. De repente te veo, estas en el mismo asiento de siempre, y nuestro encuentro se produce, tus ojos y los míos se cruzan, ellos como en un mundo distinto al de los demás mantienen su conversación de todos los días, tras unos segundos los tuyos se desvían y regresan con un mensaje nuevo. Entonces todo se vuelve negro. Mi cuerpo esta totalmente dolorido, consigo ver algo sin mucha claridad. Parece que estoy en el suelo. Todo el mundo me mira, no los conozco. Entonces algo conocido, tus ojos se acercan, están llorando. Te acercas más de lo que nunca hemos estado, me abrazas, me sujetas la cabeza, te acercas a mi oído y me susurras. - No te vayas, no podría con la rutina de cada día sin encontrarme con tus ojos. Entonces tus labios se acercan a los míos y los rozas suavemente produciendo un nuevo encuentro, el de nuestro labios, un dulce encuentro. De nuevo todo se vuelve oscuro… Por fin luz. Consigo poco a poco abrir los ojos. Te busco, pero no veo nada conocido, estoy en una habitación que no conozco, con unas sábanas que no me pertenecen, con una extraña sensación. La puerta se abre. Deseo que sean tus ojos los que aparezcan tras ella. No es así, solo un desconocido, me habla, no le oigo, solo deseo oír de nuevo tu voz susurrarme. El desconocido retira un tubo que se adentraba por mi boca y me dice: - Si necesita algo, solo tiene que avisar –señalando un mando- No haga esfuerzos. Y sin más se marcha. Observo la habitación, sigo sin reconocer nada a mi alrededor. En una butaca veo algo que no parece pertenecer a ese entorno. Un abrigo desconocido, bueno en realidad no me es tan desconocido. Entonces la puerta se vuelve abrir. Esta vez si, esta vez son tus ojos los que cruzan esa puerta. Ya no lloran y no vienen solos, una amplia sonrisa les acompaña. Te acercas a mí. Me sujetas la mano. Me encanta este tacto. Intento hablar: - ¿Co… como… –me cuesta mucho- … como te… te llamas? |
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andromeda75 | Publicado el 02-09-2009 00:54:55 |
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son bonitos Malarual, mi género favorito es el relato breve. un saludo. |
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