Relatos para reflexinar (con ó sin moraleja)
comoando | Publicado el 22-12-2008 23:22:20 |
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jajajaja...gracias sup muy bueno y bienvenida por estos lugares.......gracias a todas ( no , os nombro, no vaya ser que me deje alguien atras,soy muy despistada, jajajaja).... besos ....FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO Y FELICIDAD.....
el sustento de la familia. . Dijo también que el no tener
tiempo para su hijo lo angustiaba . Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo. . Cuando el hijo despertaba y
veía el nudo, sabía, a través de él, . La directora se emocionó con
aquella singular historia y se . El hecho nos hace reflexionar
sobre las muchas formas en que las . Aquél padre encontró su
forma, que era simple pero eficiente. Y lo . Algunas veces nos preocupamos
tanto con la forma de decir las . Simples detalles como un beso
y un nudo en la punta de una sábana, . Es válido que nos preocupemos
por las personas pero es más . Para que exista la
comunicación, es necesario que las personas . Es por ese motivo que un
beso, revestido del más puro afecto, cura . Las personas tal vez no
entiendan el significado de muchas . VIVE DE TAL MANERA QUE CUANDO
TUS HIJOS PIENSEN EN |
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magiablanca | Publicado el 23-12-2008 00:55:17 |
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Muchas gracias Comoando, les deseo a todas que pasen una noche buena, rodeadas de sus seres amados, que sientan la paz, la armonia y todo el amor en sus corazones, que disfruten no un obsequio, sino las sonrisas y la unión familiar...que Dios las colme de bendiciones y nos permita seguir siendo parte de esta bella familia que aquí hemos formado.. FELIZ NAVIDAD A TODAS !!!!!..les dejo un fuerte abrazo y este tema con mucho cariño... http://es.youtube.com/watch?v=ZTELDtra5Ws El Gigante Egoísta - Oscar Wilde
Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos. -¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros. Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín. -¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo. -Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él. Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel: Era un gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ahora donde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó. Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado. -¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros. Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno. Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir. Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo. -La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó. Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas. -Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos. Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo. -No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará! Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno. -Es demasiado egoísta- se dijo. Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles. Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta. -Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio? Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños. Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él. -¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo. -¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre. Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín. Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno. Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó. Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos. -Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto. Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante. -Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó. El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado. -No sabemos contestaron los niños- se ha marchado. -Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante. Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste. Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él. -¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir. Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín. -Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas. Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores. De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso. El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó: - ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos. -¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle. -No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor. -¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño. Y el niño sonrió al gigante y le dijo: -Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso. Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos. |
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sup | Publicado el 23-12-2008 20:36:12 |
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Los Reyes Magos son verdad Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo: - ¿Papa? - Sí, hija, cuéntame - Oye, quiero... que me digas la verdad - Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido - Es que... -titubeó Blanca - Dime, hija, dime. - Papá, ¿existen los Reyes Magos? El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente. - Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad? La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo: - ¿Y tú qué crees, hija? - Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso. - Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero... - ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado! - No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca . - Entonces no lo entiendo. papá. - Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado. Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos: - Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo: - ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían. - ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito. Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal: - Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños? - ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos. - No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo. - ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración. - Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios. - Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes. - Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? - Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres. - Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír: - Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices. Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo: - Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado. Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía: - No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
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comoando | Publicado el 25-12-2008 19:55:53 |
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“Un helado de chocolate”
Un día, un niño se compró un helado de chocolate. Cuando iba a destaparlo, se acordó de que a su hermano mayor le encantaba el chocolate. Fue a casa, lo guardó en la nevera y le dijo a su hermano que había comprado su helado preferido. Éste se puso muy contento y le dijo que ya se lo comería más tarde. Pasó un rato y el hermano mayor fue a coger su helado. Pero cuando iba a destaparlo, su hermana pequeña le agarró de las piernas y se lo pidió. Al final, acabó dándoselo. La hermana pequeña se fue muy contenta con su helado. Se sentó en una silla del comedor y se puso a mirar el helado. Estuvo pensando un momento, y después fue rápidamente a buscar a su madre. La encontró en la terraza tendiendo la ropa. Había pensado regalarle su helado, porque sabía que le gustaba mucho el chocolate. La madre la cogió en brazos y le dio un beso. Le dijo que ahora no podía comérselo, que se lo guardara en la nevera. A mediodía llegó el padre a casa cansado del trabajo. Hacía mucho calor, y la madre, al oírle llegar, le dijo que se comiera el helado de chocolate que había en la nevera. El padre fue y lo cogió. Lo destapó y empezó a comérselo. Entonces recordó que a sus hijos les encantaba el chocolate. Mientras se comía el helado, fue a la tienda de abajo y compró una tarta helada de chocolate. Cuando llegó la hora de comer, todos se llevaron una gran sorpresa con aquella tarta. Al pensar los unos en los otros, habían salido todos ganando.
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comoando | Publicado el 25-12-2008 20:14:45 |
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No te salves No te quedes
inmóvil pero
si Mario Benedetti Si estás entre los/as que no congelan el júbilo…. ni quieren con desgana…. ni se quedan inmóviles al borde del camino…….. Feliz Navidad…… y el 2009 será bueno para ti con toda seguridad. |
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alinamar | Publicado el 27-12-2008 23:01:23 |
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Rebuscando por la red, me he encontrado con este pequeño relato:
Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. Un día el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó: - Querido mío, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos. El discípulo caminó hasta un cementerio cercano.El silencio y la oscuridad eran sobrecogedores. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos.Después regresó junto a su maestro. - ¿Qué te respondieron los muertos?, preguntó el maestro. - Nada dijeron. - En ese caso, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos. El discípulo regresó al cementerio y a pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos.Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante: - ¿Qué te respondieron los muertos? - De nuevo nada dijeron, repuso el discípulo. Y el maestro concluyó: - Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros. Quien hoy te halaga, mañana te puede insultar, y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar.No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos.Permanece en ti mismo más allá de unos y de otros
Un saludo a todas y felices fiestas. |
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comoando | Publicado el 28-12-2008 21:15:19 |
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bienvenida alinamar por estos lugares..muy bueno ese relato Te has dado cuenta que...
Cuando otro actúa de esa manera, decimos que tiene mal genio; pero cuando tú lo haces, son los nervios.
Cuando el otro se apega a sus métodos, es obstinado; pero cuando tú lo haces, es firmeza.
Cuando el otro no le gusta tu amigo, tiene prejuicios; pero cuando a ti no te gusta su amigo, sencillamente muestras ser un buen juez de la naturaleza humana.
Cuando el otro hace las cosas con calma, es una tortuga; pero cuando tú lo haces despacio es porque te gusta pensar las cosas.
Cuando el otro gasta mucho, es un despilfarro; pero cuando tú lo haces, eres generoso.
Cuando el otro encuentra defectos en las cosas, es maniático; pero cuando tú lo haces, es porque sabes discernir.
Cuando el otro tiene modales suaves, es débil; cuando tú lo haces, eres cortés.
Cuando el otro rompe algo, es torpe; cuando tú lo haces eres enérgico.
¿Por qué te fijas en las astillas que tiene tu hermano y no te fijas en la viga que tienes en el tuyo?
Veamos las virtudes de los demás, y dejemos de juzgar, que conforme a nuestro juicio seremos juzgados.
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sup | Publicado el 28-12-2008 21:23:50 |
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FILOSOFIA ORIENTAL Erase una vez un chico con mal carácter. su padre le dió un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardin cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien. El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún nuevo clavo; entonces fué a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: << Hijo mio,te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja, ya nunca será como antes>>. cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva, le dejas una herida como esta. Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre le quedará la herida, no importa las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física. Los amigos son joyas raras de encontrar, están listos para escucharte cuando tienes necesidad, te sostienen y te abren su corazón por lo tanto cuidalos como lo que son, maravillosos tesoros. |
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magiablanca | Publicado el 28-12-2008 21:56:04 |
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Alinamar que gusto verte por aquí, bienvenidaaaaa... Sup me encantan tus relatos Comoando un besoteeeeeeee...y otro a todas...tenia días sin aportar, ahora dejo algo corto, pero de pensarse mucho, espero no les aburra...jajajajaja PRUEBA CIENTIFICA
1. Se meten 20 monos en una habitacion cerrada. 2. Se cuelga un platano del techo y se coloca una escalera para poder alcanzarlo, asegurandose de que no exista ningun otro modo de alcanzar el platano que no sea subiendo por la escalera. 3. Se instala un sistema que haga caer una lluvia de agua helada en toda la habitacion cuando un mono empiece a subir la escalera. 4. Se demuestra empiricamente que los monos aprenden rapido que no es posible subir la escalera evitando el sistema de agua helada. 5. Desconectamos el sistema de agua helada. 6. Reemplazamos uno de los 20 monos por uno nuevo. Inmediatamente intentara subir la escalera para alcanzar el platano y, sin entender porque, sera hinchado a hostias por los demas 7. Reemplazamos ahora uno de los viejos monos por otro nuevo. Este sera hinchado a hostias tambien y el mono introducido justo antes que este sera el que mas fuerte le pegue. 8. Continuamos el proceso hasta cambiar los 20 monos originales y que queden unicamente monos nuevos. 9. Ahora ninguno intentara subir la escalera y, mas aun, si por cualquier razon a alguno se le ocurre pensarlo, este sera inmediatamente masacrado por el resto de los monos; y lo peor es que sera sin motivo alguno y sin que ninguno de los monos tenga la menor idea del porque de la cosa. asi, queridas amigas, es como nace la "cultura" de empresa. Besos |
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sup | Publicado el 29-12-2008 19:08:00 |
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Muy cierto magiablanca así es como funciona la estrategia de las empresa, no nos dejemos controlar de esa forma y razonemos las causas de las cosas. aqui os dejo otra moraleja: El Papa clemente VIII (octavo) llevó a su putita al Vaticano, por no tomar precauciones cogió unas tremendas purgaciones Moraleja. Con la picha y con la boca hasta el Papa se equivoca |
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comoando | Publicado el 29-12-2008 20:10:04 |
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muy bueno sup LA CHICA Dos monjes estaban peregrinando de un monasterio a otro y durante el camino debían atravesar una vasta región formada por colinas y bosques. Un día, tras un fuerte aguacero, llegaron a un punto de su camino donde el sendero estaba cortado por un riachuelo convertido en un torrente a causa de la lluvia. Los dos monjes se estaban preparando para vadear, cuando se oyeron unos sollozos que procedían de detrás de un arbusto. Al indagar comprobaron que se trataba de una chica que lloraba desesperadamente. Uno de los monjes le preguntó cuál era el motivo de su dolor y ella respondió que, a causa de la riada, no podía vadear el torrente sin estropear su vestido de boda y al día siguiente tenía que estar en el pueblo para los preparativos. Si no llegaba a tiempo, las familias, incluso su prometido, se enfadarían mucho con ella. El monje no titubeó en ofrecerle su ayuda y, bajo la mirada atónita del otro religioso, la cogió en brazos y la llevó al otro lado de la orilla. La dejó ahí, la saludó deseándole suerte y cada uno siguió su camino. Al cabo de un rato el otro monje comenzó a criticar a su compañero por esa actitud, especialmente por el hecho de haber tocado a una mujer, infringiendo así uno de sus votos. Pese a que el monje acusado no se enredaba en discusiones y ni siquiera intentaba defenderse de las críticas, éstas prosiguieron hasta que los dos llegaron al monasterio. Nada más ser llevados ante el Abad, el segundo monje se apresuró a relatar al superior lo que había pasado en el río y así acusar vehementemente a su compañero de viaje. Tras haber escuchado los hechos, el Abad sentenció: "Él ha dejado a la chica en la otra orilla, ¿tú, aún la llevas contigo?". |
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ding | Publicado el 30-12-2008 12:06:46 |
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sup escribió: Buenísimo, sup... Porfa, que alguien me recoja del suelooooooo...ja, ja, ja, ja.... |
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sup | Publicado el 30-12-2008 22:40:12 |
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este relato es un poco diferente, a ver si os gusta LA PIRÀMIDE esto nos indica que con La Guardia Civil ....no se juega besitos |
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alinamar | Publicado el 31-12-2008 00:19:00 |
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Un saludo comoando... lo de los monjes y la chica...hay que cruzar más orillas. Es diferente desde luego sup ( encantada de conocerte ) y muy divertido lo de la Benemérita. Saludos magiablanca...pobres monos. Un relato ( buscando por la red) para tocar los corazoncitos, ya que casi está a punto el año nuevo: Sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda, su gorra marrón ya gastada, su bigote blanco y sus arrugadas manos sosteniendo un bastón viejo de madera, cuyo mango estaba envuelto con un trapo blanco lleno de las marcas propias del uso de años; sus pantalones, que arremangados dejaban libres sus pantorrillas, una camisa blanca con flecos del tiempo, mal abotonada, y un chaleco de lana, tejido seguramente a mano; miraba la nada, desde la precisa y envidiable perspectiva que da la experiencia. El viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto, que me fue muy difícil acercarme, preguntarle, o siquiera consolarlo. Por enfrente de su casa pasé mirándolo y al cambiar su mirada fijándola en mí, le sonreí y lo saludé con un gesto, aunque no crucé la calle; es que no me animé, pues no lo conocía y si bien entendí, que en la mirada de aquella lágrima demostraba una gran necesidad, seguí mi camino, sin lograr convencerme que hacía lo correcto. En mi camino guardé esa imagen fundida en mis recuerdos; su mirada que encontró la mía en el infinito de la nada, ese lugar donde no se encuentran más que decepciones, ya que inmediata e imperdonablemente le había negado aquellas imperiosas respuestas.Traté de olvidarme. Caminé rápido, como escapándome. Compré un libro y al llegar a casa comencé a leerlo, esperando que el tiempo borrara esa presencia... "Los viejos no lloran así por nada", me dije. Esa noche me costó dormir, pues la conciencia no entiende de horarios y decidí que a la mañana del día siguiente volvería a la casa, y conversaría con él, tal como entendí me lo había pedido; y luego de vencer mi pena, logré dormirme. Muy temprano desperté aquel día y como si fuera hoy, recuerdo, preparé un termo con café, compré panecillos y muy deprisa fui a la casa, convencido que tendríamos mucho para conversar. Golpeé la puerta, y una voz muy rasposa me indicaba que en segundos sería atendido. Luego de abrir, con el necesario esfuerzo para que las rechinantes bisagras cedieran. Salió otro hombre. - ¿Qué desea?- Preguntó, mirándome con un gesto adusto. - Busco al anciano que vive en esta casa.- Contesté. - Mi padre murió ayer por la tarde- Dijo entre lágrimas. - ¡Murió!- Dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nubló y los ojos se me humedecieron. - ¿Usted quien es?- Volvió a preguntar. - En realidad nadie- Contesté y agregué- Ayer pasé por la puerta de su casa y estaba su padre sentado, vi que lloraba y a pesar de que lo saludé no me detuve a preguntarle qué le sucedía, pero hoy volví para hablar con él, aunque veo que es tarde. - Usted es la persona de quien hablaba en su diario.- dijo. Extrañado por lo que me decía, lo miré pidiéndole me explicara. - Por favor, pase- Me dijo aún sin contestarme. Luego de servir un poco de café, me llevó hasta donde estaba su diario, y leyó algo de la última hoja: - "Hoy me regalaron una sonrisa plena, y un saludo amable... hoy es un día bello". Me levanté lentamente y al mirar al hombre. Le dije: - Si yo hubiera cruzado de verdad y hubiera conversado unos instantes con su padre... Pero me interrumpió y con los ojos humedecidos de llanto dijo: - Si yo hubiera venido a visitarlo al menos una vez este último año, quizás su saludo y su sonrisa no habrían significado tanto. |
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comoando | Publicado el 01-01-2009 11:04:49 |
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bueno hoy me siento un poco con buen humor y para empezar el año mejor empezarlo con una sonrisa...FELIZ AÑO 2009 COMO ADELGAZAR HACIENDO EL AMOR
DESVESTIR A LA PAREJA QUITARLE EL SUJETADOR IRSE A LA CAMA: OBTENER ERECCIÓN (HOMBRE): LLEGAR A ESTAR LISTA (MUJER): PERDER ERECCIÓN: MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS (CHICOS): MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS (CHICAS): POSICIONES: PROBLEMAS DURANTE EL ACTO: ORGASMO CHICAS: INTENSIDAD DEL ORGASMO: SALIDA DEL MIEMBRO: DISCUSIONES DESPUÉS DE: EXPERIMENTAR SENTIMIENTOS DE CULPABILIDAD: SER ATRAPADO EN EL MOMENTO DEL COITO: EXPLICACIONES:
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