Renée Vivien
Renée Vivien (Londres, 1877 - París, 1909) es el pseudónimo utilizado por la poeta de origen inglés y expresión francesa Pauline Mary Tarn.
Su trabajo es abiertamente una ponderación del amor lésbico. Renée adoraba a Safo, tradujo su obra al francés moderno e incluso viajó a Lesbos intentando impregnarse de todo lo que había inspirado a la que fue su verdadero cimiento poético.
En 1899 se reúne en París con su amiga Violette Shillito, que ejercerá sobre ella una gran influencia, y que le presenta a Natalie Clifford Barney (más conocida como Natalie Barney). La pasión que se crea entre ambas es fulgurante e inmediata. La intensa pasión la lleva a escribir un gran número de poemas y es en ese momento en el que adopta su pseudónimo como nueva identidad: Renée que literalmente significa “renacida”.
En julio de 1909, tras un sinfín de poemas, traducciones y amoríos entre los brazos de varias mujeres, su salud se debilita de manera catastrófica, el 10 de noviembre se convierte al catolicismo, el 14 bebe un alcohol fuerte que le paraliza una parte de la garganta y degenera en neumonía y el 18 muere, en su casa, a las 6 de la mañana, con sólo 32 años.
Por el amor de Natalie Barney
Natalie Barney ya es en el momento en que se conocieron una reputada devoradora de mujeres, popular en todos los acontecimientos mundanos del París de la época, Renée es fiel en el amor y siente horror hacia el tipo de eventos al que acude su amante. La forma de vida de Barney y el sufrimiento que le produce a Vivien todo ese ardor hacen que acabe poniendo fin a la relación. Natalie, me imagino que con el orgullo bastante tocado, intentará en innumerables ocasiones que la escritora sucumba de nuevo a sus encantos, se sabe que tuvieron algunos encuentros en Lesbos, pero Renée escuchará a su cabeza y no a su corazón.
Aquí os dejo uno de los poemas que escribió durante la gran pasión vivida con Barney.
"Grito"
Tus pupilas azules, tus entornados párpados,
encubren un fulgor de confusas traiciones.
La emanación violenta, maligna de esas rosas
me embriaga como vino donde duermen venenos.
A la hora en que danzan, dementes, las luciérnagas,
y asoma a nuestros ojos el brillo del deseo.
En vano me repites las palabras de halago,
y te odio y te amo abominablemente.
Kérimé (el espejismo de Oriente)
Kérimé Turkhan-Pacha (1876-1948) pertenecía a la alta sociedad de Estambul pero fue educada a la francesa. Un día compra uno de los libros de Renée Vivien y se decide a escribirle, de esa manera comienza un flujo de correspondencia inagotable, se cuentan más de cien cartas sólo de Vivien a Kérime, si contar las postales que enviaba como recuerdo de cada uno de sus viajes. Los encuentros se llevan a cabo cada vez que Vivien viaja a Lesbos con fines literarios y, casi siempre, hace una “parada” en Estambul.
Extracto de la correspondencia con Kérimé:
Le souvenir de ta chair m'épuise et m'enchante… Je ne puis oublier la saveur de tes lèvres…(El recuerdo de tu carne me agota y me encanta... No puedo olvidar el sabor de tus labios...)
Ma Maîtresse incomparable, je t'appartiens pour l'éternité. Souviens-toi de ton amant. (Mi ama incomparable, te pertenezco por la eternidad. Acuérdate de tu amante.)
Por último, no puedo dejar de señalar a otras dos mujeres esenciales en su vida, esta vez a nivel amistoso, que tuvieron un gran influencia en ella: la ya mencionada Violette Shillito que conoce durante su internado (y que le presenta a Barney) y la Barona Hélène de Zuylen, heredera de una gran fortuna y que le hace de mecenas durante un largo periodo de su corta vida.
Una de sus obras más conocidas es “La pasión según Renée Vivien”, os recomiendo también su poesía y los extractos de su correspondencia.
Os dejo, me espera Madame Bovary ;)
Comentarios
karin_gomez
14 de December de 2005 a las 20:25
andromaque
19 de September de 2005 a las 18:32
Tendría que tener el mail de Lais Arcos para poder decirle que sigo sus consejos al pie de la letra, desde que me compré el libro sobre la escritora de su primer artículo y me encantó me voy comprando todo lo que recomienda! Y, por su puesto, los suyos! Me encantó "Dame unos años", lo recomiendo.
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