Con tantos avistamientos lésbicos en las nuevas series de televisión cada vez hay menos necesidad de recurrir a películas 100% bollo para satisfacer tu dosis de “realidad”. Además de que hace ya tiempo estoy en modo series y le presto poca atención a las películas. Esto es un poco lo que me ha pasado con Anatomy of a Love Seen, pero ya he puesto remedio, y aquí os traigo mi reseña.

Anatomy of a Love Seen nos cuenta unas horas de la pareja protagonista y sus compañeros de trabajo, mientras ruedan de nuevo una escena de una película que en teoría habían terminado hace cinco meses.

Pero estas pocas horas tienen una historia detrás. Las protagonistas Zoé y Mal son las estrellas de la película dirigida por Kara Voss, amiga de Zoe, interpretada por la propia directora de la película, Marina Rice Bader (productora ejecutiva de Elena Undone, A Perfect Ending) en su debut como directora. En una escena de amor, sucede la magia, y la ficción se convierte en realidad al enamorarse, y vivir así un intenso y tumultuoso romance.

Zoe cree tener la vida que siempre ha deseado y por la que ha trabajado desde los 13 años. Siempre ha tenido grandes sueños, y nunca ha dudado de que iba a conseguirlos. Es una estrella en ciernes con una película que va a catapultarla, está enamorada, sueña con un matrimonio y niños. La noche del gran estreno de la nueva película  todo es risas y alegría. Hasta que esa misma noche  Mal desaparece, y deja a Zoe con un simple email a modo de ruptura que sólo dice “No puedo hacerlo, lo siento”.

Cinco meses después vuelven a encontrarse al tener que rodar la escena de amor, que tanto significó, de nuevo, esta vez sin cuerpos desnudos para que puedan conseguir la calificación para 13 años. Es aquí donde la película comienza.

La tensión se palpa desde el primer momento, la directora va con pies de plomo avisando a todo el mundo de que tengan cuidado, incluso ha hecho una especie de chillout para Zoe con la intención de que no ocurra una catástrofe cuando se vean. Todo está filmado en el set de rodaje y da un poco sensación de agobio, consiguiendo así angustiarte pensando en que va a pasar cuando se encuentren, ¡Spoiler! ¡Explotan bombillas!

A partir de aquí os podéis imaginar como sigue: miradas que matan, discusiones, llantos, y poco a poco se incorporan también las risas e incluso el baile hasta el desenlace final. Descubrimos que Mal era adicta y comprendemos un poco más sus motivos, tomas partido por una, luego por otra,...¿se arreglará?

La película se rodó en 5 cinco días, improvisada sobre una historia de Bader y con micro presupuesto. Precisamente es la improvisación lo que más destaca de la película, como si por las prisas se hubieran dejado media parte sin contar. Sobre todo la parte del pasado de cómo se originó todo se obvia y si no te has leído la sinopsis tardas un poco en situarte.

Eso sí, las actrices superan estos diálogos improvisados sobre la marcha con soltura, aunque me ha sorprendido gratamente la propia Bader y sobre todo Constance Brenneman poniendo el punto divertido con un personaje muy espiritual y sentido.

La química entre las actrices me ha decepcionado, viendo las fotos prometían, pero luego en la pantalla..., creo que la pelirroja, Mal, era demasiado distante como para creerme que estuviera enamorada o que pudiera tener un futuro juntas y eso mato mi visión de ellas dos.

Después de verla me he quedado con la sensación de haber viajado al pasado, me recuerda mucho al estilo de las películas de entonces que solían ir siempre al lado intimista. Debo decir que me esperaba algo más de ella, se deja ver, pero me había hecho a la idea de algo con más melodrama y fanfiquero y me he quedado con las ganas.