Rincón Zen
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char | Publicado el 09-09-2004 21:09:00 |
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Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, "Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará". Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo el general, "Nadie puede cambiar el destino"."Es verdad", contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados. | |
raiza | Publicado el 09-09-2004 21:09:25 |
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El zen en un rincon? por supuesto que no,es solo que se me ha ocurrido que subamos aqui todas esas historias,relatos y cuentos cortos que esten de acuerdo con la mentalidad zen,que nos llevan a analizar y buscar respuestas dentro de nosotras mismas antes que en el exterior. De seguro,cada una tiene guardado por alli algun relato que quiera compartir (y noes idea de que se pierda en las profundidades del foro ;). Lo otro es que la mayoria no tiene copyright asi que no tendremos problemas con los derechos de autor...creo ![]() Aqui os dejo algunos que tenia guardados y que estuve releyendo en dias pasados: Las puertas del paraíso Un soldado, de nombre Nobushigé, acudió a Hakuín y le preguntó: -¿Existe realmente un paraíso y un infierno? -¿Tú quién eres? -indagó Hakuín. -Un samurai -respondió el otro -¿Tú, un guerrero? -exclamó Hakuín. -¿Qué clase de señor te admitiría en su guardia? Tienes facha de mendigo. Nobushigé se encolerizó tanto que echó mano a la espada, pero Hakuín continuó: -¡Con que tienes un arma! Esa espada probablemente es demasiado roma hasta para cortarme la cabeza. Y, cuando ya Nobushigé desenvainaba, Hakuin observó: -Aquí se abren las puertas del infierno. A estas palabras, el samurai, notando la disciplina del maestro, envainó la espada y le hizo reverencia. -Aquí se abren las puertas del paraíso -dijo Hakuín. Cada uno con su destino Un samurai, conocido por todos por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen en busca de consejos, No obstante, en cuanto entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior, y concluyó que a pesar de haber pasado toda su vida luchando por la justicia y la paz, no se había ni tan siquiera acercado al estado de gracia del hombre que tenía frente a él. - ¿Por qué me estoy sintiendo tan inferior? - le preguntó, no bien el monje hubo acabado de rezar. - Ya me enfrenté muchas veces con la muerte, defendí a los más débiles, sé que no tengo nada de qué avergonzarme. Sin embargo, al verlo meditando, he sentido que mi vida no tenía la menor importancia. - Espera. En cuanto haya atendido a todos los que me han buscado hoy, te daré la respuesta. Durante todo el día el samurai se quedó sentado en el jardín del templo, viendo como las personas entraban y salían en busca de consejos. Vió como el monje atendía a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero su estado de ánimo iba de mal en peor, pues había nacido para actuar, no para esperar. Por la noche, cuando ya todos habían partido, insistió: - ¿Ahora podrá usted enseñarme? El maestro lo invitó a entrar y lo llevó hasta su habitación. La luna llena brillaba en el cielo y todo el ambiente respiraba una profunda tranquilidad. -¿Ves esta luna, qué bonita es? Ella cruzará todo el firmamento y mañana el sol volverá a brillar. Solo que la luz del sol es mucho más fuerte y consigue mostrar los detalles del paisaje que tenemos a nuestra frente: árboles, montañas, nubes. He contemplado a los dos durante años, y nunca escuché a la luna decir "¿Por qué no tengo el mismo brillo que el sol? ¿es que quizás soy inferior a él?" - Claro que no - respondió el samurai - la luna y el sol son dos cosas diferentes, y cada uno tiene su propia belleza. No podemos comparar a los dos. Entonces, ya sabes la respuesta. Somos dos personas diferentes, cada cual luchando a su manera por aquello que cree, y haciendo lo posible para tornar a este mundo mejor...el resto son solo apariencias. La taza vacía Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios. Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen. Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té. Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena. Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa. El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: " A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada". El valor de las cosas Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar. -E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. -Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación. -Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. -Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. -¡¿¿58 monedas??!-exclamó el joven. -Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente... El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido. -Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda. Espero que os gusten tanto como a mi ![]() |
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fred | Publicado el 14-09-2004 16:09:58 |
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Hola a tod@s. Pues yo tengo una que quiero compartir porque me gusta mucho. El regalo de los insultos Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que ahora se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero, conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para captar los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Conociendo la reputación del samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar así su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Fueron todos hasta la plaza de la ciudad, y el joven comenzó a insultar al viejo maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió a la cara, gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus antepasados.. Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. - Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: - ¿Cómo ha podido usted soportar tanta indignidad? ¿ Por qué no usó su espada, aún sabiendo que podía perder la lucha, en vez de mostrarse cobarde ante todos nosotros? - Si alguien se acerca a tí con un regalo, y tú no lo aceptas, ¿a quien pertenece el regalo? preguntó el samurai. - A quien intentó entregarlo - respondió uno de los discípulos. - Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos - dijo el maestro. - Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo. A ver si aprendo algo. ![]() Espero que os guste. |
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patinilla | Publicado el 29-10-2004 14:10:54 |
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Muchas gracias a todas por compartir estas historias. A ver si éstas les gustan tanto como a mí las que pusieron ustedes. El orden natural Un hombre muy rico pidió a un maestro zen un texto que le hiciese siempre recordar lo feliz que era con su familia. El maestro zen tomó un pergamino y con una linda caligrafía escribió: "El padre muere. El hijo muere. El nieto muere" - ¡Cómo! - dijo furioso el hombre rico - ¡Yo le pedí algo que me inspirase, una enseñanza que fuera siempre contemplada con respeto por mis próximas generaciones, y usted me da algo tan depresivo y deprimente como estas palabras! - Usted me pidió algo que le recordara siempre la felicidad de vivir junto a su familia. Si su hijo muere antes, todos serán arrasados por el dolor. Si su nieto muere, será una experiencia insoportable. Sin embargo, si su familia va desapareciendo en el orden que coloqué en el papel,se trata del curso natural de la vida. Así, aunque todos pasen por momentos de de dolor, las generaciones continuarán, y su legado subsistirá mucho tiempo. Quien es el maestro más poderoso Uno de los discípulos de Yu estaba conversando con un discípulo de Rinzai: -Mi maestro es un hombre capaz de hacer milagros, y por causa de eso es respètado por todos sus alumnos. Yo ya le he visto hacer cosas que van mucho más allá de nuestra capacidad. ¿Y el tuyo? ¿Qué grandes milagros es capaz de realizar? - El mayor milagro de mi maestro es que no necesita mostrar ningún prodigio para convencer a sus alumnos de que es un sabio - fue la respuesta. |
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sharleen_bcn | Publicado el 21-11-2004 17:11:56 |
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las tres rejas - (Anónimo) El joven discípulo de un filósofo sabio llega a su casa y le dice: -Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia... -¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? -¿Las tres rejas? -preguntó su discípulo. -Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? -No. Lo oí comentar a unos vecinos. -Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien? -No, en realidad no. Al contrario... -¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? -A decir verdad, no. -Entonces... -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido. |
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zeila | Publicado el 22-11-2004 11:11:05 |
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VERDADERA RIQUEZA Un hombre muy rico le pidió a Sengai que le escribiese algo para la continuidad de la prosperidad de su familia, de manera que ésta pudiese manterner su fortuna de generación en generación. Sengai tomó una larga hoja de papel de arroz y escribió: "El padre muere, el hijo muere, el nieto muere". El hombre rico se indignó y ofendió: "¡Yo le pedí que escribiese algo para la felicidad de mi familia! ¿Por qué realizó una broma de este tipo?". Sengai explicó tranquilamente: "No pretendí hacer bromas. Sí antes de su muerte su hijo muriera, esto lo heriría inmensamente. Sí su nieto se fuera antes que su hijo, tanto usted como él estarían destruidos. Pero si su familia, de generación en generación, muere en el orden que le describí, ése sería el curso más natural de la vida. Yo llamo a eso verdadera riqueza. |
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