Ulrike duerme durante el día, no consigue escribir, no encuentra reposo en la noche y bebe continuamente.

Su marido apenas puede ayudarla, y su vida parece superarla. Entonces aparece Stella, una chica hermosa y atrevida, aparentemente surgida de la selva. Stella es todo lo que Ulrike no es, y desea con toda su fuerza. Ulrike está impresionada, y la nueva intensidad parece irsele de las manos. Su cabeza amenaza con explotar.

Ulrike ve en Stella a una hija, una amiga, una amante. Pero Stella tiene sus propios planes para la desafortunada pareja. Cuando ella se va, nada es como antes.