Una historia corta...
sereg | Publicado el 29-12-2003 17:12:08 |
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joe q raro esta el foro.... o es solo cosa mia?????? weno hay va un cacho, espero q este bien, q ando algo desorientada y buf........ Decidio levantarse tras ella. Sus compañeras la vieron marchar corriendo y se miraron con cara de asombro . ¿Olvidaba que tenia un... ?"¡Al cuerno con el examen médico!"... Pensaba Berta. Se situo tras su espalda y su mente no podia parar de pensar... -Que culo, pero que culo. Casi lo dice en alto. Pero era cierto, y no solo eso también era cierto que esa chica le impresionaba, le infundia un respeto parecido al amor. Cuando Noelia comenzó a bajar las escaleras para ir a su habitación, la de las dos, cogiendola del brazo la giró y se quedó clavada mirando sus ojos verdes. -Ven, quiero hablar algo contigo. Aquella expresión de emergencia que reflejaba su rostro fue excusa suficiente para que la siguiera sin rechistar hasta los baños. Una vez dentro se armó de valor y dijo: -Mm... mierda. Qq qq quiero proponerte un trato. -¿Un trato? -Si, es por un negocio que llevamos, yo y las chicas. Bueno, con Sofia y Ari ¿Te acuerdas?- El nerviosismo comenzo a desaparecer y ella a cobrar tierra. -Bueno cuentamé... Una canción vino a rescatarla de aquel caos que se acababa de crear dentro de si misma. Parecia que alguien le habia puesto banda sonora a la situación, la mitica: Mujer contra Mujer, de hacia tantisimos años que nadie lo recordaba ya, sonaba en su nuca como una advertencia. -Pues mira- Y le decia que no era del negocio de lo que iba a hablar alli, no era esa la intención, que tenia algo más importante que decirla- Resulta que antes de montar yo, eh, hice unas compras un poco "especiales"... ¿sabes lo que es la endorina? -Si no recuerdo mal una de las drogas mas caras que existen. -Exacto. Aqui la vida es dificil, y en todas partes es mas facil teniendo dinero. Asi que decidi traer algo de mercancia para disponer de unas cartas que jugar en caso de apuro. Con esto una se hace amiga de mucha gente. -¿Y yo que cuernos tengo que ver en todo eso? -Nada, pero si aceptaras echarnos una mano- de forma estupida había acabado por contarle algo que preferia que no supiese y a su vez se dejaba lo más importante en el tintero. -¿En qué exactamente?- con la cara y los nervios que traia cuando la interceptó repentinamente lo último que esperaba que se pusiera a contarle era aquello- ¿Vienes corriendo detrás de mi para proponerme trapis de drogas? ¿Crees que no tengo suficientes problemas? -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Beeeeeeeerrrrrrrtaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!- Una nueva voz irrumpió, era Sofia- ¡Que te acaban de nombrar!- Dijo entrando en el cuarto de baño. Salió y se dirigió de vuelta a la sala de la consulta. Sofia no pudo evitar observar perpleja aquella situacion. No comprendia que leches pintaban alli en el baño. Repasó de arriba a abajo a aquella tia tan solitaria que no terminaba de darle buena espina y se marcho tambien sin tan siquiera despedirse. Por su parte si aquella niñata preferia hablar sola que con ellas podia hacerlo, no era de su incumbencia. Tan solo le preocupaba que se traerian entre manos aquellas dos. Mientras entraba y se encontraba con la medicó mas guapa que recordaba haber tenido pensaba: Esta es la segunda y la última vez que me interrumpen hablando contigo pequeña, por favor, no me odies y concedeme uun poquito de confianza, no siempre digo tantas estupideces. Y a las chicas no les va a hacer gracia, no les va a gustar que se lo haya contado. Que coño al fin y al cabo es mia, yo la compré y yo la vendo, ellas no tiene mucho derecho a opinar. Otra mente, entrando en la habitacion al fin pensaba: ¿Que mosca le habrá picado para decidir hacer ese tipo de tratos conmigo? Ella no puede saber que he traficado. No me conoce y además, siempre me gustaron los trabajos sin riesgos. Esto es jugar con fuego Cogió el secador del pelo y subió la temperatura al máximo. Comenzó a enmarañar su pelo pelirrojo mientras el aliento seco que golpeaba su cabeza la adormecia. Sentir calor en la nuca siempre le recordaba a los besos tiernos y además ahora, a pesar de todo, los volvia a sentir cerca. jejejeje Feliz Navidad PRECIOSAS os quiere: Anduriña [/b] |
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vircoph | Publicado el 31-12-2003 00:12:56 |
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Si, Chikea. Sereg debe haber tenio problemas al publicar. Ya aviso para que retiren uno. | |
sereg | Publicado el 31-12-2003 01:12:45 |
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Chikea Wrote:stá repetio??? |
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memely | Publicado el 31-12-2003 15:12:22 |
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weno chicas parece k esto empieza a volver a lo de siempre,otra vez por aki vir jejeje,esk las vacas...son las vacas...y hay k disfrutar to lo k se pueda.muy weno sereg,ya teniamos ganas de k nos continuaras la historia,pero por partida doble... jejeje. weno chicas feliz año nuevo y no os emborracheis hoy mucho k luego...jejeje,k coño EMBORRACHAROSSSSSSSSS k io lo voy hacer besosssssssssss |
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raiza | Publicado el 31-12-2003 21:12:27 |
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Di la verdad,Sereg,q lo has repetio pa obligarme a leerlo (comosihubieraqueobligarme ) Arreglao y Feliz Año Nuevo (jojojoj...ains,q esto no iba aqui ) |
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sereg | Publicado el 02-01-2004 01:01:58 |
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Raiza Wrote:Di la verdad,Sereg,q lo has repetio pa obligarme a leerlo |
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vircoph | Publicado el 05-01-2004 02:01:14 |
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Prometo que lo contesto antes de irme a galicia de nuevo el dia siete. Os lo prometo. | |
sereg | Publicado el 06-01-2004 02:01:00 |
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Vir cuore no te agobies... pero deleitanos en cuanto puedas con tus sugerentes palabras muacckkkkk | |
vircoph | Publicado el 06-01-2004 02:01:04 |
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Perdón por el retraso Es que las navidades han sido fatídicas. Espero de todo corazon que os guste. Y a ver quien se anima!! "¿Y ahora ke?" Se preguntó Noelia, desconcertada. Simplemente no saiba que tenia quehacer ahora. Lo del examen medico y el resto de rutina se habia enterado por Berta, la misma chica que parecia tan angelita y que resultaba ser una camello bastante... bastante lista. No queria meterse en esos lios. Bastante tenia con tener que ocultar lo que sentía, como para encima tener que ocultar lo que llevaba encima. "Se lo diré" Se propuso. "Le diré que no me interesan sus trapicheos, que me olvide si lo que quiere es que me ponga a pasar droga. No le falta razón con lo que con dinero todo es más facil... pero paso. Prefiero morirme". Mientras lentamente su pelo se secaba gracias al caliente aire del secador, y ella se deleitaba con esa sensación, las chicas fueron llegando una a una. Todas con el uniforme verde, como ella, prueva de que habian pasado el examen medico y estaban preparadas para zarpar, tal como le habia anunciado Berta. En su barracon no entro una sola chica de marron, aunque tampoco supo si es que las "desgraciadas" de ese uniforme sencillamente no tenian ni que volver. Aunque no hechó a nadie en falta, entre otras cosas por que no se habia fijado en nadie. Apagó el secador, bajó la mirada y dejo de mirar a las personas que entraban. Marta y Claudia habian vuelto del examen, pero ni Ari, ni Sofía, y por lo visto Berta, habian regresado aún. "¿Las habrán pillado?" se preguntó. "¿Acaso Berta no ha pasado el examen? Las otras chicas me importan mas bien nada, pero Berta... No es que me importe mucho más, pero tengo que decirle que pase de mi.... " uuuUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAaaa uuuUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAaaa Una estrendosa sirena se puso a sonar por todo el campamento, como si fueran gritos de alarma. Las chicas empezaron a recoger rápidamente sus cosas, recogiendo los pekeños makutos y saliendo ordenadamente del barracón. Ella hizo lo propio y sigilosamente se acercó a Marta y a Claudia, más no entabló conversación. Simplemente las siguió, pues Berta le habia dicho que iban a ir todas juntas al mismo pelotón, de forma que si las seguía almenos no pareceria tan cateta como para no saber ni que hacia allí... Una oficial las hizo cuadrarse, distribuyendolas a continuación en tres filas, nombrandolas una a una, y tras el vocativo pronunciando una de las tres combinaciones: BRAVO, ALFA, DELTA. Cada una de las tropas era asignada a un barco. Y tal como le habia anunciado aquella chica tan remtadamente tonta y engreída, ella pertenecia a la BRAVO, junto a las dos chicas que iba siguiendo. No miró a nadie. No se fijó, una vez más, en nadie. Su mente vagaba muy lejos de alli, sus sentidos no estaban conectados y tan solo respondia a los golpes de voz de la oficiala, marchando por inercia, sin snetido, como si estuviera atada a un hilo invisible a las manos y los pies de la compañera de delante. Todo chicas. 49 mujeres a bordo de un barco gris sucio, pintado sin mucha paciencia, donde resaltaban unas letras la flanco: "libertad". Y a cada paso que daba se sentía más y más encerrada, lejos de todo, lejos de su mundo, y deseando una sola cosa: Que Berta hubiera superado el examen medico para poder encontrarsela de caras y decirle una única cosa: "No quiero saber nada de ti." El suelo se empinó y empezó a ascender por la pasarela del barco. Solo entonces aterrizó su mente y su alma recuperó su cuerpo. No podía huír. No podría escapar en los meses que durara aquel viaje. Estaba a punto de pisar un barco que se convertiria en su hogar, su maldición, y quien sabia si su tumba. Y no lo deseaba. Pero sabia que era la única forma de decirle a Berta lo que quería decirle. Y por fin a bordo. Volvieron a formar en la cubierta de aquella fragata de guerra, fria, impecablemente limipia pese a su aspecto descuidado. Y sin duda, todo eran mujeres alli. La coronel, las dos capitanas y dos tenientes primeras formaban frente a ellas, serias, curtidas. Mujeres duras y serias, admirables. Mujeres que habian estado en la guerra y habian vivido el dolor, la mirseria, la deseperación y la derrota. Y por supuesto, conocian el peor de los vicios: la victoria. El discurso fue breve. El mensaje, claro. "Aqui no se viene a llorar, a reir o a cotillear. Aqui habeis venido a apender el arte de la guerra, a demostrar que sois mujerse ya no con vocación, sino con ganas y potencial para aprender. No consentiré flaqueos inecesarios. El viaje va a ser largo, tendreis tiempo de conseguirlo. Pero más os vale hacerlo." A continuación explicaron las normas básicas de funcioamiento del barco y las distribuyeron a sus camarotes. Anunciaron que al dia siguiente, al alba, zarparian. Ahora tenían dos horas para instalarse, familiarizarse con als compañeras de camarote y con sus "equipajes". Siguió las instrucciones que le dieron y entró en su camaronte. Seis camas. Y delante suyo una única mujer. Berta. Ala... la tienes delante... ¿que vas a hacer? Feliz navidad a todas. |
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morgana | Publicado el 14-01-2004 03:01:42 |
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lo mismo me pregunto KE VA A HACER????????????............ daaaaaaaaale sereg |
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vircoph | Publicado el 25-01-2004 23:01:20 |
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Sereg!!! Se que estas estresadísima con los examenes... pero es que te hecho terriblemente de menos!!!!!! Anda... haznos un huequecito... plis.... cuando puedas, no te apures... pero... acuerdate de nosotras... |
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amaul | Publicado el 31-01-2004 15:01:28 |
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Ay, que tonta, tengo que traerlo de mi casa, otro dia os lo paso. Bueno, pa no ahcer el feo pongo este, es muy distinto al otro pero creo que tampoco está mal. Opinarme, por favor. ÁNGEL. -Me gusta el tacto de estos pantalones, ¿sabes? Me recuerdan a un osito de peluche, tierno y blandito le decía dulcemente Ángel mientras arrugaba la nariz, cerraba los ojos y gesticulaba como si tuviese el peluche en sus manos. Su amigo la miraba maravillado como siempre, la escuchaba atentamente y le ofrecía su ayuda siempre que ella quería. Era maravilloso, un compañero de juegos espléndido. -¿Vamos al jardín? -Vale exclamó risueñamente la niña, saltando de su cama y poniéndose en camino. Una suave brisa alborotó los oscuros cabellos de Ángel y jugó con su flequillo, metiéndose por su fina camiseta y haciendo que su frágil cuerpo se estremeciese pero sin sentir excesivo frío. En el sencillo jardín no había mucho con lo que jugar a parte de la hierba, las piedras y la tierra, pero mucho no era necesario cuando se cuenta con un compañero formidable de juegos y la imaginación desbordante de una niña de cuatro años. Esta gran imaginación estaba aún más desarrollada en la pequeña Ángel, y todo el mundo lo suficientemente adulto como para darse cuenta se habría percatado enseguida, de no ser porque la pequeña apenas tenía contacto con el mundo exterior. Vivía en una casa amplia de dos pisos, con el pequeño jardín trasero donde ella se encontraba ahora jugando, y un pequeño porche delantero, pero a parte de su padre y la señora que venía varias veces por semana a traer la compra, ningún otro adulto rodeaba la vida de esta niña. Aún no acudía a la escuela y los vecinos no tenían hijos ni nietos que la pudiesen acompañar en sus largas horas de soledad, excepto él. Él era Gabriel, curioso nombre, también de ángel, que no le hacía feo a su dueño, un lindo muchachito de ojos verdes profundos y celestial sonrisa, abrazo fuerte y voz melodiosa. Era el mejor amigo de la pequeña y estaba con él a todas horas. Bueno, casi. Siempre que estaba un poco triste o desconsolada, él la reconfortaba, le daba la mano y salían a pasear, o se quedaban en su cuarto leyendo un cuento, o simplemente observando las motas de polvo bailar con los rayos de luz. A veces, también lo veía en sueños, y así podía ayudarle a luchar en sus pesadillas, poco frecuentes pero aún quizá por eso más terribles. En los días buenos en los que se sentía dichosa, era el primero en correr junto a ella por el jardín, hacer montañas de arena y admirar las cambiantes formas de las nubes. Ese día, mientras correteaba y jugaba al pillar con su inseparable amigo, las nubes empezaron a dejar caer su frío llanto y poco a poco las pequeñas gotas fueron creciendo en tamaño y cantidad, empapando la ropa limpia de Ángel. Demasiado tarde, ya chorreando corrió hacia la puerta trasera y entró en la casa. Hacia calor allí dentro, al menos en comparación con la fría tarde de noviembre del exterior. Trató de limpiar como pudo sus pequeños zapatos y corrió a su habitación que se encontraba en la habitación de arriba, con la promesa de una muda seca y sus zapatillas de pelitos. Sus zapatos mojados repiqueteaban en la madera de la escalera y no había terminado de subirlas cuando una voz la llamó desde un cuarto de la planta baja, seguramente el salón. -¡Ángel! ¿De dónde vienes, mi niña? Baja un momento. La pequeña personilla dudó un instante antes de hacer caso a las insistencias de su padre, temía ir con esa pinta, pero no le daba tiempo a cambiarse; la había oído. -¿Sí, papá? cambiando el inicial fruncimiento de entrecejo por una expresión normal, complaciente y solemne. Su padre estaba frente a la televisión, la cual tenía el volumen quitado y en ella se sucedían imágenes de ejércitos, aviones y tanques, disparos y gente corriendo, cosas que solía ver muy a menudo su padre, por lo que no extrañó a la pequeña que estuvieran en la televisión, junto con otra clase de imágenes con gente con muy poca ropa y que se daban muchos besos, y que Ángel no llegaba a comprender del todo. Ella no veía la televisión, pues se lo tenía prohibido, y una vez que osó desobedecer y la encendió tímidamente en una de las veces que estaba sola en casa, su padre llegó y la pilló allí, y... -Pequeña, estás completamente mojada al paso de su áspera mano por su delicado cabello, Ángel se estremeció. Quizá de frío. -Sí... es que... el jardín... las nubes... y... y... llovió... todo esto lo murmuró al compás de sus inquietos ojos que no paraban de ir de un lugar a otro de la habitación para volver a sus gélidos zapatitos- Lo siento. -Bueno, no pasa nada. Ve a tu cuarto, cámbiate y no salgas hasta mañana a la hora de desayunar. Hoy estoy de buen humor: mañana desayunaremos tostadas con mermelada. Asintió rápidamente y antes de que su padre volviese la vista y retomase su tarea con la televisión, la niña ya estaba en su cuarto, sacando su pijama seco verde. Tenía unas grandes flores en el pecho y la espalda y era su preferido. Debía de haberlo elegido su mamá, porque era muy bonito, y llevaba mucho tiempo allí guardado, por lo que no hacía mucho tiempo que había empezado a ponérselo y aún le quedaba algo grande. Ya toda de verde, se sentó en su cama y se tapó con una manta. No había podido despedirse de Gabriel, qué pena; bueno, mañana lo volvería a ver, pero le diría hola en vez de adiós. Este ridículo pero gracioso pensamiento la hizo soltar una gran carcajada digna de anunciar la entrada al cielo. De pronto empezó a ponerse de buen humor, pues le habían prometido mermelada para mañana, y eso era una gran noticia, ya que pocas veces robaba algo dulce y siempre era fantástico. Ángel había decidido que de mayor viviría en una casa repleta de pasteles y tartas y otras golosinas que ella no conocía pero que seguro existían porque eran deliciosas, y todos los días comería tarta y pastel para desayunar, almorzar y cenar, porque haría lo que ella quisiese y se lo pasaría muy bien. Y también invitaría a Gabriel a tarta y pastel porque vivirían juntos y todos los días saldrían a jugar a un jardín gigante lleno de flores preciosas. Y también invitaría a todo el mundo que fuese a visitarla, a pastel y a jugar en el jardín, bueno, sólo a la gente buena que no chillase ni se enfadase: sólo a la gente buena como ella, y Gabriel, claro. Porque Gabriel era la mejor persona del mundo, nunca se enfadaba ni se ponía triste, nunca lloraba y siempre jugaba con ella, y la hacía reír aunque ella estuviese muy muy triste. Ahora salió de su cama y cogió un libro, uno de muchos dibujos, pues Ángel aún no sabía leer, aunque Gabriel le había prometido que él le enseñaría a entender lo que decían los botes de la cocina. Y así, poco a poco, los ojos de la dulce niña se fueron cerrando hasta caer dormida. La despertaron los ruidos amortiguados de algo que era golpeado. Instantáneamente recuperó la lucidez de quién es despertada con un cubo de agua fría y se percató de que no estaba soñando: ni sus pesadillas sonaban de aquella horrible manera. Y no porque las suyas fueran buenas pesadillas, pero eran de otra índole, en ellas no aparecían monstruos repugnantes ni insectos gigantes, en ellas no tenían lugar ni la violencia ni los desastres naturales, tan sólo, lo que las hacía tan extremadamente aterradoras era su ausencia de sonido y su interminable sensación de soledad. A veces había gente, conocidas o no en la realidad del sueño, e incluso a veces hacían algo divertido, Ángel incluida, pero siempre reinaba en el interior de esa Ángel onírica una sensación de profunda e inmensa soledad, y eso era insufrible para su pequeño corazoncito, que se despertaba agitado en medio de la oscura y reconfortante noche real, porque al menos en ella tenía recuerdos agradables. No era la primera vez que le pasaba eso, no era la primera vez que oía tremendos golpes vibrando a través de la pared; otras veces eran gritos amortiguados o gemidos. Pero nunca, nunca, se había atrevido a investigar qué eran, pues la procedencia la tenía casi asegurada: el cuarto de su padre. Una vez osó preguntarle y le bastó su rostro para lamentarlo más veces de las que había pensado atreverse a preguntar. Pero ese día, mejor dicho, esa noche, sentía la apremiante necesidad de vaciar su vejiga. No sabía por qué, pues hacía ya bastante tiempo que había aprendido a pasar la noche sin pañales y sin la necesidad de levantarse al retrete, pero quizá los nervios, el desvelo nocturno o cualquier otra razón que su mente no llegaba a imaginar, y no por eso dejaba de poder inventar incontables historias para explicar aquella excepción, la instigaban a complacer esa necesidad fisiológica. Aún así, continuaba en su cama, quieta, medio incorporada, atenta a los ruidos que escuchada, sin atreverse a hacer un simple movimiento o respirar más alto. Tenía una fuerza de voluntad increíble, inverosímil para un cuerpo tan pequeño, pero la mente supera innumerables veces a la masa, a la materia, como los filósofos se encargaron de demostrar en la antigua Grecia. Pero ni Grecia ni su maravillosa casa repleta de tartas y manzanas y con un esplendoroso jardín le importaban ahora a la pequeña, que luchaba contra la fuerza de su vejiga por querer estallar. Y en un momento, se decidió. Saltó de la cama como un gato sigiloso acecha en la noche, se calzó sus pequeña y peludas zapatillas y abrió la puerta. Los sonidos no se oían más claros, tan sólo algo más fuertes en el pasillo, pero en el reducido cuartos de baño, que compartía la pared con el cuarto de su padre, éstos sordos porrazos estaban presentes, y no en las vibraciones, sino en la atmósfera, en el ambiente. Salió del cuarto de baño sin apagar la luz pues nisiquiera la había llegado a encender y se apresuró hacia su cuarto. Oyó una puerta que se habría tan sonoramente que no le habría hecho falta estar atenta y expectante a cualquier ruido para oírlo. El portazo no fue un ruido sordo, sino sonoro, que reverberó en toda la casa expandiéndose y moldeándose. Se quedó petrificada, totalmente quieta y una ola de frío se caló en sus huesos, pero no los hicieron temblar pues hubiera sido un movimiento demasiado sonoro para esa quietud. Imágenes incesantes empezaron a pasar rápidamente por la mente de la pequeña, sin descanso, y ella, sin poder hacer otra cosa, con la impotencia de quien no controla su sueño en medio de una pesadilla, cerró los ojos con fuerza deseando que las imágenes salieran de su pequeña cabeza. Su deseo no se cumplió, y cuando notó esa gran mano en su hombro, las imágenes se hicieron más intensas y poco a poco, una lágrima bajó por su mejilla al compás de una terrible patada propinada en su estómago. En la realidad ella seguía quieta, notando como la otra mano se posaba en el otro hombro y empezaban a auparla. En su mente, otra brutal patada se incrustaba en su vientre acompañada de un terrible gemido de dolor. Entre las lágrimas, siquiera vislumbraba la figura a la que le rogaba parase. Su padre, ese monstruo gigantesco se alzaba ante ella sin un mínimo de compasión, sin escuchar sus ruegos, sin escuchar su débil vocecilla que se apagaba poco a poco. Medio inconsciente, tumbada en la gigantesca cama no acertaba a ver o a comprender lo que ocurría. Pronto vio su precioso pijama verde con grandes flores en el pecho y en la espalda tirado en un rincón de la habitación sobre algo que parecía un cuerpo, y allí se quedó, mientras su débil, puro y pequeño cuerpo se estremecía de dolor ante el coloso de un cruel espíritu del averno. Qué más da si éstas eran imágenes de su mente o la cruda realidad; unas no distaban mucho de las otras, pues no eran más que el recordatorio de su pasado y su presente. Pero esta vez fue distinto; muy distinto. No despertó acurrucada en un rincón de la habitación, ni sobre su cama medio vestida. Al despertar, se vio rodeada de un inmenso prado de flores, y a lo lejos, una casa de colores que olía a tartas. Corrió hacia ella y antes de llegar se abrió la puerta y vio el dulce rostro de Gabriel, que la esperaba con los brazos abiertos y un precioso libro en su mano izquierda. Fundidos en un tierno abrazo, Ángel sintió todo lo que había querido sentir en su vida: bondad, comprensión, protección e infinito amor. Cosas que ahora se abrían ante ella gratuitamente y más gloriosas que nunca. Junto al maravilloso amigo de sus sueños, el cual siempre la había acompañado en los peores momentos, ya que podía conjurarlo a voluntad, pues no era más que el reflejo de su propia valentía, una valentía que su magnífica imaginación se había encargado de darle forma como manera de proteger a su inocente pero fuerte y valiente alma. -Me encanta el brillo de tus ojos, Gabriel soltó tras una carcajada sonriendo pícaramente. |
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amaul | Publicado el 31-01-2004 15:01:43 |
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He copiao casi todas las historias y me las llevo a mi casa para leerlas poco a poco. Me encantaría participar en una neuva historia que empecéis, pero creo que como no me pongan internet en casa y lo pueda coger todos los días... chungo. Por cierto, os paso ahora una historia que escribí, la primera en condiciones de toda mi vida, y es que escribo mucho pero pocas historias, lo mío son más los monólogos interiores de lso que tengo seguro seguro muchos más de cien (pero tampoco los he cotnado, etán guardaditos en una caja de bajo de la cama). No sé, a mi me gusta. Gracias, Amaúl. |
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meike | Publicado el 01-02-2004 12:02:46 |
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Bueno..aqui os dejo...un corto...no és de tematica lesbica...es bueno...era una historia que invente para castellano...en fin...creo que esta bien...opinad! Diario de Meike Borrones del Tiempo - 7/6/1992 <<No volví la vista atrás. Le escuchaba gritar a lo lejos. Esa voz daba vueltas en mi cabeza, le conocía muy bien y sabía que no me dejaría marchar.¿Por que a mí?¿Por que yo?¿Por que deseaba tanto mi cuerpo? Debió escuchar mi pensamiento, porque esa voz volvió a sonar de nuevo..: Eres y serás solo mía!!>> Desperté empapada de sudor, cada día me amenazaba el mismo sueño. Antes no le daba importancia, pero ahora le tenia miedoesa vozprofunda, dulcepero desgarrada a la vezsiempre he hecho lo que me ha pedido, hasta hace un par de díasya no le podía dar más de mi. 8/6/1992 Anochece de nuevolos seres de la noche oscurecen mi alma poco a poco y noto como vuelve a formar parte de mi corazón. Piensome gustaría que alguien me entendiera, poder compartir ese momentopero ya no tengo a nadie, solo a la voz. A veces me gustaría arrastrarme, tocar el suelo y mancharme de vida, atreverme a vivir ¿Pero como puedo hacerlo si mis pies no tocan suelo? ¿Como puedo mancharme de vida si hay días en la que la odio? Me gustaría parar el tiempo que se va y que se lleva consigo pedacitos de felicidad que olvide coser a mis manos cuando tuve la oportunidad. Ríos de tristeza salen de mis ojos sin tan siquiera pedirme permiso.¿Alguien me presta un ancla para amarrar mi alma al suelo y así impedir que huya hacia el cielo? 9/6/1992 Hoy he vuelto a ver a ese chico, es tan misteriosonunca me dice nada y esa miradala clava en mi fijamente, como si quisiera decirme lago, pero no logro entender qué. Aunque me tranquiliza, no sabría como definirlopero ese chico tiene algo especial. Porque a veces no hace falta soñar para ser feliz por un momento, hay cosas que se sienten, son reales y por eso mucho mejores que un simple sueño que se desvanece<<Yo soñaba con tenertecon ser parte de tu mirada>>Peroaunque trate de convencerme de que esto es real aún no sé si estoy soñando vidas o si estoy viviendo sueños. Chico, tengo ganas de volver a verte<<Además desde que le conozco no tengo ese horrible sueño ¿Por qué será? sinceramenteme da igual>> 10/6/1992 Esta lloviendo, iba caminando por las calles oscuras, buscando algo que hacer. Pensando en cosas que hacen eco en mi mente, pensando en dulces besos que no recuerdo si viví o tal vez soñé. Noto como la lluvia moja mi cara, mientras la esperanza de volverle a ver se va perdiendo. Mientras caminaba, a lo lejos en Red Devils Club, el bar donde aquél misterioso chico siempre estaba esperando mi llegada para observarme, había una carta que decía: Si tuviera el valor de decirte frente a frente lo que siento, pero no, sólo lo escribo aquí en una carta que no leerás, ni siquiera tengo las agallas de enviarla y no te miento, pues pienso y sólo me pregunto...si acaso te importará. Y es que hoy mi soledad se hace más caprichosa me revuelca el deseo de tenerte aquí, junto a mí, que irónica se torna a veces esta vida lastimosa, cuando creí no quererte, fue justo cuando te perdí. DarKangeL Nono quiero perderleno me dejes nunca por favor ¿Pero que hago? ¿Que digo? si ni siquiera le conozco¿Seré capaz de enviarle una respuesta? 11/6/1992 Son las 4 de la mañana, aún no he conseguido dormir, no se que hacer si contestarle o dejarle en el olvido. Mmmmme decido a contestarle, llevo ya 6 cartas, y como siempre, todas han terminado en la basura. Iré a dar una vuelta por la callequizás se me aclaren un poco las ideas. Caminaba deprisa, todo estaba oscuro y silencioso, eso no me hace mucha graciapero prefiero estar allí antes que en mi casa dando vueltas sin saber que hacer. ¿Por qué era todo tan complicado? Nunca lo entenderéEran las 7 de la mañana, no puede ser que aya estado 3 horas caminando sin parar. poco a poco el cansancio se iba apoderando de mi y me dejé caer en un banco, estaba agotada los pocos minutos, noté como alguien me tapaba los ojos con una venda, estaba asustada, pero de repente volví a escuchar aquella voz susurrándome al oído <<No rechaces el sentido de los sentimientos, no por llorar somos más débiles si no sinceros>>Me quité la venda despacio y allí estaba él llorando, e abracé, no sabía como reaccionaríapero me dedico una dulce sonrisa. e cogió de la mano y me llevo a un callejón, no había nadie, pero con él me sentía segura. estiró la mano hacía mi y me enseño dos pastillas, la primera era verde y en ella había escrita la palabra Eternidad,la segunda,en cambio ,era roja y estaba escrita la palabra Amor.Me asusté no entendía nada, pero él de pronto me dijo: ¿Confías en mi? Claro que sí pensé y sin dudarlo me introduje la pastilla roja en la bocaa los pocos segundos noté como mi cuerpo se deshacíanotaba un fuerte dolor en el pecho, a no escuchaba casi mi respiración, todo parecía acabarselo ultimo que pude ver era como el chico desaparecía entre la naday llevaba mi cuerpo arrastras a un agujero negrola voz volvió a sonar en mi mente : <<Los seres de la noche han venido a buscarte, no quisiste hacerme casocomo ya te dije¡Eres y serás siempre mía!>> Que tal?...Bueno...lo de la fecha...jijij..es que no sabía cual poner y me decidí por esa...lo reconozco...tengo una mente melancolica... ..Amm..y bueno...el supuesto "chico"....en mi vida..es una "chica"...pero bueno...preferí no alterar...las neuronas de mi profesor...ya me mira algo mal...por llevar algo..siempre con la bandera del orgullo... Haber si me va a suspenderrr! |
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amaul | Publicado el 01-02-2004 15:02:29 |
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Bueno, aquí va, espero que os guste, como nadie comentó el otro... OTRA VEZ. Otra vez. Incesantes imágenes que se suceden seguidas e ininterrumpidamente. Áridas, frondosas, feas y bonitas. Todas y cada una diferentes, y ninguna a merced de influencias o prototipos que se tengan. Inclino la cabeza y continúo leyendo el libro que dejé momentos antes. Es un libro interesante, de esos que te hacen pensar y reflexionar, y, además, te atrapan y te hacen sufrir hasta la última página. Son fantásticos libros que duran poco, pero que aportan una gran cantidad de pensamientos sobre el ser, el bien y el mal, la propia existencia, y todos esos temas que consideramos transcendentes pero fuera de nuestro alcance. Cuando el tren se para, cojo mi pequeño maletín y me apeo. En la estación compro una revista de pasatiempos de lógica y algo de comer. Mientras me como mi bocadillo, en silencio, en un banco de un parque cercano a la estación, me dedico a observar el desolado y vacío terreno: debido a la hora, no hay nadie. La luna asoma tras una nube, tiene un tono amarillo-rojizo muy extraño que hace pensar que esconde algún misterio. Vuelve a esconderse tras una nube, y observo ahora las centelleantes estrellas que parecen estar haciendo guiños. Acabada la improvisada cena, me preparo para comenzar mi viaje por la ciudad. Hay un nosequé que me dice que esta visita va a ser muy importante y de unas consecuencias trascendentales. No sé qué puede tener de especial, cuando lo he hecho muchísimas veces, tantas que... ni me acuerdo. Bueno, quizás esa luna tan rara me ha trastornado un poco. La ciudad es grande; o, debe serlo, pues sólo veo calles y calles que se pierden lejos, muy, muy lejos... Así que he de empezar ya si quiero acabar mi visita nocturna antes de que amanezca. Al adentrarme algo más en la compleja red de calles y cruces, me doy cuenta que va a ser difícil salir, pues el camino no lo recuerdo. Pero un impulso me hace seguir andando y pensar que no recordar el camino es una nimiedad, que no debería parecerme importante. Haciendo caso de mi instinto, continúo; aunque no sé si, si me hubiera resistido, hubiese sucedido algo. Las calles, por lo general, son anchas. Luces de neón y carteles brillan por todos sitios, es algo mareante, pero la gente que camina como autómata por las intermitentes calles, no parece notarlo. Son esas personas de ámbito plenamente nocturno, que sólo vive en la calle, deambulando por ahí sin rumbo fijo, y, luego, cuando se hacen conscientes de su propia existencia, le es palo tan grande que tienen reacciones impredecibles y contradictorias; aunque, de cualquier forma, es mucho mejor que un día, milagrosamente, se den cuenta de todo en lugar de seguir llevando la vida infrahumana que llevan, sin tener consciencia de lo destructivo que es lo que hacen y el mal que provocan a los demás. Sinceramente, me da tristeza ver como personas destruyen sus vidas y las de otros, y rabia el no poder hacer nada; pero es totalmente gozoso contemplar a una persona que se supera y logra salir del agujero, ayudando a otras y llegando a compartir los sentimientos humanos, maravillosos y complejos pero realmente gratificantes y completos. Mientras camino, me viene un sentimiento de paz y amor indescriptible; en parte, es contradictorio que, estando en un lugar en el que no se notan muestras de esos sentimientos, una se vea inundada por tales. Claro que, pensándolo profundamente, se puede llegar a la conclusión de que son producidos por llegar a ser consciente de la grandiosidad del ser humano por su capacidad de sentir y hacer sentir; pero hay que pensarlo muy profundamente... Pero, aún así, pienso que no ha sido ni por pura casualidad ni por una explicación que se me pueda ocurrir. De pronto, me encuentro cara a cara con un joven de cabellos alborotados y dulce rostro. Al sonreírme, las palabras surgen impulsivamente de mi boca. -Debes venir. Atónito, al igual que yo, me mira inquisitivamente. De repente, echo a andar por una calle oscura que antes no había divisado pero que ahora me parecía totalmente correcto que estuviese aquí, a mi lado. Al terminar y salir de la calle... Luz. Sí, una gran luz me ha cegado instantáneamente y, cuando logro recuperarme, esos ojos de un verde intenso me miran a menos de un palmo de la cara. Ahora, el paisaje es totalmente diferente. El sitio no parece muy contemporáneo, pero es agradable y no da la impresión de pertenecer a una época muy antigua. Es de noche, sé que es de noche; y, para confirmármelo, el cielo está igual de negro que antes. Pero no sé por qué, siento que es de día, y los transeúntes parecen pensar lo mismo, aunque nadie lo ha comentado. Hay mucha gente, caminando sin cesar. Contradictoriamente, tal multitud de personas no me produce una sensación de desorden, sino de tranquilidad. Aunque la gente no va despacio (aunque tampoco muy rápido), no dejan de saludar a todo el mundo y, además, todos van en grupos de, al menos, dos. También hay alguna que otra persona que camina sola, pero al verlas, siento el calor que irradie el lugar o, mejor dicho, el calor que irradian las personas. Con una sonrisa y un gesto cabeza, el joven, que ha aparecido a mi lado (aunque quizá cruzó conmigo la calle), se aleja entre esta nueva multitud. Ahora, sí parece feliz; antes, un pequeño pero profundo deje de tristeza inundaba sus bellos ojos... Me parece que no tengo nada más que hacer aquí, me siento completamente realizada y a gusto conmigo misma. Y, cuando me dispongo a volver a cruzar por la especial callejuela negra... Me despierto. Estoy en un tranquilo y bonito paraje con vegetación, mucha hierba, toda verde. Y... Luz. Otra vez. Imágenes incesantes, el tren... Otra vez. Fue mi primera historia en condiciones y estoy muy orgullosa de ella porque me gusta y me aprece aceptablemente buena. Espero que también os gustase. Saludos. Amaúl |
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