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Una historia corta...

amaul
    amaul
    Muy bueno, xica.

    Misterioso y complicado, como la mente misma, y sin una resolución clara, al menos para mí. Te deja esa extraña sensación de no saber k ha pasado y por qué, xo refleja bastante bien los complejos e inexplicables sentimientos que nos invaden de vez en cuando, y aún no se han inventado palabras para describir.


    Haber si publicas algo más icon_wink.gif
    y x cierto, hubiese kedado más xulo con dos xicas, xo es normal, los profesores a veces son un poco torpes. Eres de iberoamércia o cataluña o el país vasco??


    Saludos y felicidades,

    Amaúl.
    meike
      meike
      Acabo de leer tu historia...sencilla...impresionante..son de las que te hacen pensar...y regresar por un momento a tus adentros..Es..distinta..me gusta...de veras...muchas felicidades...te las mereces!!


      Yo...mm..soy de Cataluña....porque lo dices? icon_confused.gif

      Jijji...gracias!!!...Empezé una....parecida a esta...del mismo estilo...pero no pude terminarla..cuando la encuentre...y tenga animos...quizá la retomaré de nuevo... icon_wink.gif
      vircoph
        vircoph
        Buff.... buf buf buf... a ver... por pasos.

        Primero, me alegro mucho mucho de veros por aki, gatita y sune, de verdad. Me encatnan vuestras aportaciones. Ahora por pasos.


        Sune:


        La historia de "Angel" me tiene muy desconcertada. Ya te dije que tenia que digerirla, y ahora, despues de releerla la veo más "clara" pero no por ello me deja menos intrigada, pues si estoy leyendo lo que creo que estoy leyendo, la historia me resulta relamente muy fuerte.

        En cuanto a cómo esta escrita, solo puedo decir que me gusta, pues adoptas el punto de vista de una niña de cuatro años, o almenos procuras acercarte mucho a él. Sencillo, simple, y a la vez tan complicado que hace falta reducirse a lo más infantil para ponerse en el lugar de la pequeña. Y precisametne ahí es donde me perdí en mi primera lectura, pues no fui capaz de digerir todo lo que leía.


        En cuanto a la segunda historia, "Otra vez", tenias razón al decir que es bastante más desconcertante que la primera, pero sin embargo se hace más facil asimilarla y no perderse, pues esta vez el lector puede integrarse perfectamente en el papel sin problemas, sin tener que reducirse o limiatarse a algo ya olvidado. Sin embargo es una historia misterios y casi onírica, en el que "alguien" esta haciendo "algo" por los demás (o esa es mi sensación). Ese alguien, intuyo, somos cualquiera de nosotros, y ese algo, sin embargo, se me antoja un acto cotidiano pero a la vez tremendamente dificil de asumir.

        Como apunta la Gatita, es una historia que te hace pensar un poco en tu yo misma, en tu yo interior, aunque no defina un sendero concreto ni parece buscar una reflexión acertada.


        Gatita, tu "Diario de Meike" es realmente curiosos. Sune ha dicho parte de lo que yo opino: "complicado como la misma mente" y es precisamente esa la sensción que yo he tenido, la del monólo interior. Pensamientos que ocurren con hechos continuos y sin descanso, provocando en la protagonista acciones institivas y sin descanso.

        Por cierto... muy a lo "matrix" eso de las pastillas, no?

        Y lo de "los seres de la noche" es un punto interesante, realmente curioso... Digno de una buena historia de vampiros.


        Aprovecho akí para comentarte mi opinón sobre el resto de relatos y escritos que has ido dejando en los distintos post del foro: todos me gsutan mucho, y peronalmente no les encuentro defectos. Son poeticos, y he leido algunos que incluso tiene una rima constante y perfecta. De verdad me parecen muy sentidos y profundos, si tenemos por profundo un concepto de que no hacen falta palabras rebuscadas para expresar grandes sentimientos.


        Mis felicitaciones a ambas, los relatos me parecen magníficos.
        vircoph
          vircoph
          Pues dejame decirte que en la película de matrix hay una escena muy muy parecida, en que Morfeo (uno de los buenos) le ofrece a Neo (el prota) una elección: Dos pastillas. Una lo lleva de vuelta a su vida normal y cotidiana. La otra: a la verdad. Y tu escena se asemeja mucho a esa.


          Pacienca con tu escrito, no lo fuerces. Ya saldrá. Esperaremos.
          meike
            meike
            Vircoph Wrote:
            Gatita, tu "Diario de Meike" es realmente curiosos. Sune ha dicho parte de lo que yo opino: "complicado como la misma mente" y es precisamente esa la sensción que yo he tenido, la del monólo interior. Pensamientos que ocurren con hechos continuos y sin descanso, provocando en la protagonista acciones institivas y sin descanso.
            Por cierto... muy a lo "matrix" eso de las pastillas, no?
            Y lo de "los seres de la noche" es un punto interesante, realmente curioso... Digno de una buena historia de vampiros.


            Jijij..bueno no sé si se parecerá a Matrix...debo decirte que esa pelicula aún no la he visto..no sé..fué la primera cosa que se me ocurrió...

            Y bueno...lo de "los seres de la noche"...siempre me ha llamado la atención...los caracterizó...como espiritus malignos..o vampiros...o no sé...para mi...tambien lo són..las mentes solitarias...según lo que le parezca a la persona que lo esté leyendo...es un punto de vista que tenemos cada uno...no es una definición concreta...


            Cuando..termine el otro que estoy haciendo...ya la colgaré...(pero es que me he quedado estancada...en un punto clave...y aisss..me cuesta seguir..sniff..snifff..)


            1xito para todas
            raiza
              raiza
              GaTiTa_Entre la soledad,he leido tu relato y me llamo la atencion. Una pregunta,ya q veo q escribes bien: por q no pruebas a escribir como en tu relato?? lo digo,porq, la verdad, a veces cuesta muxo entender tus mensajes y tenia mis dudas en esto de la historia corta (lo digo de buenas,porq veo q si puedes escribir bien).


              Un besazo y seguid escribiendo,por favor icono5.gif
              rogue
                rogue
                Pos hace mucho ke las musas me habían abandonau pero ahora me dió por escribir un mini cuento. Espero que les guste.


                ---------------


                Escribir...Un placer frívolo de mortales, dirían aquellos que son de mi misma raza. Esos que como yo poseen el don oscuro de vivir por siempre. Sin embargo para mi, desde que era mortal, escribir es una necesidad apenas comparable a la que siento de alimentarme del elixir rojo de los hombres. Pero yo soy diferente a todos los inmortales que he conocido. En realidad no hay ningún ente o ser con el que pueda compararme. Ni si quiera ella, que me a orillado a caer presa de mi segundo vicio con su frialdad.


                Pero aunque mi pluma y mi mente se alíen en mi contra y hagan brotar de mi interior borbotones de palabras llenas de ella debo poner un orden y tratar de al menos crear un desahogo con sentido. Aunque ¿qué sentido práctico pueden tener las palabras de un vampiro esclavizado por el hechizo mortal.


                No quiero que mis palabras sean malinterpretadas. Por supuesto que como toda mi raza siempre he amado a los mortales. Desde el día de mi oscuro nacimiento a la nueva vida quede como todos fascinada por sus pequeños detalles rebosantes de belleza inocente. Por sus risas y sus gestos. Por la perfección de sus rostros y la pulcritud de sus sentidos. Pero ese amor innato que los inmortales tenemos por lo efímero no tiene nada que ver con lo que siento por ella.


                No hay palabras que puedan expresar lo intenso que puede sentir un no vivo. Es una ironía que en la muerte se exalten los sentidos. Y desde la primera vez que la vi supe que no habría nadie en este mundo que pudiera amar de la manera en que yo le amo a ella. De una manera que no podría ser medida por número alguno.


                Todo seria perfecto si ella me amara de igual...


                Pero para ella el amor es un sentimiento bueno y perfecto de un estilo más bien razonado y no entiende mi amor guiado por la fuerza de mis entrañas. Estamos juntas pero ella no esta conmigo y aunque ella me ama a su manera nunca será suficiente para llenar mi corazón sediento de su ser.


                Para ser una no muerta soy bastante patética, pero me disculpo diciendo que yo no pedí serlo y que fue mi creador quien se equivoco al elegir. Y ella se da cuenta de que puede manejarme como quiera. Soy un juguete en sus mortales manos y eso me vuelve más patética aun. Pero me sería imposible alejarme de su luminoso amor.


                Se dice que los polos opuestos se atraen y no hay más grandes diferencias que las que nos separan, yo siempre seré eminentemente oscura, la naturaleza lo ha decidido así. Y ella es una especie de profeta del siglo veinte. Con esa melancolía que caracteriza a todos los que parecen ver más allá de lo evidente y la felicidad innata de los que se saben haciendo el bien. Sus apasionantes discusiones sobre la metafísica pueden mantener mi atención por cuanto tiempo le plazca y no hay muchos, ni siquiera vampiros que puedan asombrar mis gastados oídos. Mi guru....mi perfecta y delicada humana.


                Si supiera que es la pureza de amor lo que me trastorna. ¿cómo ha podido ella enamorarse de un ser como yo? ¿cómo es posible que me ame con esa serenidad falta de estruendo? ¿cómo es que puede ser en su mortalidad tan perfecta?

                Esas preguntas giran en mi mente como un torbellino y nunca consigo encontrar respuestas. Lo pienso a veces cuando me siento melancólica en el balcón del hogar pero me lo preguntó sobre todo ahora, que lagrimas de color rojo tiñen mi pálida y vieja cara. Ahora que estoy hundida en mis sentimientos llenos de ella.


                Me ha dejado de nuevo...


                No debiera ser algo que me importara tanto, no es como si fuera la primera vez. Pero cada de una de ellas me golpea como si fuera un puño de acero atravesando mi cuerpo que se abre ante la fuerza con que es impactado.


                En realidad ella sigue aun en el cuarto...pero no es como si no pudiera oír sus pensamientos y saber que es lo que sigue. Y como lo he dicho antes, ni siquiera tendría que tener poderes especiales para entender que se repetirá una experiencia pasada. Y ella se marchara creyendo que no estoy a la altura de sus deseos y que nunca he entendido sus dolores y razones. Pero no es así. Quizás no haya nadie en este mundo que pueda entenderla como yo. Ojala algún día ella pudiera sentirme como yo la siento a ella. Ojala se enterara que cada pequeño sentimiento de desasosiego que siente se magnifica en mi cuerpo hasta sentirme morir. Pero más que pensar en el valor de quien soy esta comparándome con ella, y no hay manera de que algún día pueda llenar yo sus expectativas.


                Y se marchara dejando la casa con un vació que absolutamente nada podrá llenar. Y pensara que estoy enojada y rabiosa con ella sin darse cuenta que lo único que mi corazón puede sentir es su sufrimiento. Y no llamará nunca, ni aunque su alma lo desee con todas sus ganas. Porque sabe que siempre iré a ella, me sabe débil y entiende que aunque este equivocada, siempre conseguirá de mi una disculpa si es lo que se necesita para que me vuelva a permitir el don de su amor.


                No se entera de que mientras duerme yo acaricio su rostro invadiendo su intimidad y su confianza y comparto ese parte atormentada de su ser que nunca nadie ha visto. Piensa que nadie puede comprenderla, y aunque yo algún día le dije que lo hacia nunca lo creyó. Quizás sea mejor así.


                Su amor me ahoga como a ella le ahogan sus penas. Pero supongo que no hay amor que no traiga con el una inmensa cantidad de dolor, como compensación. Es una especie de ese equilibrio de todo que parece tener el mundo.


                Ahora mismo sale indignada por la puerta trasera. Y mi rostro cada vez más colorido por mi llanto empieza a contraerse. En momentos como ahora quisiera compartir con ella mi don y hacerla como yo. Pero si ahora me maneja como si los hilos de mi vida pendieran de sus dedos ¿qué haría cuando yo le diera el poder de amarme infinitamente? ¿cuándo viera de verdad dentro de mi mente y descubriera lo que soy capaz de hacer por ella? No quisiera ni pensarlo...


                Quizás lo mejor seria librarme de ella y darle lo único con que podría sorprenderla. La muerte dulce que mis labios regalan. Y cuando estoy herida quisiera verle subyugada por mi oscuridad y me gustaría que por una vez fuera ella quien clamara por mi amor y no fuera yo quien como un perro herido va tras de ella.


                Pero eso es imposible porque para mi tortura no sé que seria peor si vivir eternamente bajo el hechizo de su amor o pasar la vida sin ella. Y cuando siento que este sufrimiento que pareciese una espiral infinita de oscuridad me inunda entiendo porque los antiguos decidieron lanzarse al fuego y terminar con sus vidas.


                Y mientras camino a unas cuadras de ella escuchando su acalorada platica consigo misma me doy cuenta que nunca podré ser lo que ella espera. Y este circulo de amor y odio seguirá repitiéndose hasta que la muerte la bese y yo siga andando por este mundo sin encontrar nada que vuelva a llenarme jamás.


                Y mientras la verdad que me negaba a mi misma llega tan clara me doy cuenta que a veces tomar la decisión más simple no es cobardía sino simple salvación. Y doy media vuelta y vuelvo a casa respirando lo que será mi destino y descubro que no le tengo miedo.


                No hay dolor que pueda ser más grande que el que siento ahora mismo. Solo espero que las llamas de la chimenea que ahora miro puedan quemar mis sentimientos mientras marchitan mi cuerpo con sus besos de fuego.


                Y me muero mientras escribo porque la carta ha de irse conmigo. Y la amo mientras me marcho y mi amor se muere conmigo. Ojala que algún día mi amor encuentres alguien que te ame como amas tu. Alguien que pueda hacerte feliz como te mereces. Que piense en ti y al mismo tiempo en si mismo. Alguien que no te asfixie con sus ganas de tocarte y te permita ir libre por la calle. Alguien que no te inunde de regalos inservibles solo por las ganas de dártelos. Que no se enfade porque no quieres besarle. Que no este pendiente de ti todo el día y que viva por él mismo y no por ti. Ojala que alguien te ame con límite y no con desenfreno...no como yo...no como un vampiro.


                Kilya
                amaul
                  amaul
                  Gracias Virc icon_smile.gif La verdad es que me alegra mucho todo lo que me habeis dicho (lo tuyo también gatita icon_wink.gif ). Sí, se a loq eu te refieres de desconcertante, pues realmente no me centré en nada concreto para escribirlo (el conrcurso del coelgio para el que lo escribí era de la Navidad y los más necesitados...), epro, por ejemplo, cuando escuché a mis apdres y mis tíos comentar el cuento (yo medio a escondidas, todo se adicho), sacaron cosas que yo ni había llegado a caer, de cómo ha podido influir mi vida y mis experiencias en el relato, subconscientemente, y también en que cada persona lo ve de una manera diferente según su vida, y eso es lo que me gusta de escribir: la gente no capta el cuento que tú escribes, sino el que ella lee.

                  Sobre el de Ángel, muchas gracias, pues eres la primera persona que me lo comenta, y aunque si había quedado satisfechas, no del todo segura de su efectividad y originalidad. Sí, pretendí escribir una historia dura, muy dura, pero desde el punto de vista de la inocencia más pura. Al parecer, me salió bien.


                  Besos a todas,

                  Amaúl.


                  P.D: Rogue, me queda pendiente leer tu cuento, xo es que ando muy ocupada con otra historia para la ruta quetzal, haber si hay suerte.
                  meike
                    meike
                    Raiza Wrote:GaTiTa_Entre la soledad,he leido tu relato y me llamo la atencion. Una pregunta,ya q veo q escribes bien: por q no pruebas a escribir como en tu relato?? lo digo,porq, la verdad, a veces cuesta muxo entender tus mensajes y tenia mis dudas en esto de la historia corta (lo digo de buenas,porq veo q si puedes escribir bien).


                    Bueno ante todo...gracias por avisarme...Aveces no consigo explicarme bien..se me juntan las palabras y todo lo que siento..y termino confundiendo a todo aquél que quiere enterarse de lo que me sucede...Aún así..no te preocupes Raiza , lo tendré muchisimo en cuenta...

                    Apartir de ahora...tendré la certeza de fijarme más en lo que escribo...para que así todas podais entenderme...


                    Vircoph...gracias por los animos...jijiji...(la proxima vez que vaya al videoclub..iré a por la pelicula de Matrix...pues ahora me has dejado con la intriga..quiero ver si tanto se parece... icon_confused.gificon_wink.gif )


                    1xito mu grande para las dos!Seguir asi!
                    vircoph
                      vircoph
                      Y ahi va el ultimo de mis relatos, presentado en un concurso lésbico que no gané, pero bueno... no se puede tener todo en esta vida. Espero que os guste, mientras esperamos seguir con el que está a medias. Un besazo, y espero criticas!!


                      Ese tren...

                      Otra vez las once. Como cada noche, terminaba de cenar y recogía los platos que había ensuciado junto a sus compañeras de piso, los fregaba y esperaba. Cada noche la misma paciencia y el mismo fervor. Con el mismo miedo a que, precisamente hoy, no la llamara. ¿Y qué si no lo hacía? ¿Y qué...? No lo sabía exactamente. Núria no lograba entenderlo pero no quería concebir un "porqué" a aquella necesidad. Pero deseaba que el teléfono sonase, quería escuchar su voz. Aunque ni ella misma se lo reconociese.
                      Pero parecía que aquella noche sería la primera desde que se conocieran que se iría a dormir sin sus dos besos de despedida y el "buenas noches, princesa" que, cada día tras el café, le dedicaba. Pero era casi media noche, y ella no había llamado. Esta noche quizá no...

                      Suspiró, apoyada aún en la pica de la cocina, diciéndose a sí misma que era mejor así, que era lógico y normal, que no existía un motivo para que la llamara cada noche. Pero no podía evitar pensar que quizá estuviera en apuros... o estaba esperando que esta vez fuera ella la que llamara para quedar... Mas lo único que sabía de aquella mujer con la que se veía cada noche era su nombre: Laura. Ni su teléfono, ni sus aficiones... Nada sabía de ella excepto su nombre y el sonido de su voz que desde que se conocieran, sus labios le regalaban... sus... ¿¡PERO EN QUE ESTABA PENSANDO!? Era su amiga... su ángel de media noche, la última persona que veía y en la que pensaba cada día, sin falta, desde que se conocieran... ¡Solo eso!. Pero tan solo era capaz de recordar dos cosas de todas aquellas conversaciones que habían tenido: su nombre... y sus labios.

                      Y sonó. Uno, dos, tres timbrazos. Y ella dudó en cogerlo, como cada noche, mirándolo con duda e indecisión. Pero hoy se demoró aún más en permitirse coger el teléfono. Sabía que era ella, no tenía la menor duda, pero algo dentro de si se preguntaba que pasaría si no lo cogiera. ¿Y si hoy no iba? Pero... a fin de cuentas... ¿qué más daba? Así que finalmente lo cogió, y con acercó el auricular a su oreja, en silencio. Esperó.
                      -¿Vienes?- Su voz, como cada noche. La palabra que esperaba durante todo el día y que de repente lo iluminaba (hubiera sido como hubiera sido) con la misma magia de un rayo de luna que se derrama sobre una flor en una fría noche. La respuesta tardó en nacer lo que le demoró juntar las dos letras de la respuesta.
                      -Sí.
                      Y se dispuso a colgar. ¿El lugar? ¿La hora? Eran datos conocidos ya desde la primera noche, el primer café, que no había conocido otro escenario que su mesa de siempre, creando el único universo que existía durante el tiempo que estaban juntas. No le dio tiempo a colgar.
                      -Perfecto. Tengo que contarte algo.
                      Y Laura colgó. Estupefacta, con las palabras de más que no sabía de dónde venían ni a que se referían, se quedó con el auricular pegado a la oreja y sintiendo como su corazón palpitaba a un ritmo no esperado.
                      Colgó el teléfono y reaccionó. Había quedado, y tenía tres minutos para arreglarse si no quería llegar tarde. Y por supuesto no iba a llegar tarde, por que eso sería imperdonable.
                      Vació el armario en busca de la respuesta a la mítica pregunta del "qué me pongo", y acabó con los vaqueros gastados, las deportivas, el jersey viejo y la cálida cazadora. Y se lanzó a la calle como alma que lleva el diablo, otra noche, ante los atentos oídos de sus compañeras de piso que, en vano, entre el cotilleo y el respeto hacia la intimidad, intentaban descubrir adónde iba Núria, cada noche a aquellas horas.

                      Pero Núria pasaba de todo. Ella sólo pensaba en que los días acababan bordados en plata y rojo. Tan solo sabía que no debía llegar tarde. Una, dos... giraba a la izquierda, un par de calles más y ahora a la derecha. Y paraba. La cabeza alta, la mirada perdida y asustada. Y el sitio de Laura, SU sitio, ocupado.
                      A lo lejos podía distinguirla en su silla de siempre, en la posición acostumbrada, su chaqueta y su semblante aburrido. Ella ya estaba allí. "Núria, has llegado tarde. Caput. Fallaste." Y el mundo se le derrumbaba encima como los juegos de piezas que los niños construyen y derrumban por mero placer...
                      -Parece que nos han quitado el sitio... - susurró una voz, a su espalda. Su voz. ¡Zas! Giro de 180º. Y en medio de la noche y de la calle se encontraron cara a cara, sus labios a escasos centímetros. Se ruborizó ante la proximidad de esa flor, ese misterio de la creación, durante los dos segundos que tardó en dar paso al enfado consigo misma por sus pensamientos.
                      Y volvió a girarse en busca de la primera presencia que ocupaba su mesa en su tiempo. Y se dio cuenta que no era ella: ni su pelo, ni sus ojos... ni tan siquiera sus labios.
                      -Vámonos.- Pidió la recién llegada, posando una mano en su hombro. - Aquí no podremos hablar.
                      Y esas palabras asustaron a Núria de la misma forma que un cuchillo en la garganta, incapaz de moverse.
                      -¿Adónde?- Preguntó, sin mirarla, temiendo la respuesta.
                      -A mi madriguera. - Y Laura arrancó el paso, lentamente, consciente de la ruta y el destino.
                      Pero ella no supo cómo reaccionar. Sintió como todo su ser fue atraído por ella, con la seguridad de que si cerraba los ojos la seguiría sin dudarlo... Y toda ella quería dar ese paso, pero "ella" (la parte que realmente creía poder controlar) se negó a sí misma esa dirección.
                      -Ven... - le susurró Laura al oído, tomándole dulcemente la mano. - No tengas miedo.
                      Y finalmente cerró los ojos y la siguió, sin soltar su mano, dejándose guiar por Laura y esa sensación que inevitablemente la recorría.

                      Estalló un trueno en lo alto del cielo, anunciando lo que segundos después se reveló como un diluvio. Sin embargo, el trayecto duró poco rato, pues Laura entró en uno de los portales poco después. Soltó la mano de Núria y se apresuró a quitarse la chaqueta chorreante, sacudirla y colgarla en la barandilla para escurrirse el cabello y sacar de su bolsillo unas llaves, antes de empezar a descender las escaleras con la chaqueta a cuestas. Núria permaneció anonadada. Había estado observando todos los gestos y movimientos de Laura con un interés que no podía evitar que se le antojara enfermizo. Así que tan solo logró moverse cuando se dio cuenta de que estaba sola en el rellano y la vergüenza ante el evidente hechizamiento la hizo reaccionar. Bajó las escaleras para reunirse con ella, que ya introducía la llave en la cerradura. La puerta se abrió con un suave empujón. Laura se retiró a un lado y la invitó a pasar con la mirada.
                      Lentamente, casi como si se tratara de una ceremonia, Núria penetró en la estancia, en la cual se hizo la luz en unos instantes. El exiguo recibidor daba paso a una única sala con apenas una cama simple, una mesilla de noche, un sofá, una sencilla mesa auxiliar y unas estanterías llenas de libros colocadas contra la pared frontal, laboriosamente decorada. Al girarse, contempló que en el resto de la sala había una pequeña cocina de barra americana, con dos taburetes y una puerta, la única, que sin duda daba paso al baño.
                      -¿Te gusta?- Preguntó Laura, mirándola. Y Núria no sabía que responder. Estaba sorprendida y admirada; anonadada por encontrarse allí, en su casa, con ella... a solas.
                      -Si. -Afirmó finalmente. - Me gusta mucho. - Y esbozó una sonrisa que le salió del corazón. Laura también sonreía, pero frunció el ceño.
                      -Quítate eso. - La reprendió, acercándose. - Estás empapada.
                      Y le quitó ella misma la chaqueta. El roce de sus manos le robó un escalofrío descarado que no pudo reprimir. Pero Laura lo malinterpretó... O quizá llevara razón.- ¿Ves? Vas a coger una pulmonía.
                      Rápidamente se llevó la cazadora a un perchero oculto tras la puerta donde su propio abrigo ya descansaba. A continuación se metió en el baño y volvió a salir, toallas en mano, tendiéndole una a Núria.
                      -Toma, y sécate bien.- Y obedeció, sumisa. Laura se secó rápidamente el pelo y un poco las ropas que no estaban excesivamente húmedas. - ¿Café?
                      Y sin esperar respuesta, entró en la cocina y empezó a trastear. Núria se sentó en uno de los taburetes, distraída.
                      El silencio se apoderó de la situación y ella se sentía incapaz de romperlo, así que se dedicó a observar la cocina, tan simple como el resto del piso. Dos armarios en la pared del fondo alcanzaban con su anchura lo largo de la cocina, tres fogones, pica simple y supuso que la lavadora estaría escondida por algún rincón contiguo a la barra.
                      Los armarios le llamaron la atención. El de la vajilla estaba abierto, y podía ver, con cierta sorpresa, como entre plato y plato había colocada una gruesa capa de goma espuma, de aspecto mullido. Así mismo, vasos y tazas estaban colocadas en agujeros hechos en otra gruesa capa, y todo el armario estaba forrado por dentro con la misma sustancia. Llena de curiosidad quiso preguntar, pero no lo hizo. Desvió su mirada hacia ella, que afanosa preparaba la vieja cafetera y la colocaba en el fuego. Se dio la vuelta y siguió explorando la sala.
                      Inmediatamente el mural captó su atención, impresionándola. Toda la pared estaba decorada con esmero, creando un paisaje que parecía casi vivo directamente sobre la pared, combinando a la perfección con las estanterías, en un conjunto extrañamente atrayente. Y allí también había señales de excesiva sujeción. Libros, algunos vhs y bastantes CDs e incluso las pinturas que había sobre un pequeño taburete en un rincón de la sala. Todo estaba muy sujeto. Pero Núria no osó preguntar.
                      -¿Y el mural?- Dijo, para romper el hielo. -¿Que representa?
                      -Es el mundo de mi imaginación.- Contestó Laura, decidida. Y Núria empezó a examinarlo al detalle. Montañas altas y bellas, envueltas en un vivo verdor y recubierto por el suave resplandor de un sol caduco y dorado del ocaso.
                      -¿Lo has pintado tú?- Volvió a preguntar.
                      -Sí. Lo empecé poco después de venir a vivir aquí.
                      La cafetera empezó a silbar, y el aroma del café recién hecho se esparció dulcemente por la sala.
                      -Es muy bonito. - Concedió, fascinada. - Se te da realmente bien... ¡Parece que esté vivo!
                      -Lo está.- Respondió, muy decidida. - Cada día lo veo, lo disfruto, y lo vivo... Cada día hay algo nuevo, pero nada muere. Por eso aún no esta terminado. Y por eso puedo pintarlo tal cual es.
                      -Me gustaría poder verlo a mi también.- Declaró, girándose. Sus miradas se encontraron de repente, sin previo aviso, y Núria creyó faltarle el aire. - Debe... debe ser precioso.
                      La estaba mirando, sin duda alguna, pues Laura bajó la mirada rápidamente al verse descubierta. Núria no pudo dar crédito a este gesto. ¿De verdad la observaba con la misma curiosidad que ella empleara minutos antes?
                      Laura se giró rápidamente cuando la cafetera empezó a borbotar, ya lista, para retirarla del fuego, cosa que corroboró las sospechas. Y aquello emocionó a Núria, de la misma forma que un niño ante su primer descubrimiento, y en el mismo grado en que se recriminó aquel comportamiento casi infantil. Se obligó a cambiar de tema.
                      -¿Por que está todo tan... tan...? - Laura pareció relajarse ante el cambio de conversación. Se giró, sonriente, y le pasó una gran taza de café con leche.
                      -¿Tan acolchado?- Concluyó la pregunta, mirando su reloj. Núria cabeceó afirmativamente, acompañándose de un "ajá".- Creo que tendré tiempo de contártelo antes de que te des cuenta por ti misma.
                      Y se dirigió rápidamente hacia el sofá, frente al único ventanal de la estancia. Núria la siguió y se sentó a su lado, dejando automáticamente la taza en la mesilla que tenían delante. Laura también dejó la suya.
                      -Verás... Hace seis meses vine a vivir aquí. Conseguir el piso ha sido todo un logro, pese a que vale cuatro perras gordas, pero con mi sueldo a poco puedo aspirar. El piso era de un conocido, al que le voy pagando religiosamente cada mes mi "hipoteca". Es lo que tiene trabajar en un bar. - Volvió a consultar su reloj y sonrió.
                      -Es acogedor. - Comentó Núria.
                      -Es casi perfecto- Replicó Laura.- Excepto por un mísero detalle...
                      Volvió a tomar su taza y dio un largo trago de café. Después volvió a posarla y no dijo nada más. Se miraron unos instantes, mientras Núria esperaba que continuase. Pero no lo hizo-
                      -¿Y bien?- Preguntó.
                      -¿No lo notas? -Respondió a su vez la anfitriona, con un deje irónico en la voz.
                      Y entonces empezó a notar una vibración que le llegaba a los pies y le subía por las piernas, en un creccendo veloz y trepidante. Las tazas empezaron a temblar. Desconcertada, le dirigió una mirada inquisitiva a Laura, pero ella sonreía y miraba hacia el ventanal, oscurecido por la noche y la tormenta, fijando su mirada allí mientras la vibración progresaba, trayendo consigo un sonido cada vez más agudo. Núria empezó a asustarse ante la tranquilidad que Laura demostraba ante aquella amenaza. Siguió su mirada, queriendo comprobar qué la retenía allí.
                      "Pip - Pip" - Sonó un reloj.
                      Y en aquel instante un grito de parpadeantes luces cruzó como una exhalación el ventanal, arrancándole un grito de sorpresa y miedo. Al cabo de unos segundos eternos y atormentados, desapareció, llevándose consigo también el sonido cada vez más grave y la vibración menguante.
                      -¿¡Se puede saber que coj**** era eso!?- Explotó, pálida.
                      Laura no pudo reprimir una enorme carcajada, que le devolvió el color a Núria. Se levantó sin dejar de reírse y se acercó rápidamente a la ventana. La abrió y se asomó. Núria la imitó, asomándose junto a ella. La tormenta menguaba y la lluvia disminuía, pero todo seguía tan oscuro como cada noche en aquella parte de la ciudad.
                      Laura aún conservaba una sonrisa satisfecha.
                      -Pude comprar el piso por que era barato. Y lo era precisamente porque la vía del tren pasa muy cerca. -Pese a la oscuridad, a unos pocos metros, se perfilaban perfectamente las vías del tren. -Ese era el expreso de la una. Siempre tan puntual. -Concluyó, con familiaridad.
                      Volvieron a entrar y cerraron el ventanal de nuevo. Ya en el sofá, Laura siguió tomando su café y Núria no salía de su asombro.
                      -¿Y el acolchado?- Preguntó, incapaz de suponerlo.
                      -Durante las dos primeras semanas observé y comprobé la acción de los trenes. Las pocas cosas que tenía por entonces temblaban, pero nada más.
                      -¿Entonces?- Núria era incapaz de comprender.
                      -Hay un tren un tanto especial. Provoca un temblor que se siente mucho antes de que pase por aquí, siempre de madrugada, aunque sin un horario fijo. Nunca sabes cuando volverá a pasar. La primera vez que lo hizo no lo esperaba. -Tomó aire.- Estaba en cama y de repente me desperté, sin saber qué ocurría. Al poco la vibración era tan intensa que mi interior también retumbaba, al mismo son que los platos, o que los armarios abriéndose y cerrándose. Aquel caos duró una eternidad, en la que nada caía, pero nada estaba a salvo. - Otro sorbo de café. Continuó. - Cerré armarios, cajones... empujé libros, vasos, tazas, corriendo de un lado a otro intentado todo lo que se me ocurría para salvar mis cosas. Pero no sirvió de nada. Empezaron a caer, y cuando el tren por fin pasó por aquí, a toda velocidad, todo se vino abajo. - Estaba ligeramente pálida, como si reviviera aquellos momentos. - Creí que el piso se derrumbaría sobre mí en aquel instante y, presa del pánico, solo se me ocurrió protegerme bajo la cama. - Se ruborizó en aquel momento, esbozando una sonrisa autocompasiva.- Y todo seguía cayendo: la vajilla, plato a plato; los libros, estampándose en el suelo con crujidos de tapas desencajadas y hojas despegadas... todo parecía querer acabar aquella noche, bajo el estruendo infernal de ese tren.
                      Volvió a suspirar, como conmocionada. Núria parecía nuevamente estupefacta, pues no lograba salir de su asombro continuado. Laura continuó.
                      -Aquella noche recé lo que no había rezado en toda mi vida... y eso que soy atea. Maldecí el piso, mi trabajo que no me permitía más y a mi amigo por venderme un piso ruinoso. Pero poco a poco el ruido fue cesando, el temblor menguó hasta morir y la calma regresó. Tardé una eternidad en salir de mi escondrijo... Tuve que armarme de valor, pero pese a imaginarme como estaría todo, recibí un shock bastante fuerte. Mi casa parecía un campo de batalla abandonado tras la lucha. Sólo logré sentarme en la cama y echarme a llorar... No se cuanto tardé en sobreponerme, pero lo hice, me levante, y entre lágrimas de frustración, rabia y miedo, empecé a recogerlo todo, incapaz de volver a dormir.
                      -¿Y los vecinos? -Preguntó Núria, ensimismada.
                      -Ai... los vecinos... ¡Qué frustrante darme cuenta al día siguiente que la única damnificada era yo! Y me pasó por dos motivos: por ser la que recibía el choque más directo y por novata. Los vecinos me explicaron como evitar el destrozo, y sin dudarlo me acogí a su solución. Por eso esta todo tan sujeto, contado y acolchado. Para que ese endiablado tren no lo destroce todo cuando le da la vena de pasar.
                      -¿Y como dormís esos días?
                      -Te acabas acostumbrando, Núria. Cuando te acuestas no sabes si va a pasar o no va a pasar, así que ni siquiera te preocupas. Por costumbre lo dejas todo sujeto y cerrado, y si pasa, te despierta. Pero ya nada cae ni se rompe, con lo cual solo tienes que esperar a que pase y volver a dormir.
                      Como otras noches Núria se había quedado embobada escuchando el animado relato de Laura, observándola con evidente descaro. Pero ella permanecía indiferente, tomando a ratos sorbos de su taza de café, con un gesto ya familiar. Finalmente lo apuró y dejó la taza vacía al lado de la de Núria, casi intacta, ya que como siempre se olvidaba de él frente al discurso animado de Laura y sus labios... Y se ruborizó, avergonzada ante el motivo de que la taza siguiera llena, reaccionando bruscamente y tomándola para ocultarse. Pero pese a sus esfuerzos Laura la miraba fijamente y esbozaba una sonrisa picarona... pero que a Núria se le antojó preocupada.
                      -¿Que tenías que contarme?- Recordó, saliendo del paso y forzándola a que siguiera hablando y dejara de mirarla con esa expresión profunda. Ahora fue ella quien se ruborizó y bajó la vista.
                      -Yo... -musitó... pero guardó un silencio forzado que sorprendió a Núria, que acabó por dejar la taza de nuevo al no sentirse ya amenazada. Laura tenía un gesto tímido y asustadizo dibujado en el rostro que la hacía adorable... y no entendía como podía estar pensando aquello sobre su amiga, una mujer. Jo***... ¡Ni que Laura le gustara! Y aquel pensamiento que la mente se permitió la asustó profundamente.
                      -¿Y bien?- volvió a preguntar, deseosa de respuestas a sus propias incógnitas y con la súbita seguridad de que Laura sabría responder.
                      -¿No... no te parece extraño que desde que nos conocemos, hace ya casi tres meses, hayamos quedado cada noche?
                      A Núria le pareció que la pregunta estaba mal formulada.
                      -No... no tiene porque. - Respondió, sintiendo que el corazón le latía de nuevo a una velocidad no acorde con la situación. Laura estaba muy roja, al darse cuenta que su pregunta no le proporcionaba la respuesta deseada. - Es agradable saber que haya sido el día como quiera, la noche será agradable.
                      -Eso es cierto.- Reconoció, sin mirarla. Suspiró. - Pero... Tengo miedo, Núria.
                      -¿Miedo? ¿De qué?- Preguntó, desconcertada.
                      Laura se quedó callada, pensativa y temerosa. Sabía muy bien lo que quería decirle a Núria, lo que debía explicarle y sabía también lo que podía ocurrir... y le daba miedo, pero debía hacerlo. Suspiró.
                      -Ya se que hace poco que nos conocemos pero... es que... necesito que me aconsejes con algo...
                      -¿Que es?- Preguntó, extrañada e intrigada.
                      -Esto... lo que pasa es que me estoy enamorando de alguien que no tengo ni idea de como reaccionará cuando se entere. Y me da mucho miedo que cuando lo sepa se lo tome mal, por que aprecio muchísimo a esa persona.
                      -¿Y por que?
                      -Porque no creo que se lo espere... - Laura seguía sin mirarla.- No se siquiera si aceptaría que me hubiera enamorado...
                      -Vamos... digo yo que no puede ser para tanto. Que él no sienta nada por ti no tendría por que hacer que se enfadara por tus sentimientos... - Respondió Núria, intentado animarla.
                      -Es que... es que creo que hay otro problema. - Susurró Laura, tímida, cada vez más ruborizada.
                      -¿Cuál?
                      -Creo que esa persona también se está enamorando de mi...
                      -¿Y entonces donde esta el problema?- Dijo Núria, incrédula y sin sentirse capaz de definir el problema concreto.
                      -Pues... me parece que no se ha dado cuenta de lo que siente o no se lo reconoce... o no lo acepta.
                      -No lo entiendo.- Reconoció Núria, en un suspiro de sinceridad. - El amor es amor... ¿Porqué alguien no podría aceptar, aunque no pudiera corresponder, que estuvieras enamorada?- Entonces Laura levantó la mirada, con un gesto como de esperanza, pese a que la preocupación no se borraba de su rostro, marcándose fuertemente.
                      -A veces no es fácil aceptar que "ciertas"- Y enfatizó aquella palabra- personas te amen... o simplemente puedan amarte.
                      Núria empezaba a no saber que responderle. Le dolía en el alma ver a Laura tan abatida... Pero no sabía que responder ante esa fatalidad que demostraba, pese a no saber de quien hablaba. Pero aquello no era lo importante, sino el hecho de que alguien la estaba haciendo sufrir. Y seguro que fuera quien fuera, no se lo merecía.
                      -¿Lo has hablado con él?- Laura cabeceó negativamente. - ¿Por qué?
                      -Hay algo que me detiene al hablar con esa persona.- Reconoció, la voz seria y grave.
                      -¿El qué?- Se interesó.
                      -Qué apenas la conozco.- Suspiró.- No se cómo piensa o que pensará de mi. Apenas se su nombre y su teléfono... Pero me encanta su carácter.
                      Núria sonrió, sintiéndose cómplice.
                      -Eso me pasa a mí contigo, mujer... Apenas se nada de ti, pero eres mi mejor amiga. Aunque no se que pensaras de mí ni como ves la vida... -Laura levantó la mirada, sorprendida y se quedó mirándola. -¿Qué pasa?
                      -Entonces poco me has escuchado estos tres meses que han pasado, Núria... Te he contado toda mi vida, incluso te conté...- se lo pensó un poco- cosas que no solía contar a nadie que no supiera seguro que me entendería.- concluyó, casi irónica.
                      -¡Anda ya!- Respondió. -¡Pero si ni siquiera tengo tu numero de móvil!
                      -¿Cómo que no?- Se sorprendió Laura. - Te lo di y tú lo apuntaste. ¿O ya no recuerdas?
                      -Mmmmm...- Se quedó pensativa un rato antes de contestar, sacando su móvil del bolsillo.- ¿Seguro?
                      -Que sí, mujer. ¿Recuerdas al menos como nos conocimos, no? Te lo di entonces.
                      Y mientras buscaba el numero perdido en su móvil se puso a recordar. Si, se acordaba perfectamente. Una tarde como otra cualquiera de aquellas que toda universitaria se pasa en la biblioteca, se levantó a por uno de los libros de láminas. Núria estudiaba hispánicas, pero era una loca aficionada al arte moderno y de vez en cuando, cuando se saturaba, cogía uno de esos gruesos libros de láminas, se lo llevaba a casa y los miraba, por puro placer. Aquel viernes se fue directa a por uno de sus preferidos y cuando fue a cogerlo se encontró que otra chica iba a por el mismo libro.
                      -"Perdona"- musitó la chica, retirándose. "¿Lo necesitas?"
                      -"Lo cierto es que no... solo me gusta ojearlos."- Contestó.- "¿Te urge mucho?"
                      -"Si... pero hacemos una cosa si quieres. La biblioteca está por cerrar. Me lo llevo yo, me dejas tu número y mañana te llamo y te lo dejo, ¿De acuerdo?"
                      Y así quedaron... cuando salieron de la biblioteca se intercambiaron los números de móvil. Laura, dijo que se llamaba. Y Núria no volvió a pensar más en ella hasta que al día siguiente, muy tarde ya, sonó su móvil.
                      -"Perdón si es muy tarde, pero es que acabo de salir de trabajar. Quería dejarte el libro, ya no lo necesito más. ¿Vienes?"
                      Y quedaron, en aquel bar en el que, a partir de ese momento, frecuentaron noche tras noche...
                      "Laura Libro" se leía en la pantalla del móvil de Núria, con la entrada que tres meses antes había hecho con su número.
                      -Pues sí... - Reconoció...- Que raro... ¡estaba convencida que no lo tenia!
                      -Con razón ninguna noche me llamaste... -Y aquello la ruborizó, sintiéndose como la encarnación del despiste. Laura volvió a adoptar una postura un tanto seria... pero parecía más relajada. - Si la que apenas te conoce soy yo... pero quizá tu puedas decirme... ¿Qué pensarías si una chica se enamorara de ti?
                      A Núria esas palabras le llegaron como una amenaza. Algo dentro de sí sintió miedo y estupefacción, y todas las cosas que en su vida había oído y había pensado sobre ese tema se despertaron, poniéndola en guardia. Y, sin embargo, había algo que...
                      -¿Una chica?- Preguntó, desconcertada ante la pregunta. Salió su lado conservador- ¿Cómo se va a enamorar una chica de mí?
                      -"El amor es amor...", ¿no?- Recordó.
                      -¿Pero tu te estás oyendo?- Exclamó, estupefacta. - ¿Una mujer enamorada de otra mujer? ¿Y luego qué? -A Laura le dolieron esas palabras como la más retorcida de las torturas. Bajó la mirada de nuevo, triste, desolada, derrotada, y Núria empezó a demostrarse belicosa. - ¿No me digas que tu...?
                      -¿¡Qué!?- Gritó Laura, levantándose de repente del sofá, sin mirarla, dolida ante el desprecio que sus palabras demostraban. - ¿Que si soy lesbiana? ¿Que si me gustan las mujeres y puedo enamorarme de alguna? ¿Acaso no lo sabías ya?
                      -¿Cómo iba a saberlo si no me lo cuentas?- Respondió.
                      Laura se giró, clavándole la mirada. Un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas y su gesto era frío y duro.
                      -Te lo conté. No lo recordarás, pero fue una de esas cosas a las que no le suelo contar de buenas a primeras a mucha gente. Siempre ha sido y es peligroso, ya que la misma sociedad no acepta mis sentimientos. Y a ti te lo conté... pese a que por lo visto ahora tampoco pareces respetarlos...
                      -¿Me lo contaste?- Repitió... y empezó a pensar si en verdad tenía algún problema de memoria realmente serio...
                      -Si, Núria. Te lo conté una de esas muchas noches en las que ni probabas tu café, te embobabas con mi discurso y por lo que veo ni te enterabas de lo que hablaba. Así que supongo que igual de trivial como el caso que realmente me hacías debía ser tu respuesta, por muy sincera que me pareciera en aquel momento.
                      -¿Y todo esto a que viene?- Preguntó a su turno, confusa y acorralada, sintiéndose un mar de dudas y de miedos.
                      -Viene a que me he enamorado de ti, no se exactamente cómo, pues todas estas noches poco me has contado de ti. Pero, sin embargo, siempre estabas y siempre me escuchabas.
                      -¿¡Qué!?- Exclamó, sorprendida, pues no había podido sospechar que realmente la persona que hiciera sufrir a Laura fuera ella misma. Laura frunció el ceño, molesta por su interrupción y se acercó a ella, posando uno de sus dedos en sus labios.
                      -Déjame terminar, por favor. Luego... si realmente te desagrada lo que quiero decirte, no te voy a impedir que te vayas. -Murmuró, mirándola a los ojos. Y continuó, tranquilamente, con el tono calmado y bajo. Retiró el dedo que había posado y se echó un poco para atrás.- Todo esto viene a que sí, me he enamorado de ti. Viene a que no sabia cómo decírtelo, pues no se que piensas de mí ni cómo sientes realmente. Y viene a que una no es tonta, y se que tu también te estás colgando de mi. Y eso me da miedo, por que apenas te conozco. Me da miedo, por que no se si eres consciente de lo que creo que estás sintiendo y no se siquiera si eres capaz de enamorarte de una mujer sin reproches por ser mujer.
                      -¿Y entonces... por qué me lo cuentas? ¿Por qué me insinúas que estás enamorada si no sabes como voy a reaccionar? ¿Por qué intentas averiguar primero cual sería la respuesta y no te declaras directamente?
                      -Porqué ante todo eres mi amiga, Núria. Y aunque no me puedas o quieras corresponder, tenía que ser sincera contigo. Tenía que contarte que cada vez que te me quedas mirando embobada y sin enterarte de lo que te digo me muero de ganas por besarte. Cuando te lo conté me dijiste que no había problema... así que si no lo había como mínimo podría pedirte que si no sentías nada por mí, no me tentaras. Pero si estabas tan embobada que ni recordabas que tenías mi número... ¿Cómo saberlo? - Respiró, casi agobiada. - Yo también tengo sentimientos, Núria. No soy un engendro ni estoy enferma, por más que quizá te hayan enseñado eso. Y tu, princesa, tampoco lo eres por sentir lo que sientes.
                      Calló. Se moría por llorar, sentía las lagrimas luchando por salir por todo aquel dolor que sentía y la sensación de vacío que Núria le había provocado con sus palabras. Pero no, no se resignaba a llorar delante de ella. No después de demostrarle que quizá no merecía ni su respeto. No cuando no buscaba nada más en Núria que un poco de comprensión, ya que tampoco ella había pretendido enamorarse. Y bajó la cabeza resignada y cerró los ojos.
                      Núria estaba estupefacta. No sabía como reaccionar, no sabía por que sentía aquello cuando la miraba a los ojos y no se atrevía a reconocerse que se embobaba mirando sus labios. No quería pensar en que todo lo que le había dicho Laura podía ser cierto ni que quizá ella también fuera lesbiana o bisexual (a fin de cuentas... ¿cómo asegurarlo si nunca lo había probado?). Pero se sentía mezquina por sus palabras, por todo aquello que le había dicho sin pensar y sin sentir. Pero era ya tarde para volver atrás... le dolían las entrañas sin saber exactamente el motivo y sin duda no se atrevía ya a mirarla.
                      -Lo siento. - Murmuró Núria, levantándose del sofá sin mirar a su amiga. - Lo siento mucho.
                      Y sin decir ya más se dirigió a la puerta, tomó su cazadora, y salió de la habitación. Laura se llegó al sofá, se dejó caer y rompió a llorar. Sola. Terriblemente sola.
                      Núria subió las escaleras como si un demonio la persiguiera. Una vez en la entrada se detuvo. ¿Todo aquello había sido real? ¿Realmente Laura se le había declarado? ¿Realmente existía un sentimiento así? ¿Porqué le había dicho todo aquello?
                      Salió a la calle enfadada consigo misma, confusa. Levantó la mirada del suelo un momento y reflexionó. No se había fijado como había llegado allí, ni como era la zona. Ahora, pasadas las dos de la madrugada, el lugar no le gustaba nada, entre otras cosas por que no sabia por dónde debía ir..
                      -Muchacha... Murmuraron a su espalda. Ella se giró, y se encontró con una navaja muy cerca de su cuello. Dame todo lo que lleves encima, muchacha. No me gustaría manchar a Chori tan temprano...
                      ***
                      Había llegado a las cuatro casa con el brazo vendado. El chorizo en su fuga se había llevado su brazo, ahora con ocho puntos de sutura, por delante. A la mañana siguiente se encontró con la curiosidad de sus compañeras de piso, a las que finalmente les contó todo lo que había pasado y el porqué. "El amor es amor, no sexo. Siempre nos han enseñado que las mujeres debemos enamorarnos de un hombre con el que casarnos, hacer el amor, tener hijos y mantener una familia. Pero son tópicos. ¿Por qué tiene que ser así?. Yo estoy enamorada de mi perro y es un animal. Así que deja de una vez de preocuparte por lo "normal". No puedes dejar escapar ese tren por miedo a lo que no conoces." Las palabras de Míriam la alentaron para enfrentarse a sus sentimientos y después de una semana se armó de valor para regresar a su casa. No soportaba sentirse como ese tren que todo lo destrozaba y que jamás regresaba.
                      Y allí se encontró, frente a la puerta que ella misma había cerrado. Suspiró indecisa y con la mano en alto para golpearla, pero no sabía que hacer... ¿Y si estaba en casa, qué le diría? No tenía muchas opciones.
                      Toc, toc
                      Y esperó. El silencio seguía reinaba en el rellano, así que asumió que o no quería abrir o no estaba en casa. Se acabó, Núria. La cagaste de nuevo. Caput. Y suspiró de nuevo antes de girarse y levantar la mirada. Y allí estaba ella, en la escalera, con las llaves en la mano, mirándola.
                      -Hola.- Murmuró, ruborizándose y sintiendo una tremenda vergüenza ante ella.
                      -Hola, princesa. Contestó Laura. Estaba seria y su voz sonaba fría.- ¿Qué te ha pasado en el brazo?
                      -¿Esto?- Dijo, enseñando su vendaje.- Un chorizo me atracó hace una semana... cuando volvía a casa.
                      El rostro de Laura hizo una mueca de preocupación y sorpresa.
                      -No debí dejar que te marcharas sola.- Confesó, bajando la vista y con un tono de culpabilidad.
                      -No debí marcharme.- Corrigió. Y aquello sorprendió a Laura- No sin antes disculparme. Lo malo del caso es que creo que me merezco el tajo por todo el dolor que te causé hace una semana... Por hipócrita y por no escuchar a mi corazón.
                      Laura la miraba ahora con expresión estupefacta que pretendía ser fría, pero que amenazaba con ablandarse y enternecerse.
                      -¿A que has venido, entonces?- Preguntó, bajando el par de escalones que le quedaban para llegar hasta Núria. Cara a cara. Núria suspiró y bajó la mirada.
                      -Yo... Todo lo que dijiste la semana pasada puede que sea verdad, yo también me siento extraña pero no se como aceptar lo que siento. Nadie me enseñó a hacerlo. Me enseñaron lo contrario.- Suspiró.- Estuve hablando con mis compañeras de piso y me convencieron de lo que yo misma te había dicho: El amor es amor. Y no puedo dejar de pensar en ti y que no soy capaz de reconocer que me embobo cuando estoy contigo.
                      Núria sentía ganas de llorar, sin saber muy bien porqué. Laura finalmente se enterneció y delicadamente le acarició el rostro. Se miraron, y sus miradas cruzadas quizá dijeron más que todas las palabras.
                      -No te preocupes, Núria. Tu no eres como ese tren.
                      Y dulcemente la besó, como tantas otras noches habían deseado ambas, pero una se contenía y la otra no lo admitía. Cuando Laura se separó Núria rompió a llorar, de miedo y de sorpresa. No entendía lo que sentía, pero le había gustado la calidez y el saber de esos labios. Y admitió que le daba igual. A fin de cuentas eran unos labios que la querían y que la habían besado, y con los ojos cerrados no hubiera sabido que eran de ella o de él. Pero lo importante es que le gustaban. Laura la abrazó tiernamente y la dejó llorar antes de decir nada.
                      -¿Vienes?- Dijo, enseñándole las llaves.
                      Núria las observo, abrazándola. La respuesta tardó en nacer lo que a ella le llevó juntar las dos letras de su respuesta.
                      -No. Y sonrió. Me quedo.
                      vircoph
                        vircoph
                        Dios Rogue!!!!

                        Me ha encantado tu relato, enserio. Es precioso!!!

                        Me ha encnatado tu forma de relatarlo, ese sentimiento que inunda las palabras y le dan todo un hechizo de amor imposible de huir.

                        Es sencillamente genial.
                        rogue
                          rogue
                          Asias Virc :) la verdad es que me lance a escribirlo con un poco de miedo porque hace un monton que no tomaba la pluma. Como puse antes las musas me habían abandonado desde hacia un tiempo.


                          Sin embargo me gustó como quedo :) siempre había querido escribir algo sobre vampiros y ahora me decidí por este cuent ocorto para ver si podía meterme y escribir por fin la novela un poco más larga que tengo en mente. Pero todavia me quedan un par de cosas pendientes asi que supongo que ese segundo proyecto tendra que esperar.


                          Me he leído tu cuentó también y me gustó mucho, sobre todo lo de los trenes, le da un toque misterioso e interesante a la historia y a mi siempre me ha gustado que las cosas que escribo tengan algo de místico, así que ese detalle me pareció genial.
                          amaul
                            amaul
                            Precioso, Rogue, en serio. LO único que yo eh leido sobre vampiros fue Entrevista con el vampiro de Anne Rice (sin cotnar toda la saga de El pequeño vampiro) y em encantó.

                            Esto no se parece en nada, pero ayuda tener una idea de la vida de semejantes fascinantes seres.

                            Dulce, delicado, desgarrador y eterno.

                            Felicidades,

                            un abrazo.
                            rogue
                              rogue
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                              amaul
                                amaul
                                de anda hija!!!

                                Pero no hace falta que te pongas colorá. Que esta vez la verdad no duele, no?

                                Besos

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