SECCIÓN DESACTIVADA

Esta sección ya no está activa en LL, pero está disponible como archivo para su consulta.

Foros > Literatura

Una historia corta...

baby_p3
    baby_p3
    ¡¡me encanta tu historia vircoph!! vas para escritora icon_wink.gif
    vircoph
      vircoph
      A ver chicuelas y chicuelos.. aquí una que piensa que toca reempezar. Ahí va un nuevo inicio. Algo con lo que quizá alguna os hayais encontrado(NOTA: es absolutamente inventada):


      Clase de biologia. Dos del mediodia:

      Llevaba un buen rato mirandola cuando me di cuenta de ello. No supe cuanto tiempo pasó, simplemente, de repente, no podía olvidarla. Sacudí la cabeza, con decisión. Era absurdo el pensamiento que habia llegado a mí y que se entozudecia en no abandonarme. Sonó la campana. La clase habia terminado en un abrir y cerra de ojos. Mi cuaderno estaba escrito y todo estaba allí anotado, pero no recordaba nada de lo que habia apuntado.
      Recogí rapidamente y salí del aula, antes que ningún otro de los presentes. Sentía la cabeza confusa y el corazón alterado, sin motivo coherente.
      -¡Espera!- Era su voz. No podía creerlo, necesitaba huir, como fuera. - ¡Te dejas el anorak!
      Me detuve en seco. No sentia frío, pero era verdad. Me giré, para tomar el anorak y seguir adelante. Nuestras miradas se cruzaron, una vez más. Ella sonreía y yo me sentia estremecer, sin comprender por que de repente sentia algo incomprensible... con ella. Se detuvo a mi lado y me alargó la prenda. Seguimos andando, más lentamente, una a al lado de la otra.
      -Te he notado distraída en clase... - Musitó, casi diciendoselo para sí.
      -Lo estaba. - reconocí, sin saber que estaba haciendo.
      Sentia que debía huir, correr, alejarme de aquella presencia y de aquella situación para que volviera a su cauce. Hacía demasiado tiempo que me habia asaltado la inquietud al estar a su lado. Siempre, aquellas tonterias desaparecian. Era mi amiga, simplemente. Tonterias que pasaban por mi mente, pensamientos sin sentido y sentimientos llevados más allá por la acción del puro cariño mal comprendido por alguien que queria demasiado a su mejor amiga. Siempre habia sido así, hasta hacia dos tardes, sin saber por que, todo habia intensificado su acción y ahoar estaba más desconcertada que nunca.
      Habiamos salido del instituto y caminabamos hacia su casa. De repente caí en la cuenta que habia estado a punto de marcharme de clase sin siquiera avisarla de que aquel dia no la acompañaria, como tenia por costumbre. Me embargó una profunda verguenza al darme cuenta de que estaba tan obsesionada por huír de ella, de esa sensación, que habia olvidado a mi amiga por completo. ¿Cómo podia estar huyendo de mi mejor amiga? Deseaba que la tierra me tragara.
      -Oye.. ¿Tenias prisa?- Me preguntó. - Cómo te marchabas tan rapido pensé...
      -Sí, tenía.. pero es igual. No te preocupes.
      Seguimos andando, en el más absoluto silencio. Me sentía morir. ¿Cómo podia haber sido tan impulsiva de no esperarla?
      baby
        baby
        de pronto ella rompio el silencio
        -Porque estas tan callada?, sucede algo.
        -No, nada, no ocurre nada.
        Fue todo lo que logre contestar mientras mi mente trataba de desenredar la telaraña que en mi se estaba formando, no la deje conforme con mi respuesta porque de reojo vi su reccion y el gesto de preocupacion que se torno en su cara, empeze a caminar mas lentamente, mirando al suelo, pensando ¿porque no puedo dejar de pensar en ella?, que me sucede, porque...
        -¿Estas molesta conmigo, verdad?-
        Mis pensamientos fueron interrumpidos por su pregunta, y de pronto senti que las piernas no me respondian al voltear a verla, me encontrarme con su tierna mirada, que reflejaba su preocupacion por mi, no supe que hacer, mi cuerpo se paralizo, sus ojos me habia atrapado y no sabia si corres o llorar.
        -No, no es eso... no pienses mal, es que no se, me siento un poco mal...
        Fue todo lo que dije, lo unico que pude decir enmedio de mi miedo, mi unica reaccion fue volver a tomar el paso lento que llevabamos, y volvio de nuevo el silencio, el camino a su casa jamas, hasta hoy se me habia hecho tan largo.
        vircoph
          vircoph
          -¿Que te ocurre, pues?
          Ella estaba muy seria, su tono era absolutamente amenazador. Me estaba preguntado directamente a mi.. y quiera una respuesta. Yo sabia que estaba preocupada, que no era normal mi comportamiento. ¿Pero que decirle? ¿Que desde hacia unos dias solo podia pensar en ella? ¿Que cada vez que la miraba me embargaba la terrible sensación de caída que me impedia hablar? ¿Que no soportaba mis propios pensamientos? Noté su mano en mi hombro.
          -Contesta. - No era un grito. Era una petición. Me giré y la miré a los ojos. Sentí como mi propio mundo se perdia, como su mirada me dejaba absolutamente desprotegida, sintiendome debil, tonta y lo que era peor:culpable. Me deshice bajo su mirada, bajé la vista y contesté.
          -No se que me ocurre, Nuria. Lo siento, no estoy segura.
          Entonces ocurrió algo que no me esperaba, y que todavia me dejó más desconcertada. Sin previo aviso, allí, a las puertas de su casa, me abrazó. Fue un abrazo lleno de fuerzas, de cariño y de ternura. No pude creer lo que sentia dentro de mi, la estreché entre mis brazos e involuntariamente una lágrima empezó a caer por mi mejilla.
          -No te preocupes- Me susuró. -Sea lo que sea, veras como se soluciona.
          No quise llorar en sus brazos, pero no tuve más remedio. Rompí a llorar, presa de la inquietante sensación que me embargaba y que no sabia como combatir... ¿Como era posible?
          Entonces me apartó un poco, me miró y sonrió. Secó mis lagrimas con sus manos, sin dejar de mirarme. Me sentia extraña, muy extraña.. y seguia deseando huir y quedarme a su lado a un tiempo. Temia que el coazón se me detuviera ante aquella sobrecojedora sensación que atravesaba a la vez alma, corazón y razón.
          -Nos vemos mañana, ¿vale? Saldrás, ¿no?
          -Si... si, saldré. Supongo que si.
          Ella sonrió, acarició tiernamente mi mejilla y subió a su casa. Allí me quedé, aún resbalando una lagrima en mi mejilla, dudando que sentir y que aceptar, antes de adelantar un pie y empezar a caminar, dirección a mi propia casa.
          bolboreta
            bolboreta
            Weno, depues de tanto arte... yo sigo un pokito, a mi manera icon_redface.gificon_redface.gif


            Caminaba lentamente pensando en cuanto podría seguir así... era demasiado evidente que me pasaba algo, y ella ya se había dado cuenta. El problema era que nos conocíamos demasiado, un solo gesto suyo y sabía que quería decirmeella también lo hacía, era a la única persona a la que no podría engañar, pero tampoco me atrevía a contárselo, necesitaba que siguiera a mi lado ¿que podía hacer?

            Seguía caminado hacia mi casa, recordando todas las veces que ella me había acompañado, imaginando conversaciones que nunca me atrevería a pronunciar y situaciones que nunca se producirían y me invadía una profunda tristeza.

            Quería volver a hace unos días, cuando solo era mi mejor amiga y todo iba genial pero sabia que era imposible retroceder, mi corazón no cambiaría de opinión, por mucho que quisiera ya no podía olvidarla.

            A veces llegaba incluso a pensar que Nuria podía sentir lo mismo, pero la idea se le desaparecía en cuanto la recordaba con aquella sonrisa de felicidad, con él Lo habían dejado hace un tiempo, pero de ahí a que

            Pensar en todo esto me hacia ponerme triste, mas aun cuando no veía esperanza, pero no podía evitarlo Me di cuenta de que ya estaba en mi casa llevaba dos minutos delante de la puerta sin entrar y me estaban llamando.

            Me puse colorada y entré.
            - ¿que hacías ahí parada?
            - Nada, estoy un poco cansada demasiada cuesta- dije, intentando evitar el tema.
            Mi madre no dijo nada, pero estaba segura de que no había colado.
            vircoph
              vircoph
              YO sigo!! A ver esas foreras... que leches pasa?? Que me vais a dejar a mi sola continuandola? Muchas gracias, Jupiter.


              ¿Pero en que estaba pensando? ¿Como podia pensar tantas sandeces? Era mi amiga, no habia dejado de serlo. ¿Que tonterias eran esas de que algo habia cambiado?

              Dejé la mochila en el suelo y me derrumbé en la cama. No podia creer nada de lo que estaba ocurriendo. Me sentía agotada, como si me hubieran pegado una paliza, incapaz de moverme de allí. Deseaba dormir un rato, dejar de lado todo lo que me atormentaba... despertar. Aquello tenia que ser una pesadilla, una cruel pesadilla de la que me despertaria y comprobaria que todo era lo mismo de siepre.
              -¡Auch!- Me levanté sobresaltada ante el dolor y el pato de plastico que mi hermana pequeña me habia lanzado a la cara con tal punteria que mi ojo habia echo de diana. - ¡Noe! ¿Se puede saber que haces?
              Noelia, una renacuja de seis años, más lista que el hambre. Apareció detras de la puerta, con la mano extendida.
              -¿Me devuelves al pato?- preguntó, con su vocecita timida. - No le ha gustado que pusieras tu ojo en medio de su vuelo.
              Entonces me eché a reir. Estaba cubriendome el ojo con una mano y busqué con la otra al dichoso pato, mientras me imaginaba al pato hablar diciendo: "¡Laura! ¡Aparta!" Le di el dichoso pato a Noe.
              -Procura que vuele en otro sitio, Noe. Toy muy cansada.
              -¡Vale!- Escuché que griaba mientras salia pasillo abajo.
              En aquel momento mi cabeza estaba en blanco. No recordaba que esaba pensando. El ojo me dolia horrores.
              -¿Que te ha pasado?- Era la voz de mi madre, des de la puerta.
              -Noe, que no ha sabido controlar al pato.
              Ella se hacercó y me miró. Retiré la mano para que me mirara el ojo.
              -El ojo sigue en su sitio... pero no se que te ocurre a ti.
              -Nada, mamá- Lo dije de corazón. En aquel momento no me ocurria nada, mis pensamientos eran nulos. - Estoy cansada, ha sido un dia duro.
              -Tienes que dormir más, Laura. Te lo digo enserio. Ven a comer, venga.
              Me levanté de la cama, pasé a echarme un poco de agua en el ojo y me senté a la mesa. Comí sin prisa mientras miraba mi serie preferida en la televisión. Al terminar, recogí mi plato y lo llevé a la cocina. Volví a la habiatción, dispuesta a hacer deberes. Al abrir la carpeta encontré un papel que no esperaba. Una nota de Nuria.

              "Laura, me tienes preocupada. Hace dos dias que estas rarísima y no se que te ocurre. No pareces atenta en las clases (cosa que de ti es muy, pero que muy extraña). Ya se que estas un poco quemada este curso, pero me tienes desconcertada. Dime algo, por favor. No se que te ocurre y quiero ayudarte.
              Tu amiga que te quiere. Nuria."

              De repente me volvió a llegar la senasción de qeu algo malo, muy malo, me estaba ocurriendo. No podia ser. Nuria parecia haberse dado cuenta de que algo dentro de mi estaba cambiando... ¡Pero no habia ese algo! ¿Que bobadas me venian a la mente? Arrugué la nota, enfadada conmigo misma por mi absurdo comportamiento. Y todo por que dos dias antes habia cruzado en mi mente ese pensamiento al mirarla. Era absurdo.

              Lo aparqué todo de nuevo y empecé a trabajar.
              galadriel_19
                galadriel_19
                _La Generación del 27 Tema 8- leyó laura en su libro de literatura, suspiró y enjuagándose los ojos comenzó a leer el petardo de lección que debía aprenderse para el lunes, pero a las dos líneas de empezar, ya no prestaba atención a lo que había escrito, miles de pensamientos atacaban a su confundida mente, sin permitirle concentrarse, creia que la cabeza le iba a explotar, apartó los libros de la mesa de un golpe, tirandolos al suelo, se sentía culpable pero en realidad no sabia de que, porque no tenia claro lo que le pasaba, se paró a reflexionar y se dijo a si misma

                -A ver, es tu mejor amiga, es lógico que la quieras, es lógico que la admires, pero ¿cuál es el límite entre el cariño y la admiración hacia una amiga y el hecho de... amarla?

                No podía creerlo, el solo hecho de pensar en esa palabra, amor y refiriendose a su amiga, le daba tanto miedo que sacudío la cabeza y una increible sensación de soledad e incomprensión inundó su cuerpo, sentía rabia e impotencia, porque ese pensamiento que la atormentaba tanto se negaba a avandonarla.

                Como no era capaz de centrarse en los estudios puso un cd en la minicadena, sacó una libreta y encima de la cama se puso a hacer dibujitos sin sentido, cosa que le relajaba muchísimo, le despejaba la mente, dejaba volar el lapiz encima del papel, mientras no pensaba en nada, sólo logró sacarla de su "trance" el sonido del timbre de la puerta, miró el reloj y se dio cuenta de que eran ya las ocho de la tarde, se había pasado tres horas divagando encima de un papel. Un leve toctoc sonó en la puerta de su habitación y su madre asomó la cabeza.

                -Cariño ha venido a buscarte Nuria, ¿le digo que suba, o bajas tu?

                Laura no supo reaccionar, no sabía que hacer, de repente un tremendo nerviosismo se apoderó de ella.

                -Laura hija ¿estás bien?

                -Ssi, si, mamá estoy bien dile... que ahora bajo.

                -Bueno ahora se lo digo, pero ¿te encuentras bien? estas muy pálida hija.

                -¡Que si! estoy perfectamente, dile que ahora bajo, que me acabo de despertar.

                -Vale tranquila mi amor, no te alteres de esa manera.-Cerró la puerta y se fue.

                Laura se sentía morir por dentro, por un lado deseaba verla, pero por otro deseaba uir de ella, tan lejos como le fuera posible y olvidarla. Se arregló un poco el pelo, se puso los zapatos, tomó aire y salió de la habitación...



                weno ya ta ahora q siga otra, besitos, weno y si no os gusta pos a borrarlo claro.
                baby
                  baby
                  Baje las escaleras, lentamente como cuándo era niña y hacia travesuras, papá llegaba a casa y mamá le decía cada una de ellas y en la sala me esperaba el regaño de el y al bajar temía lo peor, así fue como me sentí en ese momento o tal vez peor, baje lento, tan lento como pude, tomando el barandal de madera, me di cuenta que las manos me sudaban a mares y que me temblaban las piernas, mucho mas que hace días que la viera a los ojos, me detuve cuando llegue abajo, de lado derecho se encontraba la sala, lugar donde mamá pasaba a las visitas, no quise moverme, pare en seco mis pasos al oír a mi madre hablar con ella.
                  - Que bueno que viniste, Nuria, espero que Laura no tarde en bajar.
                  - No se preocupe, señora, yo la espero aquí, no hay problema.
                  - Gustas algo de tomar. - Pregunto mi madre, al momento que mis piernas comenzaban a moverse en dirección de ellas, entre a la sala, mire a mi madre y trate de hacerlo con Nuria, pero al ver una rosa blanca en su mano derecha no pude mas que clavar la mirada al duelo y decir un tímido "Hola".
                  Mamá salio a la cocina, me quede parada, y ella cerca de mí, de pie, viendome, de pronto alce la mirada, y ella me observaba como tratando de descifrar que pasaba conmigo. Vestia un pantalon entallado azul y una blusa blanca estampada, tenia en la cara un gesto triste y reflejaba cansancio. Su mirada se clavo a la mia y yo... yo no sabia que hacer, estaba a punto de decirme algo pero mi madre entro con una charola y sobre ella dos vasos de agua, los cuales dejo en la mesa de centro.
                  - ¿Gustan algo más muchachas?- pregunto alegre mi madre
                  - No, mamá esta bien así, gracias.
                  - Gracias señora.
                  Sintiendo el aire tan tenso solo deposito la charola y se marcho en seguida, dejándonos de nuevo solas y a mi con mi enorme carga emocional, de nuevo estaba atormentada, no sabia que hacer, como actuar, que decir, y tuve ganas de salir corriendo de mi propia casa, pero no, ya no tenia salida, me había atrapado y no tenia muchas opciones.
                  Y sin saber las palabras trataronde salir de mi boca.
                  - Nuria... yo...
                  - Ten te traje esta rosa.- dijo extendiendo la rosa.- La corte ayer en el parque, a donde siempre vamos a pasear... Laura, no se que te pasa, me preocupas...- dijo mientras bajaba la mirada, no sabia que hacer, sentí ganas de llorar, de abrazarla, pero al mismo tiempo estaba ese miedo inmenso de sentir algo mas.
                  - Lo siento. dije, susurrando, apenas para mi.
                  De pronto, se lanzo hacia mí y me abrazo, diciendo:
                  - Laura... no te alejes de mí... Te necesito.
                  Fue lo que me remato, y comencé a llorar, y la abraze tan fuerte como pude, como deseaba hacerlo, y mi llanto broto tan natural, tan puro.
                  Y así nos quedamos largo rato las dos.
                  vircoph
                    vircoph
                    -¿Que te ocurre?- Pregunté, llevandola hasta el sofá y olvidando todos mis miedos. Mi mejor amiga me necesitaba. No podia negarle mi ayuda pro mi absurdo miedo.
                    -Esto... Laura... - Ella parecia muy, muy nerviosa. La rosa estaba sobre la mesa y la contemplé, incredula.- Son mis padres. Van a separarse.
                    Me quedé asombrada. Era lo último que me esperaba. Le estreché fuertemente las manos y la obligué a mirarme. Al hacerlo, volvió a aparecer en mi aquel extraño sentimiento, pero su dolor fue mayor. Se echó a llorar, a lo qual tan solo pude abrazarla, dejando de lado el resto de sentimientos que me inundaban. Solo importaba el afecto que ella necesitaba y que queria darle.
                    -¿Como es eso?- Pregunté, sin dejarla.
                    -No lo se. No me lo esperaba. Todo ha ido siempre bien. Hoy cuando he llegado a casa, mi madre parecia preocupada, pero nada más. Ni siquiera le he preguntado. He comido como cada dia y cuando ha llegado mi padre a las seis... De repente ambos estaban gritando. Me he quedado asombrada, por que nunca habian gritado antes. He bajado a ver que les ocurria y cuando me han visto me han mandado fuera, que me fuera a la habitacion. - Seguia llorando, cada vez más desconsoladamente.- Me he ido corriendo al cuarto, y de allí a la calle. Solo queria huir... esos gritos.. solo podian ser una pesadilla. He divagado por la calle durante una hora sin....
                    -¿Por que no has venido?- Pregunté, extrañada.
                    - No... no queria molestarte. Se que estas muy preocupada por algo.. aunqeu no se el que. y no quiera cargarte con tdoo esto.
                    -Pero Nuria... - Solo pude volver a abrazarla. Cada vez me sentia más cerca de ella, solo queria calmar aquel dolor que ella sentia.
                    -Después... cuando llevaba una hora divagando, he visto aparecer a mi madre con el perro. Hemos ido a pasear juntas y me ha explicado que no esta bien con papá y que van a dejarlo. Se van a separar.
                    Nuria volvió a dejarse llevar por el llanto duarante un buen rato, dejando se abrazar y acariciar dulcemente por mí. YO le daba vueltas a su situación, al echo de que debia sentirse desesperada ante una rotura tan inesperada.
                    -¿Que vas a hacer?- Le pregunté. Me di cuenta que quizá era una pregunta un poco tonta.
                    -Yo no puedo hacer nada. Son ellos que ya no se quieren. - De repente se le cortó el llanto. Se incorporó y se desprendió de mi abrazo. - Perdona. No se por que me he puesto así. Son ellos.. que tonta he sido. No debia haber venido a cargarte con mis penas.
                    Al quedarme de aquella forma aluciné un poco por la brusquedad. Hice pucheros, mirandola con cara de niña pequeña. Ella sonrió y la volvia a abrazar.
                    -¡Es normal que te hayas puesto así! - Le dije, estrechadnola. - Que tus padres se separen no es una cosa que ocurra cada dia, Nuria. No te preocupes, ya veras como, pese a todo, no todo será tan distinto.
                    Nos quedamos recostadas en el sofa, yo sobre los cogines y estrechandola, y ella sobre mi, recotando su caberza en mi hombro, semi-tumbadas.
                    Una vez pasado toda aquella tensión de la inesperada noticia, y despues de mucho rato de hablar de otras cosas en aquella posición, de repetne me asaltó de nuevo la ansiedad. Ella lo notó, por que de repente me preguntó:
                    -¿Que te ocurre?- Mientras se levantaba y me miraba.
                    -Nada. -Intenté mentir, poco convencida.
                    Me miró, incredula, si moverse.
                    -No es cierto. De repente toda tu te has puesto a la defensiva. Te ocurre algo.. algo conmigo. Y no se que es. Laura... quiero que me digas que he echo. Que te molesta de mi.
                    raiza
                      raiza
                      vaya,querida Vircoph,wapa mia,vaya si se han lucío con semejantes historias...felicitaciones a I Love Lena,galadriel_19,Eclipse,Baby,Char,helena,...


                      Comandanta,le reitero mis respetos...es uste genial,verdaderamente bounce.gif y ya estaba delirando por esta parte q lei hoy ...asias...


                      Un besazo


                      p.s.: Char,wapisima,q esos finales simultaneos son la locura...jajaja...por Dios,q weno icon_redface.gif
                      vircoph
                        vircoph
                        Hei! Que nadie se anima a seguir o k? Es que me entra la inspiración muy de cuando en cuando (en mi escaso tiempo) y creo que podeis seguirla, no?Vaaaa, animaros!


                        ¿Como decirlo? Me sentía absolutamente desgraciada. No podía ser, mi mente se negaba a aceptar aquellas palabras que ella quieria oír y que cada vez yo notaba más ciertas. ¿Por que la deseaba con aquella fuerza si jamás, nunca jamás, me habia pasado nada?
                        -No queria vernir por esto, Laura. Por que se que no estas bien conmigo y... temia que no quisieras ayudarme. ¿Que te preocupa?
                        De repente me eché a llorar. Me sentía acorralada, cerrados todos los pasos habidos y por haber. No habia escapatoria. No podia mentir... ¿Pero que debia decirle?
                        -Nuria... no es culpa tuya. No se que me pasa en relidad.
                        -¿Cómo que no sabes que te pasa?- Su gesto era duro. No era desprecio, era desconfianza lo que emanaba de aquellos ojos. - No estas siendo sincera, Laura. No lo estas siendo ni contigo misma.
                        Sabia que llevaba razón, que me estaba.. ¿Mintiendo? No, no podia ser eso. No me estaba mintiendo. Yo no podia estar... ¿Por que venia a mi la palabra pero me horrorizaba pronunciarla?
                        -Tengo miedo, Nuria. Creo... creo que te quiero.
                        Nuria abrió los ojos, perpleja. No captó el verdadero mensaje.
                        -¿Somos amigas, no? ¿Que hay de extraño que me quieras? Yo tambien te quiero mucho.
                        Aquellas palabras, pese a saber que eran ciertas y que no tenian maldad, me dolieron un montón. Enfurecida conmigo misma, consciente que no habia dicho lo que debia decir y dolida por aquellas palabras mal comprendidas, me levanté del sofá y empecé a caminar por el salón. Al mirarla, vi en ella todas sus dudas. Escepticismo. Mi acción era demasiado brusca para que ella entendiera siqueira el porque.
                        -Creo... creo que será mejor que me vaya. - Dijo Nuria, levnatnadose. Yo seguia llorando, silenciosamente, mezcla de rabia y dolor. La miré, desconsolada. - No quiero hacete más daño, Laura. No se que te he echo, pero perdóname.
                        Aquello acabó de matarme. Mi mente estaba confusa y no podia comprender que me ocurria. En aquel momento desconsolada, me eché a sus brazos, llorando de puro dolor. Me abrazó, no muy segura de su acción, pues en mi todo eran contradicciones.
                        -No te vayas, Nuria. Ahora no. Tengo que explicartelo.. pero no se como. No me lo creo ni yo...
                        -¿Que ocurre, Laura? Enserio, dimelo.
                        -Creo que em estoy enamorando de ti.
                        kyra
                          kyra
                          Hola chicas!!


                          Bueno, nuestra baby se va de viaje unos días y no podrá estar conectada mientras dure. Me ha pedido un favor y, evidentemente, estoy encantada de hacerlo, así que, en su nombre, publicaré la continuación de la historia que ella, por motivos del viaje, no ha podido hacer.


                          Bueno, pues nada más, os dejo con las palabras de BABY:


                          La respuesta, le cayo como valde de agua, y solo atino a dejar caer sus
                          brazos para evitar seguirme abrazando y yo me aferre mas a abrazarla, hasta
                          que me di cuenta de lo que acababa de decir. Tal vez fue un impulso, pero ya
                          estaba hecho, y solo me invadio un inmenso miedo, miedo de verla a la cara,
                          ella estaba paralizada, y yo apenas creia lo que acababa de salir de mi
                          propia boca. Poco a poco mientras aceptaba mis propias palabras la fui
                          soltando de aquel abrazo, ella estaba helada, solo atine a agachar la cabeza
                          y a dar un paso atras, mi llanto se desbordo como caudal por mis ojos, pero
                          fue en silencio, de reojo vi su mirada perdida, seria, como estudiando letra
                          por letra lo que en sus oidos habian oido.
                          De pronto, ronpio el silencio, muy desconcertada me dijo
                          - Me tengo que ir, este, te veo luego... en la escuela... tal vez... este...
                          hasta luego.
                          Y sin mas salio como volido de la casa, y yo no supe que hacer, pero fue mi
                          sospresa total, al descubrir que me sentia mas ligera, habia sido sincera,
                          no solo con ella, si no conmigo misma, pero tambien me preocupaba el
                          haberselo dicho y su reaccion, tan contradictorios fueron mis sentimientos
                          en es momento. No me movi, realmente no sabia que hacer, sobre la mesa de
                          cebntro estaba la rosa blanca que me habia obsequiado, y no pude mas que
                          soltar el llanto de nuevo al observarla, de pronto, oi la voz de mi madre
                          desde la cocina, no entendi lo que decia, ni tenia interes alguno en saber
                          de nadie, tome la rosa y subi rapidamente las escaleras hacia mi cuarto.

                          Me avente sobre la cama, llorando, miles de pensamientos asaltaron mi cabeza
                          ... el miedo me invadio, la tristeza, no sabia que hiba a pasar, y si se
                          alejaba de mi, no, no podia soportar la idea, pense que no habia sido buena
                          idea decirselo, pase la tarde llorando y pensando un y mil cosas, y asi me
                          dormi.
                          vircoph
                            vircoph
                            Abrí los ojos lentamente, sin saber exactamente que habia pasado ni donde estaba. Me sentía pesada, agotada, sin ganas ni animos para moverme de la cama, de la postura en la que estaba, con la cara pegada al cojín y las mantas por encima. Intenté recordar como me habia metido en la cama, pero no lo recordaba. Sentí una especie de pinchazo, desde mi estomago. Sabia lo que era: ansiedad. No me habia movido aún... ciertamente, desconocia el motivo por el cual me habia despertado. No me venia en gana levantarme, ni moverme ni nada. Acababa de recordar la tarde anterior, su mirada, mis sensaciones... empecé a llorar de nuevo.

                            (toc, toc, toc)

                            Al escuchar los golpes en la puerta pensé que seguia soñando. Cerré los ojos de nuevo, convencida que aun taba dormida y que aquel dolor que sentia no era mio. Oí abrirse la puerta, pero obvié ese sonido, pues todo debia ser un sueño.
                            -¿Tas dormida, Laura?- Preguntó una voz melodiosa y suave. Su voz.
                            Aquello me convenció más de que era un sueño y no me moví. No me atrevia. Si era un sueño, no queria que se desvaneciera. Estaba allí, acababa de sentarse en el borde de la cama. -¿Laura?
                            La curiosidad venció y me moví lentamente. Me dolia el cuerpo, un dolor extraño, como si estuviera agarrotada. Como si en toda la noche no hubiera descansado nada... y tenia la certeza de que no lo habia echo.
                            Al girarme lentamente sentí de nuevo todo el miedo, todo el dolor que la noche anterior habia sufrido. Allí estaba ella, sentada, mirandome. Para mi sorpresa sonreía.
                            -Buenos dias, Laura.
                            Yo me notaba palida. ¿Que hacia ella allí, por la mañana, en mi habitación, después de haberse marchado como alma que persigue el diablo la tarde anterior?
                            -Ho...hola. -Dije, sin creerlo aún. - ¿Que haces aqui?
                            -Vine... vine a pedirte perdón. -Dijo, sin ningun tipo de preambulo excepto un suspiro.
                            Me incorporé lentamente. Sentia ese dolor extraño a la altura del estomago, sin saber que era exactamente. Nuria lo notó.
                            -¿Estas bien, Laura?- Dijo, acercandose un poco. Instintivamente me retiré. Me daba miedo que me tocara, tal como la tarde anterior me habia abandonado ella. Su expresión cambio, se mutó a desengaño profundo durante un instante y a cupabilidad despues. - Lo siento... creo que es culpa mia. Ayer... ayer no debí irme, no como me fui.
                            Sus palabras en aquel momento me dolian. Me hacian sentir terriblemente culpable. Sabia porque se habia marchado. Sabia que no debia decirle nada y pese a todo lo hice.
                            -Mira, Nuria... te agradezco que hayas venido, pero no se que siento. Lo que ayer te dije era algo que sigo sintiendo, que no se de donde ha salido ni porque. Si has venido a decirme que estoy mal, que estoy loca, que.. yo que se que! ahorratelo. He pasado mala noche, no se que me ocurre.. llevo dias que no se si quiero abrazarte o huir de tu lado. Ayer...
                            -Ayer vine a que me ayudaras. Dudé de hacerlo, sabia que estabas mal, pero no sabia porque. Al final... al final fuiste la unica que siempre esta, me desahogué contigo, me ayudaste.. y cuadno tu me dijiste que te ocurria.. entonces la que huí fui yo... no es justo Laura. Te utilicé.
                            -Dejalo Nuria. Por delante de todos somos amigas, ¿no?
                            -Si... por eso me duele tanto el echo que te abandoné....
                            vircoph
                              vircoph
                              Dejo a medias el relato anterior (que por lovisto nadie tiene intencion de acabar) y os pongo la ultima historia de mi cración, como prometí dias atras. Es la que voy a presentar al certamen de Sant Jordi en mi instituto. Espero que os guste. (se acceptan opiniones y criticas constructivas).


                              Laziaretti.

                              Sonó a lo lejos el reloj de pulsera del guardia nocturno. Yo llevaba despierta en aquella fría celda dos horas, temblando de frío y de miedo, absolutamente desconcertada. No entendía que diablos había ocurrido, ni como. Me sentía en un tremendo estado de shock, sin poder si quiera moverme, aunque deseaba hacerlo. Me dolía todo el cuerpo y tenia varios vendajes puestos. Repicaban sobre el suelo las severas pisadas de un hombre, que se acercaba hasta la puerta de la celda. La golpeó tres veces y después abrió una pequeña ventanilla del centro.
                              -Muchacha. Su tono era neutro. No denotaba ningún sentimiento. Tan solo cumplía con su deber. Toma muchacha. Algo de ropa y algo de comer. Acércate.
                              Me levanté lenta y mecánicamente, obedeciendo las órdenes sin reflexionar. Al hacerlo dejé atrás la manta con la que me cubría y sentí la humedad en la piel. Gran parte de mi ropa estaba rota, por lo cual iba semidesnuda aquella noche, en aquel lugar tan poco acogedor. Al llegar a la puerta el hombre cerró la ventanilla y abrió una mayor en la parte baja, por la que introdujo una toalla, unos pantalones y una camiseta limpios. Después, una bandeja con algo de comida.
                              -Vístete. En breve vendrá la capitana para interrogarte.
                              Tomé la ropa y la bandeja y volví al rincón del que me había levantado, sentándome de nuevo y cubriéndome con la manta. Era consciente de donde estaba, sabia perfectamente lo que estaba ocurriendo aunque no lo comprendiera. Sabía que debía vestirme y comer algo... Simplemente me sentía incapaz de reaccionar y todos mis movimientos eran prácticamente involuntarios. Así que al sentarme no fui capaz de hacer otra cosa que taparme, fijar la vista en un punto y de nuevo obviar lo que me rodeaba.
                              -¡Muchacha! el grito del guardia, que había vuelto a observarme desde la ventanilla superior, me despabiló. Lo miré desconcertada, como despertando de un sueño, y me levanté. Él sonrió, cerró la ventanilla y se alejó.
                              Me puse los anchos pantalones que me había traído y la camiseta. No sabía de quien eran, pero agradecí inmediatamente sentirme más cubierta. Después, sentándome de nuevo, tomé la bandeja y comí algo de aquella especie de puré que me había traído, pese a estar frío y ser insípido. Mi estomago lo agradeció con locura, pues la comida pareció calmar el nudo que tenia en él. Todo había sido tan rápido
                              De nuevo se escucharon pasos. Esta vez eran más, y al abrir la puerta pude comprobar que eran dos hombres y una mujer. Uno de los hombres sujetaba la puerta mientras la mujer se acercaba a mí y un tercero la seguía. Sabía que me iba a esposar, y me había resignado a ello. Desconocía el porqué estaba detenida, pero sabía que no quería más problemas. Acompañé a la oficial a fuera, y nos siguieron los dos hombres. No me fijé en el recorrido, volvía a estar súbitamente asustada o mejor dicho, acomplejada. Me sentía minúscula y dolorosamente fracasada por estar allí sin saber el motivo. Entramos en una habitación blanca, sin decoración alguna, con un par de sillas y una mesa de acero. En el fondo estaba el espejo, que me pareció tan típico y conocido como si allí hubiera estado muchas, muchas veces. La chica me invitó a sentarme, mientras ella misma lo hacia. Uno de los hombres se quedó fuera, mientras que otro se puso a custodiar la puerta desde el interior.
                              Sobre la mesa había una carpeta amarilla, que la oficial abrió.
                              -Laura Breza, 19 años. Metro sesenta y cinco de estatura, sesenta y cinco quilos. Hija de María Alocare y Julián Breza. ¿Esa eres tú? -Asentí en silencio, sin mirar a los ojos a aquella mujer que debía tener entre veinte y veinticinco años de edad. - ¿Sabes por que estas detenida?- Esta vez negué con la cabeza. Creo recordar que te trajeron inconsciente. Bien Te informo que eres sospechosa de participar en el robo de una joyería.
                              Aquello sí que no me lo esperaba. Levanté la mirada, desconcertada, sin llegar a decir nada. Mi corazón pareció que se paraba ante la acusación y me sentí aún más perdida.
                              -¿Qué?- Pregunté, absolutamente incrédula. -¿Cómo es posible?
                              -Fuiste encontrada en el interior de la joyería asaltada, herida e inconsciente. La oficial estaba consultando unos folios.- Además, la cámara de seguridad tiene imágenes tuyas esperando fuera antes del robo, que finalizan poco antes de producirse el crimen y el coche con el que se cometió ha sido identificado como de tu propiedad. Todo esto es suficiente como para cargarte que se te impute parte del crimen. ¿Tienes algo que alegar contra la acusación?- Su mirada era severa. Me recorrió un infinito temor a lo que estaba ocurriendo...
                              -Qué no recuerdo nada de todo eso.- Dije, desesperada, sabiendo que sonaba a tópico de todas las películas habidas y por haber. No se que ha ocurrido, no se nada de un robo y no se que pasó. Yo sólo estaba esperando a un amigo y no sabia siquiera que delante de una joyería. La oficial me miró, dubitativa. Suspiró y se acomodó en la silla.
                              -¿Qué recuerdas, pues?- Dijo. Su tono parecía cansado, pero mostraba actitud de querer escucharme y encontrar una solución justa a todo aquello. Me transmitió una confianza extraña, suficiente para calmarme un poco. Cuéntame que fue lo que pasó.
                              -Eran las once cuando un amigo me llamó para ver si salía. Como no tenía nada mejor que hacer, le dije que sí. Quedamos en la esquina de siempre, entre la calle Miradores y Breñal y llegué allí a las once y media. Aparqué cerca mi coche y me senté en el banco a esperar. Jorge suele ser muy puntual, pero empezó a retrasarse mucho. Estuve a punto de marcharme cuando lo vi aparecer por Breñal. Fui a su encuentro, pero... no llegué a él. ¡No se que pasó! De repente sentí un fuerte dolor y perdí el mundo de vista.
                              La oficial estaba consultado sus folios. Parecía pensativa, pero atenta. Me miró.
                              -¿Sobre que hora te alejaste del escaparate para ir al encuentro de tu amigo?
                              -No estoy segura... Cerca de media noche, supongo. Dentro de mí habitaban la desesperanza y el miedo. ¡Me estaban interrogando! No llegaba a creerlo, pero las esposas lo confirmaban y el dolor de mi cuerpo y el miedo de mi alma, también.
                              -Bien. Según el informe te alejaste del escaparate a las 23:47 h. Trece minutos antes de que un coche (un fiesta de color negro) colisionara contra el escaparate, penetrara en la tienda (destrozándolo todo, evidentemente) y alguno de los asaltantes tapara el objetivo de la cámara para evitar ser filmados. A las 12:07 minutos la cámara recuperaba la visión y aparece una figura entre los cascotes. Tu. La oficial cesó un momento la lectura para mirarme.- La joyería ha sido desplomada. Cuatro minutos más tarde llegan los primeros oficiales de policía. El coche ha desaparecido y de todo este embrollo tan solo quedas tu. Ningún otro rostro ni otras pistas. Yo me sentía pálida, indefensa y comprendía aquella terrible realidad en la que me veía inmersa. La oficial volvió a suspirar. Y bien... ¿Quién fue el gracioso que te metió en este embrollo, suponiendo que no estés involucrada? ¿Cómo se llama tu amigo?
                              -Jorge Laziaretti.- Dije. Y como ya era costumbre, justifiqué su extraño apellido.- Su padre es italiano.
                              -¿Laziaretti?- Preguntó la oficial, mirándome, con una expresión de sorpresa en el rostro. Si es quien creo... menudos amigos te buscas, Laura.
                              Dicho esto se levantó y salió de la estancia sin dedicarme una sola mirada más, dejándome bajo la atenta vigilancia de su compañero. Sentí como toda yo me volvía a hundir. ¿Por qué yo? ¿Qué tenia que ver Laziaretti en todo aquello? Y mi coche... ¿Se habían estampado con mi coche? ¿Y que iba a pasar conmigo? La oficial volvió a entrar. Llevaba consigo una carpeta amarilla como la que ya había sobre la mesa. Se sentó de nuevo, abrió la carpeta y buscó algo en su interior. Extendió sobre la mesa una fotografía en blanco y negro y me la acercó. La tomé y me dediqué a observarla. Desde el primer vistazo supe que aquel era Jorge, con su sonrisa picarona.
                              -Jorge Laziaretti. 22 años. Metro setenta y cinco de estatura, ochenta quilos. Hijo de Juan Laziaretti y Rosa Rodríguez. Me miró y asentí. Efectivamente, era él. La chica suspiró antes de continuar. Detenido en ocho ocasiones. Tres por atraco a mano armada, dos por escándalo publico, dos por posesión ilegal de drogas y una por presupuesta complicidad en el robo de una joyería. En todos los juicios salió impune al no poderse demostrar su culpabilidad, excepto en uno sobre escándalo publico que fue multado. Cerró la carpeta y volvió a mirarme.- Creo que tu amigo esta vez se ha buscado una buena cabeza de turco.
                              ***
                              Volvía a estar en aquella celda de nuevo, desconcertada. Tras el interrogatorio me habían conducido de nuevo allí, a esperar. La agente me había dicho que casi todo me incriminaba, que lo único verdaderamente desconcertante era que me hubieran dejado allí. Pero claro, se podía interpretar como una pugna entre compañeros y con las prisas, el más débil era el que pagaba el plato roto. Así que a menos que dieran con Jorge y él reconociera mi inocencia...
                              Estaba desesperada. Eran las ocho de la mañana, no había dormido más que lo que mi inconsciencia me había permitido. En aquella celda hacía frío, pero era lo que menos me preocupaba. ¿Y mis padres? ¿Y todos mis amigos? ¿Qué pasaría ahora que estaba oficialmente culpada de algo que no había hecho, pero que nadie podía desmentir? Acabada, relegada, sola, humillada... aquel era mi futuro. ¡Y todo por que a Laziaretti le hacia falta un puñetero coche para estamparse contra el aparador de una joyería! Me decidí a llamar a mis padres, que aun no sabían nada. Intenté tranquilizarlos, decirles que todo marchaba bien, pero yo misma estaba tan poco convencida de ello que no me servia de nada intentar fingir.
                              Empezaron a pasar las horas. A lo largo del día la comisaria parecía muy activa. Se oían voces y reclamos por doquier, gritos, avisos, habladurías, murmullos... en mi desesperación temí tener algún compañero indeseable, pero seguí sola durante toda la mañana. La comida del mediodía fue parecida a la recibida durante la madrugada, aunque más sabrosa y cálida.
                              La visita que recibí de mi padre por la tarde no me reconfortó. Trajo algo de ropa y objetos personales, según dijo a recomendación de la oficial, la cual les había llamado. Parecía molesto, enfadado o, como mínimo, decepcionado por aquella situación, así que cuando se marchó me sentía más desolada que nunca. Al volver a la celda sentía ganas de llorar, de maldecir aquella situación y mandarlo todo a tomar viento fresco, pero me sentía tan incapaz de todo como de esto.
                              La tarde acabó de pasar, dejándome de nuevo en estado de shock, sentada en aquella celda, con la vista fija en ningún lado. No escuché abrirse la puerta ni entrar a la única persona que me haría sentirme un poco mejor.
                              -Laura... - No me moví. No hice nada. Los pasos se acercaron y alguien se sentó a mi lado. Hola Laura.
                              Era Núria, que se había enterado de lo que me había ocurrido. Al levantar la mirada intenté esbozar una sonrisa, pero me fue imposible. Ella me abrazó, me atrajo hacia sí y no dijo nada más. Entonces conseguí echarme a llorar, sintiéndome protegida y comprendida por primera vez en muchas horas. No había añorado nunca tanto a alguien a mi lado, la reconfortante presencia de una amiga y la dulzura de un abrazo.
                              -¿Cómo te han dejado entrar?- Pregunté, en medio del llanto.
                              -Fue Noelia. No me querían dejar verte, pero por suerte llegó ella y me ha dejado. Necesitaba verte Laura.
                              -Muchas gracias, Núria. La estreché con fuerza. - ¿Quién es Noelia?
                              -Yo. Yo soy Noelia. En la puerta de la celda estaba la oficial que me había interrogado. Iba de paisano y sonreía. - ¿Cómo te encuentras, Laura?
                              -Bien...- Dije, reacia a soltar a Núria. Ellas dos sonrieron, conscientes de que lo había pasado muy mal en aquella celda, rodeada de soledad y de amargura.
                              -Eso espero, Laura. Porque esta noche aún deberás pasarla aquí.- El tono de Noelia se volvió comprensivo, aunque realista. -No hemos dado con Laziaretti aún, pero vamos detrás de él. Todavía tiene tu coche y es nuestra mayor pista.
                              -¿Qué... Me decidí ha formular la pregunta que más me angustiaba.- Qué va a pasar conmigo? -Ambas sonrieron de nuevo y Núria me estrechó fuertemente.
                              -A ti no te va a pasar nada, cariño. Dijo, sonriendo. No tienes la culpa, y en cuanto cojan a Jorge tú saldrás de esta celda. Pero de momento es más seguro que estés aquí.
                              -Eso es cierto, Laura. Laziaretti ha mandado una carta a la comisaria dirigida a ti. Como comprenderás, la han abierto (por si acaso). No está muy contento. Se ha dado cuenta que abandonarte fue un error y ahora no sabe como repararlo.
                              -¿Qué queréis decir?- Pregunté, súbitamente asustada. Ninguna de las dos contestó.- ¿Jorge quiere sacarme de en medio?
                              -Si. Contestó Noelia, muy seria. Y es por eso que estás más segura aquí. Vamos Nuria. No puedes estar aquí y no quiero vérmelas con ningún superior.
                              -Bien.- Me volvió a estrechar muy fuerte y me besó la mejilla. Tranquila bicho. Mañana vendré a por ti, ¿de acuerdo?- Acto seguido se levantó y se marchó.
                              Tras salir, Noelia cerró la pesada puerta con una sonrisa.
                              ***
                              Me costó, pero me dormí. La visita de Núria a última hora de la tarde había conseguido sosegar mis nervios y mis temores, aunque ahora fuese consciente de que mi vida estaba amenazada por el que hasta el momento había sido mi amigo. Me costaba aún asumirlo, pues Jorge siempre había sido muy atento y en ningún momento podía pensar que fuera un delincuente. Pero en cambio allí estaba. Ocupando un lugar que no era el mío y que sin embargo me ofrecía plena seguridad contra su amenaza. Me costó dormirme, pero cuando lo conseguí, lo hice profundamente.
                              En estas circunstancias, cuando desperté no tenía ni la más remota idea de que hora era. La comisaria bullía de actividad (como el día anterior) y los sonidos que empezaba a identificar como propios lo cubrían todo. La puerta se abrió lentamente y apareció Noelia, vestida de uniforme. Al encontrarme desierta sonrió y se acercó a mí.
                              -Buenos días. ¿Vamos?- Dijo, tendiéndome una mano. La tomé y me levanté.
                              -¿Adónde?- Pregunté, tomando las pocas cosas que me había traído mi padre
                              -Primero a tu casa. Tienes que ducharte y cambiarte. Han detenido a Laziaretti a las once de la mañana. Lo encontraron herido en las afueras de la ciudad. Por lo visto su cuadrilla se ha visto demasiado amenazada y le va a tocar a él pagar el plato. Se ha declarado culpable. Dentro de dos horas y media hay una vista y debes estar allí, pues también es tu vista. Noelia estaba muy contenta, o eso me parecía. Tomó mi maleta y la puso en el maletero del coche policial.
                              -¿Qué hora es?- Pregunté.
                              -La una y media. Te dejé dormir todo lo que pude, pero es tarde y no podía esperar más. Me alegro que despertaras por ti misma. Te hacia falta ese descanso.
                              Subí a la incomoda parte trasera del vehículo. Estaba contenta, pues por fin todo parecía haber terminado de una vez, pero sin embargo estaba confusa. En menos de 48 horas me había pasado de todo. Uno de mis mejores amigos me había engañado, robado el coche, inculpado de un rotatorio y amenazado de muerte. Subida en aquella parte de atrás me hizo gracia, mas recordé con cierto pánico lo mal que lo había pasado en la fría celda.
                              Al llegar a casa recibí el fuerte abrazo de mi madre y la sonrisa, más esperanzada, de mi padre. Noelia me acompañó y estuvo conversando con ellos mientras disfrutaba de aquella ducha tan reconfortante. Nos quedamos a comer allí, donde disfruté de lo lindo con mi plato preferido, pues mi madre estaba sobre aviso de nuestra llegada y lo había preparado. De no ser por Noelia podría haber olvidado perfectamente que todo aquello aun estaba por cerrar.
                              A las tres nos marchamos dirección al juzgado, para estar allí media hora antes de la vista y poder hablar con el que seria mi abogado. Era un joven de la edad de Noelia, el cual me escuchó con dulzura y con la pasión de alguien que disfruta con su trabajo.
                              La vista empezó puntualmente. No había demasiado publico (ni siquiera estaban mis padres) y el juez me escuchó relatar lo poco que recordaba de la noche del robo. Por su parte, Jorge confirmó lo ocurrido pero no dio ningún dato sobre sus compañeros, con lo cual asumió el robo como si lo hubiera realizado él solo. Él no dejó de sonreír durante toda la vista, pese a las muchas heridas que tenía. El juez lo declaró culpable y dicto que el juicio se celebrara cuanto antes. En cuanto a mí, se me retiraban todos los cargos.
                              La vista finalizó a las cinco y media, sin más incidentes. Noelia sonrió y me felicitó. En aquel momento, a parte de la inmensa curiosidad que sentía por hablar con Jorge, me sentí muy feliz, por lo cual no pude más que abrazar a Noelia. Luego nos dirigimos hacía Jorge, que dejó de sonreír al acercarme a él.
                              -Hola Laura. Dijo, cuando me paré delante de él. Noelia se dedicó a quitarle las esposas y esposarlo de nuevo a la espalda.- Ya me echaste el guante, ¿eh, capitana?
                              -Muy gracioso, Laziaretti. Pero esta vez te metiste con una amiga.
                              -Cierto... Laura era una gran amiga.
                              -¿Por qué lo hiciste, Jorge?- Pregunté. No podía negar que me dolía aquella situación, que me sentía traicionada por el que consideraba mi mejor amigo. -¿Por qué me llamaste?
                              -Porque necesitaba el dichoso coche. Y tú eras la única que iba a acudir.
                              -Pero... ¿tú sabias que si me dejabas allí te iba a delatar, no?
                              -Si. Pero también sabía que tu no sabias nada de mí en este aspecto. Era arriesgado, pero no quería llevarte con mi grupo. En el momento que te dejé dentro de la joyería sabia que todo esto iba a ocurrir, pero no quería que a ti te pasara nada.
                              Me eché a llorar. El tono de Jorge era el de siempre, el de un amigo que me había ayudado y que jamás hubiera querido verme en aquella situación. Lamenté muchísimo verle de esa forma, esposado. Noelia se emocionó, pero dejó que hablásemos, pues se dio cuenta que en el fondo nos unía una fuerte e inconveniente amistad. Jorge se acercó, esposado y todo, como si me abrazara.
                              -Eh, pequeña, ¿porque lloras? Lamento lo del coche, no creo que te lo devuelvan, al menos no como lo encontramos.
                              -¡No es por eso, burro!- Le abracé. No me esperaba eso de ti... y lamento que estés tan fichado. Siempre has sido muy bueno conmigo y ahora lamento que todo esto se acabe.
                              -¿Tiene motivo para acabarse?- Pregunto, conociendo la respuesta de antemano.
                              -Sí, Jorge. Lo lamento mucho, pero no creo que te dejen acercarte a mi después de todo.
                              Nos quedamos callados, mirándonos a los ojos. Él de nuevo sonrió y, dulcemente, como un amigo, me besó. Después se levantó, sin dejar de mirarme.
                              -Nos veremos pronto, Laura. Ya lo verás. Se giró y miró al que había sido su abogado.- ¿Puedes dársela cuando me vaya? El chico accedió.
                              -Hasta otra ocasión, Laura. Dijo Noelia, llevándose a Jorge con ella. El chico sacó un sobre de su maletín. Lo abrí, desconcertada. Era una breve nota de Jorge. Decía:
                              Querida Laura.
                              No se si has leído la carta que llegó a comisaria, pero quiero que sepas que no es mía. Me la hicieron escribir y firmar, y pese a todo luego mi cuadrilla me traicionó, como ya esperaba. Quiero que sepas que te quiero mucho, aunque ahora ya es tarde para decirte que te amo y que lo siento. Pero mi vida estaba en juego la otra noche. Gracias por salvarme.
                              Con amor. Jorge Laziaretti.
                              char
                                char
                                Virquita, seguro que ganas.. y ACABA LA OTRA! jajaa

                                Login

                                ¿Olvidaste la contraseña?