Mi exaltada siciliana
Lo escribió don Pedro Calderón de la Barca: «No diga que tiene amor quien no tiene atrevimiento».
Si el maestro hubiera conocido a las protagonistas de esta novela, habría tenido que sentenciar que estaban profunda, definitiva e irremediablemente enamoradas.
Un buen día, como feliz consecuencia de un casi accidente de coche, María conoce a... Bueno, dejemos que el nombre de pila sea un misterio. Bastará de momento con que digamos que es guapísima, y siciliana. Y que le evitará el reconcomio que sin duda supone esperar los resultados de unos análisis médicos que le dirán si su vida está amenazada por una enfermedad hereditaria.
En realidad, todo parecía dispuesto para que se encontrasen ese día. Pronto las dos son conscientes de que les ha ocurrido algo extraordinario, de que han sido víctimas de una combinación de circunstancias fortuitas. Pero, al mismo tiempo, perciben que esa casualidad esconde una lógica, que su encuentro ha venido dictado por una armonía oculta. «Nos ocurrió algo que de contarlo nadie creería...», admite María.
Y ese azar increíble viene a rescatar a dos mujeres que, tras una fachada hecha de certezas, esconden una autodestructiva inseguridad. Una, porque arrastra una historia familiar terrible que le ha dejado cicatrices en el alma; la otra, porque aun triunfadora en lo profesional se sabe fracasada en lo sentimental. La salvación es posible, para ambas. Pero sólo la encontrarán juntas.
Calderón de la Barca, al que citábamos al principio, dijo lo transcrito y algo más: «Venciste, mujer. Con no dejarte vencer».
Editorial: Egales
Escritora/Escritor: Isabel Prescolí
Comentarios
tibetteforever
31 de December de 2007 a las 01:15
aleja
12 de December de 2007 a las 01:35
lyris27
7 de September de 2007 a las 04:05
isi
3 de June de 2007 a las 22:45
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