Corky(Gina Gershon) es una exconvicta que comienza a trabajar en un apartamento como fontanera. En la puerta de al lado viven un mafioso y su chica, Violet (Jenniffer Tilly), que no tarda en seducirla y convencerla de robar 2 millones de dólares a la mafia.

El debut de los hermanos Wachowski no podía ser mejor. Gracias a la publicitada relación lesbica y a eso tan traído de thriller erótico consiguieron llamar la atención y mover a la gente al cine, sorprendiendo con una película en la que pasados los primeros 20 minutos del juego de seducción, la acción comenzaba a complicarse en un guión concebido como un mecanismo de relojería en el que todo va sucediendo de forma creíble y nada artificiosa.

La película es excelente la mires por donde la mires: montaje, iluminación, movimientos de cámara... y por supuesto los actores y actrices. No parece que tuvieran mucho presupuesto (para los USA, claro): un decorado casi único, tres actores principales, y otros tantos secundarios no muy conocidos, pero que cumplen su cometido a la perfección. Jennifer Tilly, nominada al Oscar por Balas sobre Broadway, y Gina Gershon, Showgirls, tienen una química pocas veces vista antes y que los directores saben explotar. Una de mis escenas favoritas es cuando Corky esta abriendo las tuberías en busca del pendiente y podemos ver las piernas de Violet al fondo.

Gina Gershon interpreta el papel de Corky, escrito primero para un hombre, aunque luego se matizó para adaptarlo a su personaje. Jenniffer Tilly, que le habían ofrecido primero el de Corky, se queda con el de Violet. Al principio me mosqueaba un poco esa caracterización tan estereotipada de butch y femme, pero ahora me parece en cierto modo divertida porque sólo es en apariencia pues a medida que se va desarrollando la trama vemos que es Violet la que seduce a Corky y la que lleva el peso de la acción.

Lazos Ardientes, no importa las veces que la veas, te mantiene siempre en vilo no sabiendo nunca que habrá mas adelante.